Orisha

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 06 octubre 2021
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés
Orisha (by Unknown Artist, Public Domain)
Orisha
Unknown Artist (Public Domain)

Los Orishas (también oricha y orishá) son seres sobrenaturales normalmente considerados como deidades en la religión yoruba de África occidental, aunque en realidad son manifestaciones o personificaciones del ser supremo Olodumare. Normalmente se dice que son 400 + 1, como una manera estándar de decir que no tienen número o que son innumerables.

Se cree que la fe en los Orishas se desarrolló en torno a 500 y 300 a.C., pero probablemente es mucho más antigua, ya que esta datación se basa en los descubrimientos arqueológicos y hay muchos enclaves de África occidental todavía sin excavar. Según las creencias yoruba, Olodumare es demasiado inmenso para que lo pueda comprender la mente humana, por lo que este manifestó diferentes aspectos de sí mismo, y cada uno recibió una esfera de influencia aleatoriamente. Olodumare arrojó los poderes de dominio al aire, y cada Orisha sería responsable del poder o esfera de influencia que atrapara.

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Los Orishas viajaron a América y el Caribe mediante el comercio transatlántico de esclavos, cuando muchos yorubas fueron esclavizados, y una vez allí se sincretizaron con los santos cristianos del catolicismo. Los yorubas pudieron continuar practicando su religión convirtiéndose al catolicismo solo de nombre, ya que los santos servían el mismo propósito en el catolicismo que los Orishas en su fe original, el de intermediarios entre el creyente y la deidad suprema.

Hoy en día, la gente invoca a los Orishas en rituales individuales o comunes en busca de fuerza espiritual, iluminación o ayuda en los desafíos diarios. Aunque hay muchos Orishas, hay siete que se entienden como los más poderosos y que se han convertido en los más populares entre los creyentes modernos. Actualmente, la adoración de los Orishas se practica por todo el mundo de varias formas, incluidos los sistemas de la Santería, el Candomblé y el Vudú, además de los católicos nominales y los que se identifican como neopaganos, wiccanos, o practicantes New Age.

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La religión yoruba

Las creencias de la fe yoruba fueron transmitidas oralmente durante generaciones hasta que se pusieron por escrito, por lo que hay varias versiones de las mismas historias. En algunas, el ser supremo se llama Olodumare, mientras que en otras es Olodumare-Oloorun y en otras es Olofin, pero todos estos nombres se refieren a la misma entidad, que no es ni masculina ni femenina, que creó el universo y es el propio universo. Varias obras modernas sobre la fe yoruba afirman que Olodumare vive en los cielos lejos de las preocupaciones de la gente de la tierra y que no puede oír las plegarias de los fieles, pero esto no parece estar respaldado por las historias en las que la entidad conoce y se preocupa por los problemas tanto de los Orishas como de los mortales. El experto Alex Cuoco comenta:

Olodumare-Oloorun es el dios supremo, todopoderoso de los yorubas y no un Orisha. Se lo ha representado equivocadamente, por los primeros misionarios de África occidental y en la diáspora africana, como un dios distante pero poderoso cuyas labores y vivienda son desconocidos. Sin embargo, contrario a la opinión que ofrecen la diáspora y los misionarios, Olodumare-Oloorun es un dios poderoso que siempre está presente en todo, a pesar de que está por encima de los Orishas y de la gente de la tierra. (2)

Cuoco usa el pronombre masculino por conveniencia, ya que Olodumare es Todas las cosas y por tanto es femenino y masculino a la vez. En la cosmología yoruba, Olodumare se encuentra en la cima de la jerarquía, y todo lo demás desciende de él:

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  • Olodumare
  • Orisha
  • Seres humanos
  • Ancestros humanos
  • Plantas y animales

Al mismo nivel que los Orishas encontramos los Ajogun, que son difíciles de definir, pero a menudo se asocian con el concepto occidental de un demonio. Un Ajogun es un ser sobrenatural que causa problemas, incita los malentendidos, trae enfermedades y causa accidentes. Sin embargo, no son demonios, porque, de acuerdo con la fe yoruba, todas las cosas de la creación ya sean naturales o sobrenaturales, están poseídas de los aspectos de la positividad (ire)y la negatividad (ibi), así que no se puede entender nada como totalmente malo o bueno. Puede que los Ajogun sean Orishas embaucadores, pero sean lo que sean, no se pueden considerar "malvados" o "demoníacos" en el sentido cristiano.

LOS ORISHAS EXISTEN PARA AYUDAR A LOS HUMANOS A ALCANZAR EL OBJETIVO DE LA AUTORREALIZACIÓN, PERO ESTAS ENTIDADES NO SON PERFECTAS EN SÍ MISMAS.

Los ancestros humanos aparecen en la jerarquía porque se entiende que los espíritus de los que ya han muerto siguen existiendo y pueden ejercer su influencia sobre los vivos. Sin embargo, para que puedan hacerlo tienen que ser recordados y los vivos tienen que invocarlos, y es por eso que están por debajo de los vivos en la jerarquía. Las plantas y los animales, a pesar de estar al final del todo, no se considera que tengan menor valor que los humanos o los ancestros; sencillamente no tienen la misma capacidad de agencia. Se entiende que las plantas y los animales poseen la misma chispa divina que los seres humanos.

La historia de la creación yoruba, al igual que muchas otras, tiene varias versiones diferentes. En una, al principio de los tiempos, Olodumare creó los Orishas y repartió poderes entre ellos aleatoriamente. Después los Orishas se reunieron en torno al gran baobab que les proporcionaba todo lo que necesitaban y se negaron a usar sus poderes para la creación, ya que prefirieron satisfacer sus propias necesidades. Así que Olodumare se encargó del acto de creación a través del Orisha (o dios) Oduduwa, que creó al pueblo yoruba y estableció la vida en la ciudad de Ife, o Ile-Ife, así como el concepto de la identidad cultural y la realeza. No se habla de si los Orishas decidieron después participar en la creación o no.

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Sin embargo, su participación en la creación se presenta en otra versión en la que el Orisha Obatala separa la tierra de las aguas y Olodumare envía a 17 Orishas para terminar el trabajo. 16 de ellos son masculinos y la decimoséptima, Oshun, no solo es la única mujer sino también la más joven del grupo. Los hombres ignoran sus sugerencias y sus obras y acaban fracasando. Se ven obligados a regresar frente a Olodumare y admitir que han fracasado, y les preguntan qué ha pasado con la decimoséptima que fue con ellos. Los Orishas confiesan que la ignoraron porque era una mujer, además de ser mucho más joven, y les contestan que ella es la única que puede terminar el trabajo. Los Orishas regresan a la tierra y le piden disculpas a Oshun, que termina la creación con los dones de la belleza, la fertilidad, el amor y la dulzura, infundiendo la necesidad de estos dones en toda la gente a la que Olodumare había traído a la vida.

Oduduwa Statue
Estatua de Oduduwa
The_AyeniPaul (CC BY-SA)

Por tanto, todos los seres humanos están conectados unos con otros, sin importar su apariencia, religión u hogar, porque todos le deben su propia existencia al mismo aliento de vida que los anima a todos y, de la misma manera, todos los seres humanos están relacionados con todos los seres vivos. Este aliento de vida se conoce como Ashe, o Ase, y es básicamente la vida misma ya que está en movimiento y transformación constantes. También se cree que todo ser humano tiene un Ayanmo, un destino, que cada uno elige para sí mismo antes de nacer pero que se olvida tras el nacimiento, y que hay que llevar a cabo a lo largo de la vida. Si este destino no se puede cumplir, por cualquier razón, entonces la persona se reencarna y vuelve a intentarlo en la siguiente vida.

Los Orishas existen para ayudar a los humanos a alcanzar el objetivo de la autorrealización, pero estas entidades no son perfectas en sí mismas y a veces interrumpen a la gente, a menudo sin querer, porque cada uno tiene su propia personalidad y sus faltas igual que los seres humanos. Se supone que los Orishas, al igual que los mortales, tienen que dedicarse a desarrollar un carácter robusto que busque la bondad y rechace el mal, pero ni las personas ni los Orishas son capaces de hacer esto todo el tiempo, y las debilidades personales, el deseo, el orgullo, el rencor y la arrogancia a menudo se interponen entre lo que saben que deberían hacer y lo que quieren hacer.

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Olodumare y los Orishas

Los mejores ejemplos de esto se encuentran en las historias en las que los Orishas se rebelan contra Olodumare creyendo que la deidad suprema es demasiado vieja para seguir rigiendo el mundo y que ellos podrían hacerlo mucho mejor. En una historia, los Orishas se reúnen para discutir la manera de deshacerse de Olodumare y deciden darle un susto de muerte invitándolo a una de sus cabañas, donde, durante la cena, sueltan ratones, por los que Olodumare siente pavor. Los Orishas están orgullosos de su plan, pero se olvidan de incluir a Esu en la trama (también conocido como Eshu o Elegua, el dios mensajero que preside sobre las encrucijadas, los umbrales y el cambio). Sin embargo, Esu conoce el plan porque estaba presente en la entrada cuando lo formulan, pero no avisa a Olodumare de sus intenciones.

EL NÚMERO DE ORISHAS SE SUELE FIJAR EN 400+1, QUE SUGIERE LO ILIMITADO DE SU NÚMERO.

En el día señalado, Olodumare va a visitar la cabaña de los Orishas donde están escondidos los ratones, esperando disfrutar alegremente de una comida con los demás, pero en cuanto cruza el umbral, la puerta se cierra y sueltan cientos de ratones por el suelo. Olodumare está aterrorizado y huye de los ratones, pero entonces aparece Esu, que tranquiliza a la deidad y se come rápidamente todos los ratones. Olodumare exige saber quién ha organizado la trampa, y Esu indica quiénes son los culpables, que reciben su castigo rápidamente. Como recompensa, Esu recibe el don de poder hacer lo que quiera, cuando quiera, sin restricciones ni consecuencias, con lo que se puede convertir en la figura del embaucador que interfiere libremente en la vida de los demás, por razones que solo él conoce, con lo que alienta la transformación.

En otra historia, los Orishas se niegan a seguir obedeciendo a Olodumare porque quieren poder gobernar el mundo a su antojo sin tener que consultar con nadie. Esu acude rápidamente al reino de Olodumare, Orun, a contarle las noticias, y Olodumare para las lluvias. La tierra empieza a morir porque las cosechas no germinan y los ríos se secan, y los Orishas lloran arrepentidos, pero Olodumare no los escucha. Oshun se convierte en un pavo real y vuela hasta Orun, pero al pasar demasiado cerca del sol, pierde casi todas sus plumas y, como el viaje es largo, llega exhausta y enferma, pero logra transmitir el mensaje de arrepentimiento de los Orishas. Olodumare deja caer la lluvia, cura a Oshun y declara que es la única Orisha que siempre será bienvenida a Orun con sus mensajes.

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Los siete Orishas

Sin embargo, los Orishas no siempre están causándole problemas a Olodumare, y en general prestan atención a sus responsabilidades. Se puede entender, por tanto, la conclusión de que Olodumare está muy distante de los asuntos de los mortales como para ponerse en contacto, pero, al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que cada uno de los Orishas es una manifestación de Olodumare, por lo que el ser supremo es consciente de cada plegaria que se hace a los Orishas.

Oshun Statue
Estatua de Oshun
Yeniajayiii (CC BY-SA)

Como ya se ha dicho, lo más común es decir que los Orishas son 400+1, que sugiere lo ilimitado de su número. Se sobreentiende que, aunque se pueda pensar que se conocen todos los Orishas y se puede nombrar hasta el último, siempre habrá uno más que se ha pasado por alto. Aun así, no todos los Orishas aparecen en las historias; no más de 20 o 30 aparecen con asiduidad. Pero hay siete que aparece a menudo, por lo que se han convertido en los más populares y normalmente se habla de ellos como dioses y diosas:

  • Esu: el mensajero de dios que preside sobre las encrucijadas, los umbrales y la transformación
  • Ogun (también Ogoun): dios de la metalurgia, la fuerza, la transformación y la curación
  • Obatala: dios celeste de la creación, protector de los débiles y los inválidos, protector de la pureza
  • Yemayá: la madre de toda el agua, la madre tierra divina, protectora de las mujeres
  • Oshun: diosa del agua dulce, la fertilidad y el amor, es la segunda esposa de Shango
  • Shango: dios de los truenos y los relámpagos, el fuego, la virilidad, la guerra y los cimientos
  • Oya: diosa de la transformación y el renacimiento, guardiana de los muertos, es la tercera esposa de Shango

Estas no son sino las descripciones más básicas de los dominios de los Siete Orishas. Oya también es la diosa del río Níger, al igual que Oshun lo es del río Osun, y ambas están relacionadas con la protección y la orientación. Se puede decir que todos son figuras transformadoras en mayor o menor medida, con muchas responsabilidades. Por ejemplo, Esu, como deidad de las encrucijadas, actúa como psicopompo, que guía a las almas de los muertos hasta el más allá y las acompaña, a la vez que puede que también tuviera algo que ver con las circunstancias de la muerte en cuestión. Ogun puede destruir tan fácilmente como cura, al igual que Oshun cuando no está contenta, y Shango puede atacar violentamente con rayos y truenos cuando se enfada tan a menudo como cuando lo hace por justicia.

Los Orishas y los santos católicos

Los Orishas nunca se representan como seres perfectos, y hay varias historias sobre su mal comportamiento, pero se los representa intentando hacer lo que se espera de ellos lo mejor que pueden en términos muy humanos. Oshun puede ser rencorosa, Shango impaciente, Esu deshonesto, Yemayá furiosa y demás. Sin embargo, se puede contar con ellos para transmitir los mensajes de los mortales a Olodumare, por lo que se los acabó relacionando con los santos del catolicismo cuando llevaron a los yorubas como esclavos al llamado Nuevo mundo.

En América del norte, que era mayormente protestante, no está claro cómo se siguió practicando la fe yoruba durante los siglos XVII-XIX, y puede que no se hiciera en absoluto, pero en América central, el Caribe y Sudamérica, que eran principalmente católicas, se sincretizó con el cristianismo, y los Orishas se relacionaron con algunos santos. Al igual que las historias que contaban los yorubas en África occidental, cada Orisha se relacionó con un santo diferente en diferentes regiones, así que no se puede decir de manera categórica qué Orisha se identificó con qué santo. Sin embargo, en general la conexión entre el Orisha y el santo tenía que ver con la relación entre la influencia y los temas que se relacionaban con unos y otros.

Yemaya
Yemayá
Karen (CC BY-NC-SA)

Esu, por ejemplo, estaba asociado con san Antonio de Padua, patrón de las cosas perdidas, la gente descarriada y las causas perdidas, debido a su rol como guardián de los cruces y de guía en las transiciones. Ogún se relacionó con san Pedro debido a su asociación con la fuerza, ya que Pedro era conocido como la "roca" sobre la que Jesucristo fundaría su iglesia. Yemayá acabó relacionándose con la Virgen María como Nuestra Señora de Regla en Cuba, mientras que Oshun se asoció con la misma figura en la forma de Nuestra Señora de las Mercedes. Shango se identificó con Santa Bárbara, a quien se ruega la ayuda en las tormentas, pero también es patrona de los artilleros, por lo que está vinculado a la guerra. Los demás Orishas siguieron el mismo patrón, y muchas de las Orishas femeninas se asociaron con la Virgen María bajo epítetos varios en diferentes regiones.

Conclusión

Al igual que con los santos, era fácil relacionarse con los Orishas porque eran falibles. Puede que san Pedro fundara la Iglesia, pero aun así negó a Jesucristo tres veces, igual que puede que Ogun se entendiera como una fuente de fuerza y curación, pero aun así intentó violar a Oshun en una de las historias en la que la rescata Yemayá. La gente sentía que podía hablar con los Orishas libremente porque estos entendían sus problemas, sus debilidades, su dolor y sus miedos.

En otra historia de la religión yoruba, una vez que se creó el mundo y se pobló, todos los seres humanos eran iguales; a nadie le faltaba de nada. Sin embargo, con el paso del tiempo, la gente empezó a quejarse de la situación, señalando que, si todo el mundo tenía lo que necesitaba y todo el mundo era igual, nadie podía ser diferente al vecino y no tenían ningún objetivo por el que trabajar. Se quejaron mucho a Olodumare, y fue Esu quien transmitió sus lamentos, que como siempre actuaba como intermediario.

Esu iba y venía entre la divinidad y la humanidad, intentando razonar con la gente, intentando convencerla de lo bien que estaban en un mundo en el que todos sus deseos estaban satisfechos y nadie pasaba hambre, pero la gente exigió cambios y diferenciación, así que Olodumare les concedió su deseo a los seres humanos, pero les advirtió de antemano que, una vez realizado el cambio, no habría marcha atrás. Después, los que tenían la piel clara se quejaban de no tenerla más oscura y viceversa, los pobres robaban a los ricos, y los ricos usaban la ley contra los pobres, un pueblo reunió todos los recursos y suministros y los defendió contra otro, y hubo necesidad y hambruna, guerra y carencia. La gente se lamentó de haber cuestionado el plan de la deidad suprema, pero entendió que había recibido exactamente lo que había pedido y ahora tendría que vivir con ello. Sin embargo, los Orishas los ayudarían.

Al fin y al cabo, los Orishas habían cuestionado la sabiduría y la justicia de Olodumare y se habían arrepentido más de una vez, así que podían entender la condición humana. En el caso de los Orishas, Olodumare había permitido que la vida continuara como había sido antes, pero la deidad suprema le dejó claro a la humanidad que, una vez que eligieran la desigualdad como base de su existencia, no podrían regresar a su vida anterior.

Así que lo mejor que podían hacer era rogarle a Olodumare mediante los Orishas la fuerza para sobrevivir en un mundo en el que no siempre se consigue lo que se quiere, e incluso cuando se consigue puede que no sea en absoluto lo que se esperaba. Hoy en día los Orishas se siguen invocando por las mismas razones y, según las creencias, siguen estando tan atentos a las necesidades de los seres humanos y responden a las mismas igual que cuando la gente despertó a la vida en el principio de los tiempos.

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2021, octubre 06). Orisha [Orisha]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20104/orisha/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Orisha." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 06, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20104/orisha/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Orisha." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 oct 2021. Web. 23 abr 2024.

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