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En la Europa medieval se desarrolló un código ético conocido como caballería, que incluía reglas y expectativas de que la nobleza se comportara en todo momento de una determinada manera. La caballería era, además, un código religioso, moral y social que ayudaba a distinguir a las clases superiores de las inferiores y que proporcionaba un medio por el cual los caballeros podían ganarse una reputación favorable para poder progresar en sus carreras y relaciones personales. Las cualidades caballerescas esenciales que debían exhibirse (que evolucionaron a partir de finales del siglo XI d.C.), incluían el coraje, la destreza militar, el honor, la lealtad, la justicia, los buenos modales y la generosidad, especialmente hacia aquellos menos afortunados que uno mismo. Hacia el siglo XIV, la noción de caballería se había vuelto más romántica e idealizada, en gran medida gracias a una gran cantidad de literatura sobre el tema, por lo que el código persistió durante todo el período medieval con resurgimientos posteriores ocasionales.
Función y promoción
La caballería fue originalmente un código puramente marcial para unidades de caballería de élite y sólo más tarde adquirió sus connotaciones más románticas de buenos modales y etiqueta. El clero promovió con entusiasmo la caballería con el código que requería que los caballeros hicieran un juramento para defender a la Iglesia y a las personas indefensas. Esta relación entre religión y guerra sólo se intensificó con la conquista árabe de las Tierras Santas y las cruzadas resultantes para recuperarlas para la cristiandad a partir de finales del siglo XI d.C. Los gobernantes también vieron los beneficios de promover un código por el cual se animaba a los jóvenes a entrenarse y luchar por su monarca. La disciplina del código caballeresco también debió de haber ayudado cuando los ejércitos estaban en campaña (aunque no siempre), al igual que su énfasis inspirador en la ostentación; los caballeros se pavoneaban en el campo de batalla como pavos reales con espadas adornadas con joyas, armaduras con incrustaciones, cascos emplumados, caballos con librea y coloridos estandartes de armas. La magnífica visión de una tropa de caballeros fuertemente armados galopando hacia el campo de batalla ganó muchos conflictos medievales antes incluso de que comenzaran.
LA CABALLERÍA TENÍA OTRO PROPÓSITO ADEMÁS DE HACER QUE LA GENTE FUERA EDUCADA: SEPARAR DE MANERA CLARA A LOS NOBLES DE LA GENTE COMÚN.
Se escribieron novelas, poemas y canciones románticas, los cantares de gesta, que promovieron aún más el ideal de la caballería con sus conmovedores relatos de damiselas en apuros,amor cortés (el amor no correspondido e inalcanzable de una dama aristocrática casada) y campeones heroicos y andariegos (caballeros errantes) que luchaban contra extranjeros y monstruos, que eran esencialmente lo mismo. La difusión de la literatura sobre la legendaria figura del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda a partir del siglo XII tuvo una influencia especial a la hora de inculcar ideales de honor y pureza en las mentes de los nobles medievales: en los cuentos artúricos solo los buenos y verdaderos encontrarían el santo grial. Otras figuras de la historia que se convirtieron en ejemplos a seguir y que aparecieron como personajes de la literatura caballeresca fueron Héctor de Troya, Alejandro Magno y Carlomagno. Incluso se desarrolló una literatura de guías útiles de caballería para caballeros, como el poema francés La Orden de Caballería (1225 d. C. aproximadamente), que tenía en consideración el correcto proceso de iniciación para la caballería, el Libro del Orden de Caballería del aragonés Ramon Llull (1265 d. C.) y el Libro de Caballería del caballero francés Geoffroi de Charny (publicado alrededor del año 1350). Tal vez la más importante de todas las fuentes sobre caballería, al menos para los historiadores posteriores, fueron las Crónicas del historiador Jean Froissart, escritas en la segunda mitad del siglo XIV d.C.
La caballería tenía otro propósito además de hacer que la gente fuera educada: separar de manera clara a los nobles de la gente común. Después de la conquista normanda de Inglaterra en 1066, por ejemplo, las divisiones sociales se habían vuelto un poco difusas y la caballería se convirtió en un medio por el cual la nobleza y los aristócratas terratenientes podían convencerse de que eran superiores y tenían el monopolio del honor y el comportamiento decoroso. De este modo, el título de caballero se convirtió en una especie de club privado en el que la riqueza, el linaje familiar y la realización de ciertas ceremonias de iniciación permitían a una persona entrar en la camarilla para luego mostrar abiertamente su sentido de superioridad ante los ojos de las masas.
Para mantener los estándares de la caballería, con el tiempo se desarrollaron ciertas restricciones sobre quién podía convertirse en caballero. En el año 1140, Roger II rey de Sicilia, por ejemplo, prohibió que cualquier persona que pudiera perturbar la paz pública fuera nombrada caballero. En el año 1152 un decreto en el Reino de Alemania prohibía que cualquier campesino fuera nombrado caballero. El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico I promulgó una ley similar en el año 1186, que prohibía en todo el Imperio que los hijos de campesinos o los sacerdotes se convirtieran en caballeros. Atrás quedaron los primeros días de la caballería, cuando cualquiera que demostraba gran coraje en la batalla tenía la oportunidad de ser nombrado caballero por un señor o monarca agradecido. Para el siglo XIII, se había extendido por toda Europa la idea de que sólo un descendiente de un caballero podía convertirse en uno. Hubo excepciones, especialmente en Francia y Alemania durante el siglo XIV, cuando la venta de títulos de caballería se convirtió en una forma práctica para que los reyes aumentaran sus arcas, pero, en general, la visión predominante ahora era que el honor y la virtud solo podían heredarse, no adquirirse.
Castigo y degradación
Había una desventaja en desfilar por el campo declarando a todo el mundo lo honorable que uno era, porque el código de caballería también tenía sus castigos para aquellos que no cumplían con sus estándares. Un caballero podía perder su estatus y manchar su buen nombre para siempre si era culpable de delitos graves como huir de una batalla, cometer herejía o traición. Había incluso una regla que prohibía a los caballeros gastar dinero de manera demasiado frívola. Si a un caballero le ocurría lo impensable, le quitaban las espuelas, le rompían la armadura y le quitaban el escudo de armas o a partir de entonces, le ponían algún símbolo vergonzoso o lo representaban al revés.
LAS ÓRDENES DE CABALLERÍA SURGIERON, A MENUDO INICIADAS POR MONARCAS, PARA CREAR UNA JERARQUÍA DENTRO DEL MUNDO DE LOS CABALLEROS.
A medida que la caballería se volvía cada vez más importante como símbolo de estatus social, y al mismo tiempo la lealtad a la Iglesia fue reemplazada por la lealtad a la corona, surgieron órdenes específicas, a menudo iniciadas por monarcas, para crear una jerarquía dentro del mundo de los caballeros. El rey inglés Eduardo III (que reinó entre 1327-1377) fue especialmente conocido por su apoyo a los torneos y al culto a la caballería. En un torneo que el rey organizó en el castillo de Windsor en 1344, 200 caballeros fueron invitados a unirse a una hermandad de caballería y luego, en 1348, creó la aún más exclusiva Orden de la Jarretera para 24 caballeros elegidos, además del rey y su hijo, el Príncipe Negro, quienes llevaban con orgullo una liga azul oscuro. La orden, con los honores que la acompañan, todavía existe hoy en día. En Hungría, en el año 1325, el rey Carlos fundó la Orden de San Jorge y en el año 1332, el rey Alfonso XI de Castilla y León estableció la Orden de la Banda. En Francia, en el año 1351 d. C., el rey Juan el Bueno (que reinó entre 1350-1364) fundó la Orden de la Estrella, cuyos objetivos específicos eran promover la caballería y el honor. La Orden de la Estrella también impuso a sus miembros una cláusula de "nunca retirarse de la batalla", lo que puede haber sido algo muy propio de la caballería, pero en la práctica de la guerra a menudo resultó desastroso: la mitad de la orden murió en una batalla en Bretaña en 1353.
La iniciación en órdenes especiales podía implicar que el caballero electo se bañara, se pusiera ropas simbólicas y fuera bendecido en una capilla mientras los caballeros de la orden observaban. También se le podía exigir al nuevo caballero que guardara vigilia en la capilla durante la noche y, por la mañana, después de otro servicio religioso y un abundante desayuno, el iniciado era vestido ceremoniosamente por dos caballeros. Era entonces cuando le entregaban las espuelas, la armadura, el casco y la espada recién bendecida. La última etapa de la elaborada ceremonia consistía en que el caballero de mayor antigüedad de la orden le entregara un cinturón al nuevo recluta y luego lo golpeara en los hombros con la mano o la espada.
El torneo medieval
Uno de los mejores lugares, además del campo de batalla propiamente dicho, para que un caballero exhibiera todas sus cualidades caballerescas eran los torneos medievales. Aquí, en las justas cuerpo a cuerpo (una batalla simulada de caballería) o de uno contra uno, se esperaba que un buen caballero poseyera y exhibiera las siguientes cualidades:
Dada la importancia de la caballería, se prohibía competir a aquellos que, entre otros delitos, habían calumniado a una mujer, habían sido declarados culpables de asesinato o habían sido excomulgados. Aquellos que ganaban en los torneos podían obtener tanto honor como riquezas. El hecho de que otros nobles estuvieran observando y quizás también una dama de la corte de la que el caballero estaba enamorado o cuyo favor lucía en su lanza eran incentivos adicionales para que los competidores lograran grandes hazañas de valor y caballerosidad.
Guerra y caballería
Aunque la vida de un hombre de armas se consideraba en sí misma una actividad noble, tal vez sea importante señalar que, si bien la caballería tenía protagonismo en las actividades en tiempos de paz, estaba en gran medida ausente durante la guerra. La matanza de enemigos, el asesinato de prisioneros, las violaciones y los saqueos continuaban trágicamente como lo habían hecho durante milenios antes de que se formara el concepto de caballería. Aun así, al menos en teoría, se suponía que los caballeros debían hacer la guerra por honor, en defensa de la fe cristiana o de su monarca, más que por el mero beneficio económico.
Se desarrolló un cierto código ético de conducta en la guerra y especialmente en el trato humano y amable de los prisioneros, pero, por supuesto, no todos los caballeros seguían tales ideales en todos los conflictos. Incluso personificaciones del comportamiento caballeresco como Ricardo I de Inglaterra masacraron a prisioneros indefensos durante la tercera cruzada (1189-1192). Ciertamente, en la guerra de las Rosas en Inglaterra, durante el siglo XV, era poco probable que el buen nombre y la posición social de un caballero le garantizaran recibir un trato caballeresco si estaba en el lado perdedor de una batalla y un apellido noble podía ser en sí mismo una sentencia de muerte, tales eran las rivalidades familiares de la época. Aun así, existían algunos puntos básicos de la caballería como la advertencia de un asedio por parte de heraldos para que los residentes de la ciudad pudieran rendirse o los no combatientes pudieran huir. En ocasiones, incluso se permitía a los ciudadanos marcharse en medio de un asedio durante una tregua. Si una ciudad caía, también se esperaba que ni las iglesias ni el clero sufrieran daños.
Como los ejércitos contenían muchos otros elementos además de los caballeros, a menudo era imposible para los nobles garantizar que todos siguieran las reglas de la caballería, especialmente en el caos de la victoria. Ciertamente también había diferencias en el comportamiento caballeresco dependiendo de quién era el enemigo. Los infieles durante las Cruzadas, por ejemplo, no se consideraban dignos de un trato gentil, mientras que las guerras civiles contra otros caballeros podían fomentar un mayor grado de caballerosidad entre los combatientes. Por último, el código de caballería a veces estaba en conflicto con la característica esencial de cualquier ejército exitoso: la disciplina. A los caballeros se les inculcaba hasta tal punto la idea del valor y la gloria personal que su deseo de demostrar coraje podía llevarlos a tomar riesgos imprudentes y a desestimar la necesidad de que el ejército en su conjunto debía actuar como una unidad de combate disciplinada. Un caso famoso involucró a los caballeros templarios durante el asedio de Ascalón (en el moderno Israel) en el año 1153, cuando 40 caballeros intentaron asaltar las murallas e incluso impidieron que unidades rivales de su propio bando se unieran al ataque. Al final, los templarios fueron derrotados y sus cabezas fueron colgadas de los muros de la ciudad: a veces la discreción era realmente la mejor parte de la valentía, incluso para los caballeros.
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2018, mayo 14). Caballería medieval [Medieval Chivalry].
(D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17015/caballeria-medieval/
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Cartwright, Mark. "Caballería medieval."
Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 14, 2018.
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Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 14 may 2018. Web. 11 dic 2024.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 14 mayo 2018. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.