La ley egipcia se basaba en el valor cultural central de Ma'at(armonía y equilibrio), que constituía el fundamento de toda la civilización. Los dioses establecieron el Ma'at al principio de los tiempos, cuando se formaron la Tierra y el universo. Según una versión de la historia, el dios Atum emergió de las aguas arremolinadas del caos para situarse sobre la primera tierra seca, el Benben primordial, e iniciar el acto de la creación. La fuerza de la magia (heka) estaba con él, personificada en el dios de la magia Heka, y fue esta fuerza la que dio poder a Ma'at, el principio que más tarde se personificó en la diosa del mismo nombre.Ma'at permitía que el universo y la vida en la Tierra funcionaran como debían, en equilibrio, y heka era el poder que sostenía a Ma'at. El egiptólogo Richard H. Wilkinson escribe:
Para los egipcios, heka o "magia" era una fuerza divina que existía en el universo como "poder" o "fuerza" y que podía personificarse en la forma del dios Heka... su nombre se explica así como "la primera obra". (110)
La primera "creación" de Heka fue Ma'at, y así, el concepto de equilibrio y armonía como aspecto esencial de la vida se convirtió en la convicción más arraigada de la sociedad egipcia a partir del Periodo Dinástico Temprano (en torno a 3150 - 2613 a.C.). Aunque la personificación de Ma'at como diosa no aparece hasta el Imperio Antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.), el valor que representaba, así como la magia que sostenía ese equilibrio, parece evidente en la arquitectura y las tallas del Periodo Predinástico de Egipto (en torno a 6000 - 3150 a.C.), lo que lo estableció como el fundamento central de la sociedad que se desarrolló después.
Si la gente hubiera sido capaz de reconocer los beneficios de vivir sus vidas de acuerdo con Ma'at, no hubiese existido necesidad de leyes, pero como los deseos egoístas a menudo anulan el sentido común, había que castigar a la gente que actuaba por interés propio, y a expensas de los demás, y establecer ejemplos y precedentes para quienes pudieran tener la tentación de hacer lo mismo.
LA JUSTICIA Y EL TRATO JUSTO PARA TODOS, INDEPENDIENTEMENTE DE LA CLASE SOCIAL, LA EDAD O EL SEXO, ERAN CONCEPTOS MUY APRECIADOS POR LOS EGIPCIOS.
Aunque parece que existió algún tipo de código legal, los arqueólogos no han descubierto ningún documento similar a un conjunto codificado como el Código de Ur-Nammu o el de Hammurabi de Babilonia. La obra literaria egipcia conocida como La historia del campesino elocuente, del Imperio Medio (2040 - en torno a 1782 a.C.), establece que ya existía un código de leyes y un sistema judicial administrativo mucho antes de esta época. Durante el periodo predinástico (en torno a 6000 - 3150 a.C.) existió un código legal rudimentario, pero en el periodo dinástico temprano de Egipto (en torno a 3150 - 2613 a.C.) ya existía un sistema jurídico propiamente dicho, puesto que ya se utilizaba en los primeros años del Imperio Antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.).
La historia del campesino elocuente también demuestra que la justicia y el trato justo para todos, independientemente de la clase social, la edad o el sexo, eran conceptos muy apreciados por los egipcios. De obras como La historia del campesino elocuente, y de notas, cartas, sentencias y revisiones de la ley realizadas por reyes posteriores se desprende claramente que los jueces y magistrados trabajaban a partir de un conjunto de leyes estándar, aunque se desconocen los pormenores de dicho documento.
Sin embargo, también está claro que la ley se basaba en Ma'at y funcionaba a partir de un principio de precedente: una sentencia sobre un delito concreto en el pasado establecería la base para sentencias futuras. Sin embargo, lo que hacía que una sentencia fuera legal y vinculante no era necesariamente la habilidad o la sabiduría de un juez o magistrado, sino hasta qué punto una decisión legal se ajustaba a Ma'at.
La principal responsabilidad del rey era defender Ma'at; una vez que se entendía que ésta era la función primordial del gobernante, todas las demás responsabilidades del trono quedaban en su sitio. De hecho, uno de los principales actos de la ceremonia de investidura del rey consistía en ofrecer el espíritu de Ma'at,personificado en una estatua, a los demás dioses como promesa de que mantendría el equilibrio universal.
Con el tiempo, el concepto se personificó como una diosa con una pluma blanca de avestruz que llegó a ser tan importante para la cultura que aparecía con los dioses Osiris, Thoth y Anubis en el Salón de la Verdad tras la muerte de una persona, donde se pesaba el corazón del difunto con su pluma blanca de la verdad. Si el corazón resultaba más ligero que la pluma, se permitía a la persona pasar a la vida eterna en el Campo de los Juncos; si el corazón era más pesado, se dejaba caer al suelo, donde era devorado por el monstruo Amut y el alma de la persona dejaba de existir.
El corazón era más ligero si se había vivido de acuerdo con Ma'at, el espíritu de toda la creación en armonía. Si una persona estaba de acuerdo con ese espíritu, vivía bien en la tierra y también tenía buenas razones para esperar la paz eterna en la otra vida; si uno se negaba a vivir de acuerdo con el principio de Ma'at, entonces sufría las consecuencias, en la vida y después de la muerte, que uno mismo se había acarreado.
Si una persona decidía infringir la ley robando grano a otra, el ladrón no sólo había privado a alguien de su propiedad, sino que había perturbado el equilibrio que permitía al mundo funcionar como debía. La egiptóloga e historiadora Margaret Bunson comenta esto, y escribe:
Ma'at era el modelo de comportamiento humano, conforme a la voluntad de los dioses, el orden universal evidente en los cielos, el equilibrio cósmico sobre la Tierra, el espejo de la belleza celestial. La conciencia del orden cósmico ya era evidente en Egipto; los sacerdotes-astrónomos trazaban mapas de los cielos y observaban que la Tierra respondía a las órbitas de las estrellas y los planetas. Los sacerdotes enseñaban que la humanidad debía reflejar la armonía divina asumiendo un espíritu de quietud, comportamiento razonable, cooperación y reconocimiento de las cualidades eternas de la existencia, como demostraban la tierra y el cielo. Todos los egipcios preveían que al morir pasarían a formar parte del cosmos, por lo que la responsabilidad de actuar de acuerdo con sus leyes era razonable. La estricta adhesión a Ma'at permitía a los egipcios sentirse seguros con el mundo y con el plan divino para toda la creación. (152)
Sin embargo, nadie podía sentirse seguro si se ignoraba Ma'at y se permitía a la gente comportarse como quisiera. Las leyes de Egipto se crearon, junto con un sistema judicial, para garantizar que hubiera consecuencias inmediatas y desagradables por alterar el equilibrio de la sociedad. Estas leyes se aplicaban a todos, desde el campesino hasta el rey, porque se entendía que todos los miembros de la sociedad tenían un papel que desempeñar y una función asignada por los dioses; si un magistrado, juez o visir tenía favoritos o juzgaba injustamente, sería tan culpable de alterar Ma'at como un ladrón, un asaltante o un asesino.
El equilibrio y la ley
Para garantizar que se impartiera justicia a todos en el país, independientemente de su clase social–, sólo se elegía a los mejores hombres para ocupar cargos de autoridad legal. El visir del país debía cumplir estrictos requisitos para el cargo, que incluían aspectos morales y éticos, así como administrativos e intelectuales. En la actualidad, el cargo de visir egipcio suele equipararse al de "consejero del rey", pero en realidad era la brújula moral y el principal administrador de todo el país.
Rejmira (también llamado Rekhmire), famoso visir del Imperio Nuevo de Egipto, sirvió bajo los faraones Tutmosis III (1458-1425 a.C.) y su hijo Amenhotep II (1425-1400 a.C.). Se le conoce sobre todo por el texto Instalación del visir (también conocido como Instrucción de Rekhmira), que describe los deberes del cargo, cómo se elige a alguien para el puesto y cómo debe comportarse un visir. El texto hace hincapié en la misericordia y la compasión, pero el enfoque general es el equilibrio o armonía al intentar mejorar la vida de los desafortunados y aliviar el sufrimiento de la gente:
Defendí a la viuda sin marido. Establecí al hijo y heredero en la silla de su padre. Di pan al hambriento, agua al sediento, carne y ungüento y ropa al que no tiene nada. Alivié al anciano, dándole mi bastón, e hice decir a la anciana: "¡Qué buena acción!". Aborrecí la injusticia, y no la obré, haciendo que los hombres falsos se sujetaran de cabeza. (van de Mieroop, 178)
Puesto que la ley se basaba en el principio divino de Ma'at, se consideraba perfecta en su origen y no debía utilizarse indebidamente para fines personales. Un juez o cualquier otra autoridad legal que fuera declarado culpable de abusar de su poder se enfrentaba a castigos que iban desde la amputación de las manos hasta el ahogamiento. La ley se aplicaba por igual a todos en Egipto y no se toleraba la corrupción, ni siquiera hacia el final del Imperio Nuevo, cuando proliferaban las prácticas corruptas desde lo más alto de la jerarquía egipcia hasta lo más bajo.
El campesino elocuente y la decadencia
La historia del campesino elocuente ilustra claramente el valor egipcio de la justicia. En la historia, un campesino llamado Khun-Anup es golpeado y robado por Nemtynakht, un rico terrateniente, que le dice que no se moleste en quejarse porque nadie con autoridad valorará la palabra de un campesino frente a la de un hacendado adinerado. No obstante, Khun-Anup se niega a creerlo y presenta su caso al magistrado local.
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El magistrado, Rensi, se conmueve ante el caso del campesino, pero encuentra su discurso tan elocuente que informa de la situación al rey, y éste, intrigado, ordena a Rensi que mantenga al campesino hablando y documente sus discursos. Rensi hace lo que se le ordena, negándose a atender la queja de Khun-Anup pero proporcionándole (al igual que a su familia en casa) comida y bebida. Finalmente, después de que Khun-Anup hiciera nueve peticiones, todas ellas documentadas por los escribas de Rensi, es recompensado con la justicia: se le entregan todas las tierras pertenecientes a Nemtynakht y, además, es honrado por el rey, que lo considera un maestro de la retórica.
La historia fue popular entre el público desde el Imperio Medio de Egipto hasta el Imperio Nuevo, y probablemente en periodos posteriores, pero cada vez reflejaba menos cómo se administraba la justicia o cómo la sociedad vivía realmente los ideales del cuento. Hacia el final del Imperio Nuevo, durante el reinado de Ramsés III (1186-1155 a.C.) se perdió el equilibrio, que nunca se recuperó del todo y provocó una serie de problemas importantes.
La época de Ramsés III fue el periodo del Imperio Nuevo, cuando Egipto entró en decadencia. La invasión de los Pueblos del Mar en 1178 a.C. requirió un enorme gasto en defensa y, aunque Egipto salió victorioso, los efectos de este acontecimiento hicieron mella en la burocracia gubernamental que mantenía la sociedad. La inmensa pérdida de vidas a causa de la invasión provocó una reducción de la mano de obra, lo que se tradujo en menos gente para trabajar la tierra y una mala cosecha. Esta situación se vio agravada por las condiciones meteorológicas, y la distribución regular de granos y bienes de la tierra, de la que se encargaba regularmente la eficiente burocracia, se vino abajo a medida que los recursos escaseaban y los funcionarios se volvían más corruptos.
Aunque Ramsés III fue un buen rey y está considerado como el último faraón efectivo del Imperio Nuevo, no consiguió mantener ma'at como directiva principal de su cargo. Su insistencia en mantener la tradición de la celebración del jubileo de 30 años del faraón, a pesar de las dificultades que atravesaba el país, hizo que se destinaran importantes recursos a la corte, y esta decisión supuso que otros, más abajo en la jerarquía, tuvieran que prescindir de ellos.
Los problemas se hicieron evidentes hacia 1159 a.C., cuando se retrasaron los pagos a los trabajadores de las tumbas de Deir el-Medina y, en un hecho sin precedentes, estos se declararon en huelga. Ningún trabajador se había declarado en huelga antes en Egipto; era literalmente impensable. Cada uno en la estructura social tenía un lugar y una responsabilidad, y no se podía decidir simplemente un día ignorarlo. Cuando los trabajadores se declararon en huelga, los funcionarios fueron incapaces de manejar la situación y, a falta de experiencia en este tipo de situaciones, intentaron comprar a los trabajadores con pasteles del templo local.
Finalmente, la situación se resolvió y los trabajadores cobraron, pero la huelga era el resultado de un problema que nadie sabía cómo atender: el incumplimiento de Ma'at por parte de un rey vigente. Era responsabilidad del rey modelar el comportamiento de su pueblo pero, en este caso, los trabajadores de las tumbas se vieron obligados a recordarle al rey sus obligaciones y su transgresión. La huelga en sí era una ruptura del equilibrio que llamaba la atención sobre la mayor transgresión del gobernante.
En tiempos de Ramsés XI (1107-1077 a.C.), el imperio había caído y se adentraba lentamente en la época conocida como Tercer Periodo Intermedio de Egipto (en torno a 1069-525 a.C.). Aunque un relato como La historia del campesino elocuente pudo seguir siendo popular durante esta época, ya no reflejaba la administración práctica de la justicia. Cargos tan altos como el de visir hasta el nivel de calle de los agentes de policía estaban corrompidos y obras como La historia del campesino elocuente o la Instrucción de Rekhmira ya no eran relevantes porque poca gente vivía ya según esos principios. Una vez comprometido el valor de Ma'at, se perdió el equilibrio y el sistema jurídico basado en la armonía divina empezó a decaer.
Es un abogado mexicano que cuenta con experiencia en traducción jurídica y académica. En su labor profesional se ha dedicado mayormente al servicio público, en donde se ha especializado en diversos temas de derecho, gobierno, cultura y derechos humanos.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, Joshua J.. "El equilibrio y la ley en el Antiguo Egipto."
Traducido por Jair Araiza. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 03, 2017.
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Mark, Joshua J.. "El equilibrio y la ley en el Antiguo Egipto."
Traducido por Jair Araiza. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 03 oct 2017. Web. 31 oct 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 03 octubre 2017. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.