El Sitio de Acre de 1291

Artículo

Mark Cartwright
por , traducido por Nicolás Cavaliere
Publicado el 17 septiembre 2018
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Disponible en otros idiomas: inglés, portugués

El Sitio de Acre en 1291 fue el golpe final a las ambiciones de los cruzados cristianos en Tierra Santa. Acre había sido el puerto más importante controlado por los cristianos en el Levante, pero cuando finalmente sucumbió a los ejércitos del sultán mameluco Khalil el 18 de mayo de 1291, los cristianos se vieron obligados a huir de una vez por todas y a buscar refugio en Chipre. La Caída de Acre, como se conoció en Occidente la estremecedora derrota, fue el último capítulo de la historia de las cruzadas en Oriente Próximo.

Sultanato mameluco de Egipto

Los desastres militares de la Séptima Cruzada (1248-1254) y el abandono de la Octava Cruzada de 1270 debido a la muerte de su líder, Luis IX, rey de Francia (que reinó de 1226 a 1270), había marcado el fin de los estados creados por los cruzados, conocidos como los Estados Latinos de Oriente. Los cristianos del Levante se enfrentaron solos a dos enemigos a la vez: a los musulmanes del sultanato mameluco de Egipto y a los ejércitos invasores del Imperio mongol. Los Estados Latinos de Oriente, que no eran más que unas pocas ciudades costeras y castillos aislados sin tierras, estaban empobrecidos y cerca de la extinción total.

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The Siege of Acre, 1291 CE
El Sitio de Acre, 1291
Dominique Papety (Public Domain)

El gran líder mameluco fue el sultán Baibars (que reinó de 1270 a 1277), quien logró expandir el imperio y hacer retroceder a los mongoles hasta el río Éufrates. Las ciudades cristianas también sufrieron cuando Baibars capturó Cesarea y Arsuf. Antioquía cayó en 1268 al igual que Crac de los Caballeros, el castillo hospitalario, en 1271. La secta musulmana los Asesinos también fue objeto de ataques, y sus castillos en Siria fueron capturados durante la década de 1260. Bibars fue entonces el dueño del Levante y se declaró instrumento de Dios y el protector de la Meca, Medina y Jerusalén.

Acre era una ciudad estratégicamente importante y un premio demasiado prestigioso como para no atraer la atención de los mamelucos.

Ante el peligro de extinción, y a diferencia de los cristianos de Antioquía, quienes habían unido fuerzas junto a los mongoles para tomar Alepo, los cristianos de Acre decidieron permanecer neutrales y evitar ponerse del lado de los mongoles o de los musulmanes. Por desgracia, Acre era una ciudad con una gran importancia estratégica y un premio demasiado prestigioso como para no atraer la atención de los mamelucos.

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Los menguantes Estados Latinos de Oriente

Los Estados Latinos de Oriente no fueron abandonados en su totalidad luego de la Octava Cruzada; el futuro rey Eduardo I de Inglaterra (que reinó de 1272 a 1307) llegó a Acre en 1271 con un pequeño ejército de caballeros, pero no pudo lograr mucho antes de volver a Inglaterra para ser coronado como rey al año siguiente. El papa Gregorio X (que fue papa de 1271 a 1276) tenía intenciones de llamar a otra cruzada en 1276, pero la expansión del cristianismo en España y el Báltico resultó un esfuerzo más llamativo tanto para nobles europeos como miembros del clero. Gregorio X perseveró y estableció una fecha tentativa de partida para una cruzada en abril de 1277, pero cuando murió en enero de 1276, se abandonó el proyecto.

En 1281, los mamelucos capturaron la fortaleza cristiana de Margat; en 1287, Latakia cayó y, en 1289, Trípoli, como en otros casos, fue demolida para disuadir cualquier intento de recaptura y, sobre todo, para desalentar planes de otra cruzada. Próxima en la mira, estaba la poderosa Acre, que por muchos años fue la base de los cruzados, un lugar al que retirarse en tiempos difíciles y la capital de los Estados Latinos de Oriente. La excusa del asedio mameluco fue el ataque de mercaderes musulmanes en el mercado de la ciudad por parte de un pequeño grupo de cruzados italianos. Cuando los latinos se rehusaron a entregar a los responsables, el sultán mameluco decidió que la ciudad, de un modo u otro, tarde o temprano, caería.

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Acre

Por mucho tiempo el puerto de Acre había sido el más importante en el Levante para los estados latinos, desde la creación del Reino de Jerusalén luego de la Primera Cruzada (1095-1102). La ciudad puerto estaba bien fortificada, construida en una península con los lados oeste y sur protegidos por el mar y, los otros dos lados, por inmensas murallas dobles punteadas por doce torres. Las defensas formidables de la ciudad no detuvieron el ataque y asedio de algunos líderes, entre los que se destacaron Saladino, el sultán de Egipto y Siria (que reinó de 1174 a 1193), en 1187, y, luego, para recapturarla, los ejércitos de la Tercera Cruzada (1189-1192) liderada por Ricardo I de Inglaterra (que reinó de 1189 a 1199) entre 1189 a 1191. Desde entonces Acre siguió siendo un refugio cristiano en un lugar donde la política regional estaba en constante cambio. La ciudad también hospedó los cuarteles generales de la orden militar medieval de los caballeros hospitalarios desde 1191. También contó con una fuerte presencia de las otras dos grandes órdenes militares, los caballeros teutónicos y los caballeros templarios, y, en 1291, no se los echaría en falta.

Plan of Acre, 1291 CE
Planos de Acre, 1291
Samsam22 (CC BY-SA)

En aquel momento el sultán de los mamelucos era Jalil (que reinó de 1290 a 1293) y estaba determinado a continuar la misión de su padre, el sultán Qalawun: echar a los cristianos del Levante de una vez por todas. Marchó a Acre con una gran fuerza y equipamiento adecuado para derribar las murallas, quizás fueron alrededor de 100 catapultas. Se llevó una de esas catapultas gigantes desde Crac de los Caballeros, a la que denominaban "La Victoriosa", que era tan grande que tenía que ser desmantelada, pero aun así llevó un mes y 100 carros para arrastrarla hasta Acre, lo que produjo la muerte de incontables bueyes a lo largo del camino debido al agotamiento. Otra catapulta gigante llevaba el nombre de "La Furiosa", pero quizás las piezas de artillería mamelucas de mayor utilidad fueron las catapultas más pequeñas y precisas llamadas "Bueyes Negros." Con un ejército reunido de todas las esquinas del sultanato, el asedio de la ciudad comenzó el 6 de abril de 1291.

El asedio

Había alrededor de 1000 caballeros y quizás 14.000 soldados a pie listos para enfrentarse al enemigo si entraban en acre, o mejor dicho, para cuando lo hicieran.

La población de Acre en la época oscilaba entre los 30.000 o 40.000 habitantes, aunque muchos de los civiles ya habían escapado de la ciudad para buscar suerte en otro lado. Como no tenían un ejército lo suficientemente grande para enfrentarse al enemigo en campo abierto, los cristianos que quedaban no podían hacer más que mirar a Khalil organizar metódicamente sus fuerzas y catapultas para cortar el acceso terrestre a la ciudad. Los defensores también tenían catapultas y hasta tenían una o dos montadas en los barcos, y estas lanzaban piedras para intentar dañar las catapultas de Khalil que aporreaban las murallas de Acre con una regularidad alarmante: tanto con piedras como con vasijas llenas de una sustancia inflamable. Parecía que solo era cuestión de tiempo para que se abriera una brecha, pero la ciudad no estaba indefensa. Había alrededor de 1000 caballeros y quizás 14.000 soldados a pie listos para enfrentarse al enemigo si entraban en Acre, o mejor dicho, para cuando lo hicieran. Por lo menos los cristianos todavía controlaban el acceso marítimo, por lo que podían reabastecer la ciudad en la medida que fuera necesario. En efecto, el rey Enrique II de Chipre y de Jerusalén (que reinó de 1285 a 1324) logró ingresar a la ciudad el 4 de mayo.

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Medieval Trebuchet
Fundíbulo medieval
Quistnix (CC BY-SA)

Los caballeros de las órdenes militares solían hacer salidas a pequeña escala con el objetivo de atacar los flancos del enemigo y, en ocasiones, incursiones nocturnas con un reducido grupo de hombres, pero sin mucho éxito. Uno de los ataques fue registrado por Abulfeda, un joven emir que estaba presente durante el asedio:

Un grupo de Franj [latinos] lanzó un ataque inesperado y avanzó hasta nuestro campamento. Pero en la oscuridad, algunos tropezaron con las cuerdas de la tienda; un caballero cayó en las letrinas y lo mataron. Nuestras tropas se recuperaron y rodearon a los Franj, lo que los obligó a retirarse a la ciudad luego de haber dejado algunos muertos en el campo. A la mañana siguiente, mi primo Al Muzaffar Mahmud II, señor de Hama, hizo que ataran las cabezas de algunos de los Franj a los cuellos de los caballos que habíamos capturado para presentarlos ante el sultán. (Maalouf, 258)

Hacia principios de mayo quedaban tan pocos defensores, apenas suficientes para cubrir todo el largo de las murallas, que se dejaron de hacer incursiones. El rey Enrique ofreció negociar con Khalil, pero el sultán solo quería la victoria absoluta. Hacia la segunda semana de mayo los atacantes habían minado secciones de las murallas, lo que dio lugar al colapso parcial de varias torres.

De acuerdo con un recuento moderno del asedio, el comandante militar o mariscal de los caballeros hospitalarios, Mateo de Clermont, fue especialmente valeroso en la defensa de una de las puertas abiertas:

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Corrió entre las tropas como un hombre rabioso… cruzó la puerta de San Antonio adelantándose a todo el ejército. Con sus golpes arrojó muertos a muchos de los infieles. Porque huían de él como ovejas, a dónde no sabían, huían ante el lobo. (citado en Nicolle, 23)

A pesar de los casos donde pudieron resistir, el 16 de mayo los defensores se vieron obligados a retirarse tras la muralla interior. El 18 de mayo, un ataque concentrado final mameluco comenzó con fuego de artillería, descargas de flechas y la cacofonía de 300 tamborileros montados a camello. Como el historiador T. Asbridge apunta:

Descomunal en escala, incesante en la intensidad, el bombardeo fue diferente a cualquier otro hasta aquel momento en el conflicto cruzado. Se habían organizado equipos de tropas mamelucas para trabajar día y noche en cuatro turnos cuidadosamente coordinados. (Asbridge, 653)

El devastador ataque permitió a las tropas mamelucas ingresar a las calles de Acre. Lo que siguió a continuación fue caos y una masacre de los residentes que intentaban escapar hacia los pocos barcos que ofrecían el único medio de escape. No había suficientes naves para llevar a todos, aunque el rey Enrique había logrado huir de la escena ileso, y existieron historias desagradables que contaban de capitanes que vendían lugares en el barco al mayor postor. Aquellos que no fueron masacrados ni puestos a salvo fueron hechos prisioneros y vendidos como esclavos. Sin embargo, en una esquina de la ciudad, la batalla continuaba. En la parte suroeste de la ciudad estaban los cuarteles fortificados de los fanáticos caballeros templarios que sabían que para ellos la derrota significaba la muerte. Los templarios lograron resistir a pesar de todo por otros diez días. Una vez capturados, fueron ejecutados, pero hubo una suerte de venganza cuando una parte de las murallas inestables de la ciudad colapsaron y mataron a algunos de los vencedores.

Mamluk Sultanate, 1317 CE
Sultanato mameluco de Egipto, 1317
Ro4444 (CC BY-SA)

Khalil ordenó la total destrucción de las fortificaciones de la ciudad, quitó trozos y piezas de obras de arte y de la arquitectura para ser rehusada en el Cairo y luego pasó a tomar los pocos focos de resistencia latina que quedaban en el Levante. Así, hacia agosto de 1291, las ciudades de Sidón, Tiro y Beirut, y los castillos templarios de Tortosa y Atlit habían caído. Meticuloso como siempre, Khalil ordenó la destrucción de huertas y canales de irrigación a lo largo de la costa para que ningún futuro ejército cruzado pudiera beneficiarse de ellos. Los estados cruzados que se habían establecido en 1099 dejaron de existir.

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Consecuencias

A los caballeros hospitalarios se les atribuye el mérito de haber ayudado a muchos refugiados a escapar a Chipre, donde la orden estableció su nuevo cuartel general (antes de trasladarse a Rodas en 1306). Los caballeros templarios también hicieron de la isla su cuartel general, y pasó a ser el único punto de apoyo cristiano en la región, además de Cilicia en el norte del Levante. Existieron dos cruzadas populares en 1309 y en 1320, y a partir de ahí algunas cruzadas oficiales respaldadas por el papa y los reyes europeos, pero nunca hubo un ataque directo a Oriente Próximo. En cambio, se aplicaría el ideal de las cruzadas en otras áreas, como el Báltico, Iberia y Centroeuropa, donde se creía que los cristianos estaban amenazados o se consideraba que los infieles estaban listos para la conversión.

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Sobre el traductor

Nicolás Cavaliere
Soy traductor técnico-científico y literario de inglés a español, aficionado a la Historia desde muy pequeño. La posibilidad de combinar las dos disciplinas me parece una oportunidad imperdible e invaluable.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa especialmente por el arte, la arquitectura y por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones en World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, septiembre 17). El Sitio de Acre de 1291 [The Siege of Acre, 1291 CE]. (N. Cavaliere, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1267/el-sitio-de-acre-de-1291/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "El Sitio de Acre de 1291." Traducido por Nicolás Cavaliere. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 17, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1267/el-sitio-de-acre-de-1291/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "El Sitio de Acre de 1291." Traducido por Nicolás Cavaliere. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 17 sep 2018. Web. 25 abr 2024.

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