El concepto cristiano de la sexualidad humana como pecado

Artículo

Rebecca Denova
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 27 agosto 2021
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Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, portugués

En el mundo antiguo, la sexualidad humana era crucial para la supervivencia de la tribu y el clan, y también era placentera, un regalo de los dioses. Miles de cultos nativos hacían hincapié en la fertilidad a través de rituales y oraciones, y los antiguos dioses eran representados con diosas afines que producían descendencia. Los beneficios de la sexualidad humana se aceptaban ampliamente; la procreación aseguraba la supervivencia de la comunidad. Los retratos de dioses y diosas estaban desnudos o con poca ropa, y destacaban los atributos masculinos y femeninos y sus funciones en la fertilidad.

Adam & Eve
Adán y Eva
Peter Paul Rubens (Public Domain)

Cada miembro de la familia tenía deberes religiosos, y el foco principal estaba en prepararse para sus eventuales roles en la procreación. A través de la procreación, las tradiciones de los antepasados se podían transmitir de generación en generación. Estos deberes se presentaban como códigos de ley, y todas las culturas los validaban como originarios de lo divino. El cristianismo siguió este mismo patrón cuando desarrolló sus propias reglas de comportamiento para "la vida cristiana".

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Los Padres de la Iglesia

Los cristianos afirmaban que la raíz de todo este mal se encontraba en su idolatría, que creaba desviaciones de comportamiento y sexuales.

A mediados del siglo II d.C., tras la separación del cristianismo del judaísmo, un grupo de líderes y obispos cristianos (todos gentiles conversos), denominados retroactivamente los "Padres de la Iglesia", escribieron cartas y tratados que se terminaron convirtiendo en doctrina cristiana. Cuando el Imperio romano empezó a perseguir a los cristianos por su delito de ateísmo ("no creer en los dioses"), los escritores cristianos apelaron al emperador romano para demostrar que los cristianos eran, no obstante, buenos ciudadanos.

Compararon los estilos de vida de los nativos con los de los cristianos, en un proceso ancestral que se utilizaba para la propia visión del mundo señalando los defectos de los demás, y los cristianos tenían mucho material con el que trabajar. La tiranía percibida de Roma también fue criticada por otros escritores. Por diversas razones, los cristianos afirmaban que la raíz de todo este mal se encontraba en su idolatría, que creaba desviaciones de comportamiento y sexuales. Por ello, la literatura de esta época parece ser casi obsesiva con los temas del sexo y la sexualidad humana.

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Los Padres de la Iglesia fueron influenciados por su educación y experiencias:

  • su formación en las escuelas de filosofía romana y griega
  • su familiaridad con las Escrituras judías
  • su interacción con los estilos de vida grecorromanos

Las escuelas filosóficas analizaron la relación entre el cuerpo físico y el alma, entendida ahora como la esencia de la persona que tiene su origen en el dios supremo. Los impulsos de la carne, el cuerpo, no deben controlar la vida de uno, sino que debe primar la mente (los elementos superiores de la vida). Aplicaron la analogía del entrenamiento atlético en sus discursos. Basándose en el término griego ascesis ("disciplina"), enseñaban que los hombres debían entrenar el cuerpo contra el comportamiento excesivo en la comida, la bebida y la actividad sexual. El concepto se conoce como ascetismo: no complacer los deseos del cuerpo.

Marble Head of a Philosopher
Cabeza de mármol de un filósofo
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Era sumamente importante controlar las pasiones (el concepto de apathea), especialmente cuando se trataba de relaciones sexuales. El momento del orgasmo sexual se consideraba la pérdida de control más desviada en los hombres. Esto no significaba que las escuelas negaran la importancia de la procreación. La mayoría de ellas aprobaban el matrimonio para poblar las ciudades-estado. Sin embargo, las relaciones sexuales se debían limitar al matrimonio y no se debían permitir fuera del contrato matrimonial.

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Las escuelas filosóficas también enseñaban medicina y teorías médicas. Entendían que el género y los roles de género estaban "en la sangre". Los hombres tenían sangre caliente, que los hacía activos; las mujeres tenían sangre fría, que las hacía pasivas. Los antiguos conocían los fundamentos de las relaciones sexuales, pero creían que una mujer solo podía quedar embarazada de espaldas, como receptáculo del semen. Se pensaba que todos los rasgos físicos procedían del semen; el útero era simplemente una incubadora para nutrir al feto hasta su nacimiento.

Los libros de los profetas y un conflicto de estilos de vida

La historia de los judíos incluyó varias catástrofes nacionales como la conquista asiria en el 722 a.C. y la conquista babilónica y la destrucción del Templo en el 587 a.C. Los Profetas de Israel explicaron que Dios había utilizado a las naciones extranjeras para castigar a Israel por el gran pecado de permitir la idolatría en la tierra. Como la idolatría involucraba a deidades de la fertilidad, utilizaron metáforas y analogías sexuales. El término para esto en las Escrituras judías era pornea, "inmoralidad sexual" (y el origen de la palabra moderna "pornografía"). Técnicamente, el término significaba uniones sexuales ilícitas y se refería a los códigos de incesto o al grado de parentesco permitido en el matrimonio. Para los Profetas, la idolatría conducía a la inmoralidad sexual, que a su vez conducía a la muerte (la violencia de los desastres nacionales).

Cuando Alejandro Magno (que reinó del 336 al 323 a.C.) conquistó Oriente Medio e introdujo la cultura griega, algunos judíos reaccionaron ante la religión y el estilo de vida griegos. Criticaron la sexualidad abierta de la cultura griega por considerarla moralmente deficiente y conducente a la corrupción. Algunos judíos crearon listas de vicios estándar para describir a los gentiles (no judíos). El apóstol Pablo utilizó estas listas comunes en sus enseñanzas:

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¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. (1 Corintios 6:9-10).

Estas listas de vicios se convirtieron en la norma de la crítica cristiana a la cultura dominante. En el siglo I d.C., eran populares los antiguos cultos religiosos conocidos como Misterios. Los Misterios (Deméter, Dioniso, Magna Mater, Bona Dea) tenían rituales de iniciación, en los que los participantes juraban mantener los rituales en secreto. Las convenciones sociales se dejaban de lado temporalmente, las mujeres bebían vino abiertamente e incluso los esclavos eran bienvenidos. Los forasteros afirmaban que estos ritos incluían comportamientos sexuales divergentes, secretos y borracheras. La palabra griega orgia significaba originalmente "rituales religiosos", pero ahora la utilizaban los cristianos para describir todas las fiestas religiosas nativas como orgías desviadas.

Marble Statuette of Bona Dea
Estatuilla de mármol de Bona Dea
Andrea Pancotti (CC BY-SA)

Este concepto de los antiguos estilos de vida paganos todavía resuena en las opiniones modernas y en las representaciones de Hollywood. Sin embargo, es importante reconocer que la literatura cristiana sobre los paganos era polémica. Todavía podemos asombrarnos de las antiguas actitudes sobre la sexualidad, especialmente entre los ricos y famosos de Roma. Pero la polémica no es una prueba. La mayoría de los no cristianos seguían los códigos sociales y se casaban y procreaban en beneficio de la comunidad.

Sin embargo, los Padres de la Iglesia adoptaron el término "inmoralidad sexual" (pornea) como descripción genérica de los estilos de vida grecorromanos, lo que conllevaba una condena en la otra vida. La mayoría de las Biblias inglesas traducen "inmoralidad sexual" como "fornicación", derivado del latín forne ("arcos") que era una referencia a la forma en que las prostitutas callejeras llevaban a cabo su negocio bajo los arcos. La fornicación se convirtió en un sinónimo de cualquier relación sexual fuera del matrimonio.

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El pecado de Eva y todas las mujeres

La visión dominante de las mujeres en la antigua Roma incluía la idea de que las mujeres siempre intentaban seducir a los hombres para poder controlarlos o dominarlos. Al ser más débiles, la seducción (su ropa, el maquillaje y el comportamiento sexual) eran las únicas herramientas que tenían. Los escritores cristianos también reflexionaron sobre el origen de esta naturaleza inherente a la mujer y reinterpretaron los acontecimientos que condujeron a la caída en el Jardín del Edén.

Temptation & Expulsion from Paradise, Sistine Chapel
«Tentación y expulsión del Paraíso», Capilla Sixtina
Michelangelo (Public Domain)

El Génesis explicaba cómo el mal entró en el mundo a través del pecado de desobediencia de Adán y Eva. Los cristianos empezaron a culpar de la caída solo a Eva. La serpiente, que originalmente era un personaje de la trama del Génesis, pasó a ser considerada el Diablo. Utilizando la iconografía del dios de la fertilidad Pan, el Diablo sedujo a Eva con su enorme falo. Dios había creado el coito como medio para la procreación, pero a través de la propia seducción de Eva y luego de su seducción de Adán, la lujuria entró en el jardín y se incrustó en el coito humano.

Un obispo del norte de África, Tertuliano (160-225 d.C.), tenía mucho que decir sobre las mujeres y la sexualidad:

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¿No sabes que eres Eva? La sentencia de Dios pende aún sobre todo tu sexo y su castigo pesa sobre ti. Tú eres la puerta del diablo; tú eres la que primero violó el árbol prohibido y rompió la ley de Dios. Fuiste tú la que se abrió paso en torno a aquel que el Diablo no tenía fuerza para atacar. Con qué facilidad destrozaste esa imagen de Dios: ¡El hombre! Por la muerte que mereciste, hasta el Hijo de Dios tuvo que morir (Sobre la apariencia de la mujer, capítulo 1).

En opinión de Tertuliano, este pecado de lujuria fue la razón por la que Dios tuvo que enviar a Cristo al mundo para morir y expiar este primer pecado. Así como Cristo expió el pecado de Adán, el pecado de Eva fue expiado en la vida de María, la madre de Jesús. En el siglo II d.C. se relatan los antecedentes de María, que fue criada por sacerdotes en el Templo, donde nunca se encontró con el mal, y María fue encumbrada como una virgen perpetua y el modelo ideal para todas las mujeres.

Como un mal necesario, los Padres de la Iglesia tenían reglas para las relaciones humanas. Solo se permitía una posición: el hombre arriba, la mujer abajo. Cualquier otra forma indicaba que el objetivo no era la procreación, sino la lujuria. Cuando más tarde los misioneros cristianos se encontraron con pueblos indígenas en América, África y Asia, les enseñaron la forma "correcta" de mantener relaciones sexuales; de ahí viene el nombre de "posición del misionero". Las relaciones sexuales solo podían tener lugar en un matrimonio cristiano legal, y el coito solo se podía realizar cuando la mujer era fértil. Una vez que la mujer entraba en la menopausia o si era estéril después de varios años, toda la actividad sexual debía cesar.

Celibato y castidad

Como religión independiente en el siglo II d.C., el cristianismo estableció una jerarquía institucional con la elección de obispos ("supervisores"), pero no existía una autoridad central como el posterior Vaticano que designara conceptos y rituales universales; cada comunidad mantenía diversas enseñanzas propias. Entre estas comunidades se encontraban los cristianos gnósticos. Gnosis significaba "conocimiento", y afirmaban tener un conocimiento secreto tanto de la naturaleza de Cristo como de sus enseñanzas. La mayoría de los sistemas gnósticos afirmaban que los cuerpos humanos habían sido creados por un dios menor y malvado. Enseñaban que Jesucristo nunca tuvo un cuerpo humano; solo apareció en forma humana para enseñarnos.

Los Padres de la Iglesia tomaron prestadas algunas de las ideas gnósticas en su jerarquía institucional y adoptaron los conceptos gemelos de celibato y castidad para el clero cristiano.

Para eliminar la creación de cuerpos malignos, los gnósticos fueron los primeros ascetas en practicar el celibato y la castidad. El celibato consistía técnicamente en no contraer nunca un contrato matrimonial, mientras que la castidad consistía en no entregarse nunca a la sexualidad humana. Los Padres de la Iglesia reaccionaron contra estas enseñanzas con los innovadores conceptos de ortodoxia ("creencia correcta") y herejía ("creencias divergentes"). Sin embargo, los Padres de la Iglesia tomaron prestadas algunas de las ideas gnósticas en su jerarquía institucional y adoptaron los conceptos gemelos de celibato y castidad para el clero cristiano. Esto elevaba al clero por encima de los demás, ya que se consideraba un sacrificio en vida. Los obispos sacrificaban una vida normal de matrimonio e hijos para dedicarse a la iglesia. Esto proporcionaba un aura de santidad a los líderes cristianos, no contaminados por los pecados de la sexualidad.

Ahora, en latín, los Padres de la Iglesia utilizaban los términos "concupiscencia" ("deseo fuerte") y "continencia" ("restricción"). Se escribieron tratados sobre los detalles de la promoción del ascetismo, que incluían la dieta. Comer carne llevaba a una naturaleza animal, mientras que beber vino llevaba a los impulsos sexuales. Controlar y refrenar los impulsos del cuerpo se convirtió en el ideal de la vida espiritual.

El apóstol Pablo creía que el reino de Dios era inminente y que todas las convenciones sociales se pondrían patas arriba. Les dijo a los novios que siguieran así y no se casaran y enseñó a las viudas a no buscar un segundo matrimonio. Los Padres de la Iglesia tomaron las enseñanzas de Pablo como preceptos universales y crearon la innovación de la virginidad de por vida como el ideal para todos los hombres y especialmente para las mujeres. Ahora se instaba a los cristianos a entregar a las hijas "sobrantes" para que dedicaran su vida a la iglesia a una edad temprana. Cuando los cristianos empezaron a construir iglesias (basílicas), una de las formas de conceptualizarlas como espacio sagrado fue mediante la presencia física de estas vírgenes en cada comunidad. Las viudas no debían volver a casarse y debían contribuir a las obras de caridad de las comunidades cristianas a través de los fondos que heredaban.

St. Catherine's Monastery, Sinai
Monasterio de Santa Catalina, Sinaí
Marc!D (CC BY-NC-ND)

El monacato cristiano comenzó con Antonio de Egipto (c. 250 d.C.), cuando se trasladó al desierto para dedicar su vida a Dios. Pronto le siguieron otros, y la creación de monasterios y conventos proporcionó instituciones para la vida en común. Los monjes también creían en el ascetismo, disciplinando el cuerpo, sobre todo contra las tentaciones del diablo. Conocidos como "los Padres y Madres del Desierto", su literatura detalla sus luchas contra el Diablo y sus agentes, que los tentaban con imágenes de grandes banquetes y mujeres seductoras. Los monjes se convirtieron en modelos ideales del uso de la oración para disciplinar los impulsos del cuerpo.

Agustín y el pecado original

Agustín de Hipona (354-430 d.C.) fue obispo en el norte de África, donde estableció su propio monasterio. Sus Confesiones se describen como la primera autobiografía de Occidente. Antes de su conversión al cristianismo (386 d.C.), había vivido abiertamente con una mujer durante 15 años. Al elegir ser un obispo célibe, Agustín no tenía problemas con el aspecto físico del sexo. Sin embargo, no podía dejar de pensar en ello, lo que lo llevó a reflexionar sobre por qué los humanos cometen el mal y el pecado cuando saben distinguir el bien del mal.

En un famoso pasaje de las Confesiones, Agustín relató que, cuando era adolescente, él y un grupo de sus amigos robaron fruta del árbol de un vecino. No eran pobres ni tenían hambre. ¿Por qué lo hicieron? Como tantos escritores cristianos, Agustín acudió al Génesis y a la caída en el Edén en busca de una respuesta. Después de la creación, "Adán y su mujer estaban desnudos y no sentían vergüenza" (Génesis 2:25), pero después de que la serpiente entra en la historia y Adán y Eva desobedecen a Dios, "se les abrieron los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; así que cosieron hojas de higuera y se cubrieron" (Génesis 3:7). Cuando Dios vino a buscarlos, se escondieron porque estaban desnudos y avergonzados. En otras palabras, entre los dos pasajes, había ocurrido algo "malo": una relación sexual apasionada.

Adam & Eve Engraving by Dürer
«Adán y Eva», estampa de Durero
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

¿Pero no creó Dios los genitales? ¿No ordenó Dios "sean fecundos y multiplíquense" (Génesis 9:7)? Sí, dijo Agustín, pero originalmente esta actividad debía ser simplemente una función natural de los humanos, como caminar o comer. El pecado no fue tanto la desobediencia como la introducción de la lujuria en el coito. El Génesis asoció su acto con la vergüenza de perder el control de sus pasiones, la vergüenza de su desnudez, y este acto fue responsable de la muerte humana. Además de la culpa, Agustín añadió un elemento único al pecado de la lujuria. Como progenitores de todos los humanos, el primer acto sexual dejaba una mancha negra en el feto, la marca del pecado original. Esta mancha se transmitió a todos los descendientes porque todos los fetos son concebidos mediante el coito. Entonces, ¿por qué los seres humanos cometen el mal? No podemos evitarlo; lo hemos heredado.

Según Agustín, Dios creó originalmente el libre albedrío en los humanos, pero se perdió en ese momento en el Edén por el pecado de la lujuria. Sus descendientes ya no tienen la capacidad de elegir libremente el bien sobre el mal; esta libertad fue superada por el poder del pecado, que ahora se manifiesta en el cuerpo. Como hemos sido concebidos en pecado, Agustín se refirió a la humanidad como la masa condenada. El bautismo era el ritual de iniciación para ser admitido en la comunidad, pero no eliminaba por completo la proclividad humana al mal. Adoptando la idea de Pablo, lo único que puede salvar a los humanos de la condenación es la gracia de Dios. La gracia en este sentido deriva del griego charis, que significa "don". El regalo de Dios a la humanidad fue el envío de Cristo para abrir el camino de la salvación, el perdón de nuestros pecados. Esto fue realmente un regalo porque los humanos nunca podrían alcanzar la salvación por sus propios méritos.

Agustín cambió para siempre la interpretación de la historia de Adán y Eva. Hay que señalar que no se describen las relaciones sexuales en el Jardín del Edén; tienen sus primeros hijos después de ser expulsados del Edén. Sin embargo, su versión se convirtió en un estándar en la literatura y el arte occidentales.

El legado de la visión cristiana de la sexualidad humana

En los años de formación del cristianismo se produjeron persecuciones, hambrunas, plagas, trastornos dinásticos, guerras e invasiones bárbaras. Entonces, al igual que ahora, la gente intentó comprender todos estos desastres a través de una lente religiosa. En opinión de Agustín, el mal existe por la pérdida del libre albedrío; el pecado es la incapacidad de resistir la tentación. La materia en sí misma no es mala, pero sí lo es el exceso de indulgencia en la materia (los pecados de la carne). Los seres humanos son responsables del mal y serán juzgados por Dios. La solución que propone es la fe en Cristo y la práctica de la autodisciplina.

Los escritos de Agustín se extendieron por toda Europa y se convirtieron en la base de la Iglesia medieval. Las reglas y normas de comportamiento cristiano se canonizaron como originarias de los pecados del cuerpo. Martín Lutero (1483-1546), un ex monje agustino, aplicó sus enseñanzas a la Reforma protestante. A medida que surgieron los estados-nación en la época moderna, las leyes civiles codificaron muchas de estas normas de comportamiento en sus constituciones. La herencia de estas ideas sigue estando presente en el discurso moderno sobre los usos y abusos del cuerpo.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2021, agosto 27). El concepto cristiano de la sexualidad humana como pecado [The Christian Concept of Human Sexuality as Sin]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1815/el-concepto-cristiano-de-la-sexualidad-humana-como/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "El concepto cristiano de la sexualidad humana como pecado." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 27, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1815/el-concepto-cristiano-de-la-sexualidad-humana-como/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "El concepto cristiano de la sexualidad humana como pecado." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 27 ago 2021. Web. 22 abr 2024.

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