Mozi

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Manuel Luján
publicado en
Disponible en otros idiomas: inglés, chino, francés, portugués
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Mo Ti (by Iflwlou, Public Domain)
Mozi
Iflwlou (Public Domain)

Mozi (470-391 a.C.), también conocido como Mo Tzu o Micio, fue un filósofo chino del periodo de los Reinos Combatientes (en torno a 481-221 a.C.) vinculado con las Cien Escuelas de Pensamiento (corrientes filosóficas que se asentaron en esta época). Fundó la escuela del moísmo, una filosofía que proponía el concepto del consecuencialismo (es decir, que nuestras acciones definen nuestro carácter) y enfatizaba el amor universal como el sentido de la vida y la solución a todos los conflictos.

No se sabe mucho acerca de él excepto que era carpintero e inventó varios artilugios cuyos detalles desconocemos. Era oriundo del estado de Lu, en la actual provincia de Shandong, la misma región de la que provenía Confucio (551-479 a.C.), cuya filosofía antagonizaba fuertemente con la de Mozi, al igual que lo hacía la de Lao-Tse (en torno a 500 a.C.), el legendario y posiblemente ficticio fundador del taoísmo.

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Las habilidades de Mozi en la carpintería fueron muy útiles para los reinos beligerantes gracias a la capacidad de este para construir escaleras de asedio y fortificaciones. Con el objeto de equilibrar las ventajas de cada Estado frente a los demás, les brindó a todos exactamente la misma ayuda, no solo en cuanto a los productos materiales, sino también en términos de estrategia e inteligencia. De esta manera buscaba neutralizar sus esfuerzos y hacerles ver el valor de la paz y la futilidad de la guerra. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano. Si bien tuvo la posibilidad de presentar su pensamiento a algunos reyes, ninguno de ellos adoptó su filosofía. Se cree que persistió en su misión, a pesar de que pareciera ser en vano, hasta notar que ninguno de los Estados optaría por el amor universal por sobre la búsqueda del poder personal.

Su dedicación a la causa de la paz recibió reconocimiento y su corriente filosófica atrajo seguidores, pero no a aquellos a los que buscaba convencer.

Incluso su más acérrimo crítico, el filósofo confuciano Mencio (372-289 a.C.), reconoció su dedicación a la causa de la paz, y su corriente filosófica atrajo seguidores, pero no a aquellos a los que buscaba convencer. Cuando el Estado de Qin finalmente derrotó a los demás y fundó la dinastía Qin (221-206 a.C.), se prohibieron las obras de Mozi, al igual que las de Confucio y Lao-Tse, y se adoptó la corriente del legalismo. Durante la dinastía Han (202 a.C.-220 d.C.), el confucianismo fue la corriente filosófica nacional y el moísmo cayó en el olvido hasta su resurgimiento en el siglo XX.

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Los Reinos Combatientes y Mozi

El período de los Reinos Combatientes en China (en torno a 481-221 a.C.) fue la etapa durante la cual siete Estados independientes lucharon entre sí por el control supremo del gobierno. La dinastía Zhou (1046-256 a.C.), con sede en Luoyang, aún era reconocida como la casa gobernante, pero su poder era solo nominal, ya que no contaba con el poder para hacer cumplir sus normas ni llevar adelante ninguna de las funciones propias de los Estados fuertes y estables.

La dinastía Zhou constituyó un gobierno descentralizado con Estados separados que gozaban de gran autonomía, pero eran leales al rey de Zhou que les había concedido las tierras. Con el tiempo, estos Estados fueron adquiriendo más poder y la autoridad real disminuyó, por lo que aquellos comenzaron a competir entre sí por la supremacía. No obstante, ninguno podía sacar ventaja sobre los otros, ya que utilizaban las mismas técnicas y seguían los mismos códigos de honor en la guerra.

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Chinese Warring States, 3rd century BCE
Reinos Combatientes de China, siglo III a.C.
Philg88 (CC BY-SA)

Mozi era un carpintero y artesano habilidoso que se había vuelto un experto en la construcción de escaleras y el diseño de fortificaciones, por lo que sus servicios eran muy solicitados por los gobernantes de los siete reinos, que buscaban derrotar a los demás. Si bien es posible que Mozi haya diseñado y construido diversas herramientas y fortificaciones para los beligerantes, cayó en la cuenta de que la guerra no tenía propósito y era contraria a la bondad, por lo que buscó mantener igualadas las capacidades de ataque y de defensa de cada Estado para lograr el equilibrio.

Como se mencionó, los intentos de los Estados de superar a los demás habían sido infructuosos, por lo que recurrieron a Mozi para que les brindara una ventaja sobre los demás, pero él, en cambio, niveló el campo de juego aún más para hacerles ver con claridad la futilidad de la guerra. Entendía que los Estados solo libraban la guerra entre sí para perseguir sus propios intereses, no por el bien del pueblo, y consideraba que este tipo de comportamiento era egoísta e inmoral. El historiador Will Durant dice:

(Mozi pensaba) que el egoísmo era la fuente de todos los males, desde la codicia de un niño hasta las conquistas de un imperio, y se asombraba de que un hombre que robara un cerdo fuese universalmente condenado y castigado mientras que un hombre que invadiera un reino y se apropiara de él fuese un héroe para su pueblo y un modelo para la posteridad. (678)

Mozi dedicó su vida a viajar entre los reinos combatientes con el objeto de convencer a los gobernantes de que debían abrazar el amor y el pacifismo. Uno de los episodios más célebres en los que implementó su filosofía se produjo durante un viaje al Estado de Chu, en el cual evitó que su gobernante, Gonshu Ban, atacara el Estado de Song. Mozi derrotó a Gonshu Ban en una serie de juegos bélicos y luego le informó que ya había proporcionado ayuda al Estado de Song en las fortificaciones y la estrategia, por lo que sería inútil atacarlos. Entonces, Gonshu Ban canceló el ataque.

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Moísmo

Si bien es probable que en situaciones como esta Mozi lograra ejercer cierta influencia en unos pocos gobernantes y así les salvase la vida de algunas personas, parece que sus intentos fueron infructuosos en su mayor parte. Aun así, su fracaso general y las burlas que recibió no lo disuadieron de su misión. Anteriormente había fundado una academia en su estado natal de Lu, en el que impartía lecciones de carpintería y filosofía china. Muchos de sus alumnos se convertirían en fervientes discípulos y lo ayudarían a compartir su mensaje de amor universal.

En el núcleo de la corriente del moísmo se encontraban la modestia en todas las cosas y el principio del amor universal.

Mozi sostenía que el amor empezaba por las personas cercanas, como la familia y los amigos, pero de ninguna manera debía terminar allí. Predicaba un «amor imparcial» que considerara a todas las personas miembros de la propia familia. Estas enseñanzas antagonizaban con el pensamiento confuciano, que por entonces gozaba ya de gran popularidad, el cual sostenía que el respeto por la familia y los antepasados debía estar por encima de todos los demás. Sin embargo, Mozi respondía a estas críticas señalando que, según su corriente filosófica, todas las personas tenían el deber de honrar a su familia y su linaje, pero también debían tratar a los demás del mismo modo.

Este pensamiento se hallaba en la base de la ética consecuencialista de Mozi, según la cual el carácter de una persona y, por extensión, la calidad de su Estado se determinaba por su comportamiento, independientemente de los rituales prescritos. Si una persona es amable y vive en armonía, atraerá amabilidad y harmonía hacia sí mismo, mientras que aquellos que se comporten de manera belicosa y conflictiva atraerán una reacción similar de parte de los demás. En el núcleo de la corriente del moísmo se encontraban la simpleza en todas las cosas y el principio del amor universal. Mozi escribió:

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Si los hombres se amaran los unos a otros, los fuertes no oprimirían a los débiles, los muchos no saquearían a los pocos, los ricos no insultarían a los pobres, los nobles no tratarían con insolencia a los plebeyos y los mentirosos no dominarían a los honestos. (Durant, 678).

Según él, a través del amor y compartiendo todas las cosas, China obtendría la paz y abandonaría la guerra constante que caracterizaba la época en la que vivió.

Mencius
Mencio
Xiao Niao (CC BY-NC-ND)

Su filosofía obtuvo una oleada de apoyo, pero se la criticó por ser demasiado idealista y poco práctica. El filósofo Mencio, afamado seguidor y codificador del confucianismo, condenó el concepto de Mozi de amor universal, el cual consideraba subversivo, y sugirió que fuera eliminado. Consideraba que el moísmo era un sistema de creencias tan peligroso como el hedonismo del filósofo egoísta Yang Zhu (440-360 a.C.), y afirmaba que ambos debilitaban la autoridad del pensamiento y las prácticas tradicionales y buscaban convertir a las personas racionales en bestias salvajes. El estudioso Arthur Waley dice:

(Mencio) acusa a Mozi de querer «abolir la paternidad» al afirmar que todos los hombres deben amarse unos a otros al igual que se aman a sí mismos simplemente porque en esta creencia los padres pierden la posición especial que les atribuye el confucianismo. Por otro lado, debido a que Yang Zhu sostiene que cada persona debía perfeccionarse a sí misma espiritual y físicamente en lugar de sacrificarse en favor del bien presunto de la comunidad, Mencio acusa a sus seguidores de querer «abolir la autoridad estatal», y afirma que tanto Yang Zhu como Mozi buscan rebajar a la humanidad al nivel de bestias salvajes. (120-121)

En realidad, la postura de Mozi era la opuesta a lo que afirmaba Mencio: al adoptar el amor universal por todas las personas, sin importar su clase social ni su relación con uno mismo, se sostenían los principios fundamentales del gobierno verdadero, el cuidado y la protección del pueblo y el espíritu confuciano de cultivar el carácter y la conducta moral. Aun así, la visión de Mozi sí antagonizaba con el énfasis del confucianismo en la importancia del ritual y el comportamiento adecuado en relación con el cultivo del buen carácter, y también se oponía a la afirmación del taoísmo de que las personas solo debían alinearse con el Tao del cosmos para hallar la paz interior.

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Conflicto con el confucianismo y el taoísmo

A primera vista, el concepto confuciano del carácter parece alinearse con el consecuencialismo de Mozi que dice que el comportamiento define al individuo, pero la diferencia esencial es que Mozi afirma que el comportamiento es un reflejo de la obra espiritual, mientras que Confucio mantiene que es el resultado de la observancia rigurosa de rituales específicos.

Confucio sostenía que el comportamiento adecuado promovía el buen carácter: si una persona se comportaba de manera correcta, en consonancia con las costumbres aceptadas, se convertiría en una buena persona. Mozi sostenía que seguir rituales y costumbres no haría buena a una persona, sino que uno debía dedicarse a la labor personal y espiritual y subordinar el interés personal al bien de los demás para ser considerado una buena persona.

Confucius
Confucio
Rob Web (CC BY-NC-SA)

Mozi también estaba en desacuerdo con la idea taoísta de que existe una fuerza cósmica, el Tao, que guía y une todas las cosas. La filosofía de Mozi también parecía alinearse con aspectos del taoísmo, como la creencia de que existe un «flujo» natural de la existencia humana que conduce a aquellos que lo comprenden y lo reconocen a la vida pacífica y la relación armoniosa con el mundo, con uno mismo y con las demás personas. Sin embargo, en el taoísmo, este flujo es el Tao, mientras que en el moísmo es el amor universal. Mozi afirmaba que los efectos del amor universal eran visibles en el comportamiento de las personas, mientras que los efectos de alinear la vida con una supuesta fuerza invisible no lo eran. El estudioso John M. Koller dice:

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(Mozi) afirmaba que la manera de mejorar la condición humana era ocuparse del bienestar inmediato del pueblo. El lema de los moístas era «promover el bienestar general y eliminar el mal». El criterio propuesto para medir qué tan bueno era algo era su utilidad para lograr la felicidad humana. En definitiva, según el moísmo, el valor de las cosas dependía del beneficio que les aportaba a las personas. Este beneficio, a su vez, podía medirse en términos del aumento de la riqueza, la población y la felicidad. (205)

Mozi sostenía que solo a través de la reflexión, la introspección, la honestidad en el comportamiento y el amor universal podía una persona volverse buena, y no mediante la obediencia a prácticas rituales y la sumisión ni mediante la conexión con una «fuerza» invisible que fluyera por toda la existencia. Sostenía que lo que era bueno para la humanidad podía obtenerse con facilidad mediante la observación empírica. Era posible reconocer lo bueno por su efecto en las personas del mismo modo en que era posible reconocer lo malo por el sufrimiento y las reacciones negativas.

Mozi y los fantasmas

Por supuesto, la filosofía de Mozi recibió el rechazo de los confucianos y taoístas, y también fue criticada por la creencia manifiesta de este en la existencia de los fantasmas, que según él caminaban entre los vivos y podían interactuar con ellos a diario. Esta visión se contradecía con la creencia generalizada de que los muertos existían en otro plano o podían aparecerse solamente cuando se los perturbaba, pero Mozi afirmaba que sus creencias se basaban en la razón. Su razonamiento era que, cuando una persona nos explica cómo utilizar una máquina que no conocemos o nos habla acerca del modo de vivir o de hablar de los habitantes de un país que no hemos visitado, deberíamos aceptar la narración si suena plausible y si la persona que nos la cuenta ha demostrado ser de fiar. De acuerdo con este razonamiento, uno debería también aceptar lo que se dice sobre los fantasmas si aquellos que lo cuentan han demostrado ser personas confiables en relación con otros temas.

Debido a que los documentos históricos y los registros contemporáneos contenían referencias a múltiples interacciones de fantasmas con personas vivas, había que tenerlos por ciertos al igual que la historia y las noticias, incluso aunque uno no hubiera visto un fantasma personalmente. Además, razonaba que incluso si los fantasmas no existían como afirmaban los relatos, los rituales comunales para honrarlos o aplacarlos o para protegernos de ellos brindarían una oportunidad de «reunirnos con nuestros familiares y vecinos y participar del disfrute de comidas y bebidas rituales» (Durant, 678). Estos encuentros proporcionarían la oportunidad de expresar el amor por los demás, además de por los fallecidos, y uniría a la comunidad.

Hungry Ghosts
Fantasmas hambrientos
Unknown Artist (Public Domain)

Aun así, sus argumentos no tuvieron éxito, ya que la idea de que los fantasmas caminaban, hablaban e interactuaban de otras maneras con los vivos se contradecía con la creencia tradicional del culto a los antepasados, según la cual los muertos existían en un plano alejado del mundo de los mortales y de sus problemas. Los relatos de apariciones nunca fueron bien recibidos en la antigua China, ya que se interpretaban como indicios de que los muertos o el orden de la naturaleza habían sido perturbados.

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Conclusión

El período de los Reinos Combatientes finalizó con la victoria del Estado de Qin sobre los demás seis Estados y el ascenso del primer emperador de China, Shi Huangdi (que reinó entre el 221 y el 210 a.C.). Tras ascender al poder, el emperador Shi Huangdi ordenó que se quemaran todos los libros que no apoyaran la filosofía del legalismo y la versión de la historia sostenida por su dinastía.

Se quemaron las obras de Confucio, Mozi y muchos otros, pero los conceptos confucianos sobrevivieron a través de la devoción de sus adherentes y la aceptación generalizada de sus preceptos, y luego resurgieron durante la dinastía Han. El taoísmo también sobrevivió, ya que sus preceptos se habían incorporado en la cultura desde hacía mucho tiempo gracias a su integración cercana con la cultura popular y la leyenda.

La filosofía de Mozi, por otro lado, nunca había recibido la aceptación generalizada de estas, y ya había caído mayormente en el olvido cuando el emperador Wu el Grande (que reinó del 141 al 87 a.C.), de la dinastía Han, hizo del confucianismo la filosofía nacional de China. El pensamiento de Mozi fue mayormente ignorado hasta que el Partido Comunista Chino reinstauró el interés en él a mediados del siglo XX, reconociéndolo como una suerte de idea protocomunista. Hoy en día está reconocido como uno de los filósofos más importantes de China y se considera que su idea del consecuencialismo está a la par de cualquier otra corriente filosófica.

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Sobre el traductor

Manuel Luján
Soy traductor público (inglés a español y viceversa) especializado en traducción jurídica egresado de la Universidad de Buenos Aires. Me interesan las lenguas extranjeras y la historia antigua.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es cofundador y director de contenido de la World History Encyclopedia. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2020, julio 01). Mozi [Mo Ti]. (M. Luján, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11666/mozi/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Mozi." Traducido por Manuel Luján. World History Encyclopedia. Última modificación julio 01, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11666/mozi/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Mozi." Traducido por Manuel Luján. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 01 jul 2020, https://www.worldhistory.org/Mo_Ti/. Web. 30 jul 2025.

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