Justas medievales

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Edilsa Sofia Monterrey
Publicado el 02 julio 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Wenceslaus I at Tournament (by Unknown Artist, Public Domain)
Wenceslao I de Bohemia en torneo
Unknown Artist (Public Domain)

Desde el siglo XIII hasta el XVI, las justas fueron uno de los componentes más populares de los torneos medievales donde los caballeros hacían alarde de sus destrezas marciales lanzándose al galope el uno contra el otro con lanzas de madera en un área designada, conocida como liza. A partir del año 1400 aproximadamente, los dos caballeros contendientes estaban separados por una barrera o valla (tilt en inglés, por lo que a este deporte también se le llama tilting). Las justas eran oportunidades para exhibir los símbolos heráldicos, el ceremonial general propio, y el caballero tenía ocasión de impresionar a las damas aristocráticas quienes les daban su bufanda o su velo como muestras de favor. Las justas dejaron de estar de moda al final del medioevo pero resurgieron ocasionalmente hasta el siglo XIX.

Torneos

Los torneos en los que combatían simulando batallas de caballería, llamadas melés (mêlées), con el propósito de capturar la mayor cantidad de participantes del equipo contrario, probablemente comenzaron en Francia en el siglo XI. Para finales del siglo siguiente, la tendencia se había extendido por toda Europa. Los torneos podían durar varios días, con mucha frecuencia se organizaban para celebrar otros eventos tales como un matrimonio importante o una coronación. Durante el transcurso del evento había puestos de refrescos, vendedores de caballos y de ropa fina, actuaciones teatrales con músicos y acróbatas en los intermedios, desfiles y numerosos banquetes.

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Aunque desde el siglo XI había sido un evento secundario menor, las justas se hicieron más comunes como evento en los torneos a partir de la segunda mitad del siglo XIII. Tal vez el nombre «justa» derivó del latín juxtare («encontrarse») y el evento probablemente fue creado como respuesta a la mayor relevancia que se le daba a la caballería y al honor a finales de la Edad Media. Era más fácil mostrar la destreza en un evento individual frente a una audiencia que en un combate libre de la melé que tenía lugar a través del país. Se suponía que un buen caballero debía demostrar ciertas cualidades tales como la proeza marcial (prouesse) y gestos de nobleza (débonnaireté), y a aquellos contrincantes con antecedentes criminales o de dudosa reputación les estaba prohibido competir (quizá por esto algunos competían de forma anónima). Como los torneos se convirtieron en eventos sociales cada vez más espectaculares, los caballeros tenían que dar prueba de su linaje antes de poder participar y desplegar el blasón de la familia a la que pertenecían en el escudo, sobreveste y en la gualdrapa del caballo, por lo que de esto se hizo una formalidad en los certámenes.

LAS DAMAS ASISTÍAN A LAS JUSTAS, A VECES HASTA PATROCINABAN EL TORNEO Y PODÍAN REGALAR ARTÍCULOS SIMBÓLICOS O FAVORES A determinados CABALLEROS.

Las damas asistían a los torneos, a veces hasta patrocinaban el torneo y podían regalar algunos artículos simbólicos a determinados caballeros, conocidos como favores, como un velo que se enrollaba en la lanza de quien lo recibía. Las damas y otros espectadores observaban desde una tribuna especialmente construida para este propósito, desde pabellones con balcones o simplemente desde tiendas de campaña.

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A veces los caballeros se disfrazaban con trajes de figuras legendarias como el rey Arturo, de enemigos tradicionales como los sarracenos, de monjes, o incluso de damas de la corte. Tal era el caso para el evento conocido como la «mesa redonda» donde cada caballero pretendía ser un personaje de las leyendas artúricas. Otra oportunidad para las justas era durante los períodos de tregua o asedio cuando los caballeros de ejércitos opuestos justaban para pasar el tiempo, aunque los resultados podían ser letales. Ejemplos famosos de estas justas improvisadas tuvieron lugar en Sicilia en el año 1062, en Wurzburgo (Alemania) en 1127, en Rennes en 1357, y numerosas veces durante las guerras angloescocesas del siglo XIV.

Knight Chesspiece
Caballo, pieza de ajedrez
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Armas

El arma principal era la lanza de aproximadamente 2,4 a 3 metros (8-10 pies) de largo y generalmente de madera de fresno o de ciprés. La lanza era hueca, para que se quebrara sin causar graves heridas. Para reducir aún más las fatalidades, a las lanzas se les ponía una corona de tres o cuatro puntas llamada «coronel» que reducía el impacto, mientras que las espadas se embotaban o se les quitaba el filo. A estas armas se les llamó «armas de cortesía» o à plaisance. Sin embargo, también hubo partidos de revancha (una justa à outrance) donde los contrincantes usaban armas letales y juraban pelear hasta causar heridas graves o que la muerte decidiera el asunto.

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No fue sino hasta el siglo XIV que se añadió una guarda en torno a la empuñadura, primero circular y luego cónica, para proteger la mano en la que se llevaba la lanza. En el siglo XV, la lanza se hizo más delgada donde la mano la empuñaba. Se podía ajustar un cinturón de cuero alrededor del antebrazo para prevenir que la lanza se deslizase hacia atrás al recibir un ataque del adversario.

El riesgo de sufrir lesiones era alto incluso durante el curso de un evento ordinario, por lo que era recomendable ejercitarse asiduamente. Un dispositivo común de entrenamiento para perfeccionar las habilidades de lanzamiento era la quintana o estafermo, un poste giratorio con dos brazos, uno para el escudo y el otro para el contrapeso. El caballero debía golpear el escudo y continuar avanzando para evitar ser golpeado con el contrapeso que comenzaba a rotar. Algunas veces, para dar mayor motivación, el escudo tomaba la forma de la figura de un sarraceno blandiendo una espada. Otro dispositivo era una anilla suspendida que el caballero tenía que atrapar y remover con la punta de su lanza. Los caballeros inexpertos frecuentemente hacían sus propios partidos de justas en la víspera de un certamen propiamente dicho.

Jousting Lance Head
Cabeza de lanza para las justas
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Las espadas no se utilizaban mientras se estaba montado a caballo, pero si un caballero era desmontado, entonces el otro también bajaba de su caballo, y los dos podían pelear en un combate cuerpo a cuerpo si así lo deseaban. Las espadas eran largas y de doble filo, con una simple guarda en forma de cruz para proteger la mano; normalmente se necesitan las dos manos para manejar la espada eficazmente por cualquier período de tiempo. Se podían utilizar mazas en lugar de espadas.

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Armadura

Aunque en los torneos del siglo XIII se llevaban armaduras acolchadas rellenas de lino o de cuero, en el siglo siguiente, a medida que la armadura de placas se comenzó a usar más en el campo de batalla, también los participantes comenzaron a usarla en las justas. No obstante, por lo general, la armadura de batalla se especializó para el uso en los torneos; las secciones con más probabilidades de recibir golpes (el pecho y el lado derecho del yelmo o del casco) se reforzaron con una placa adicional de metal, se diseñó un guantelete pesado de acero para la mano que sostenía la lanza y una rendija para la visera del yelmo. Un tipo de yelmo popular fue el de boca de rana (llamado así porque la parte inferior sobresalía más que la superior), que tenía un corte horizontal a la altura de los ojos pero era tan estrecho que el caballero solo podía ver cuando movía la cabeza hacia adelante; la ventaja era que sus ojos estaban instantáneamente protegidos al mover la cabeza hacia arriba. Hacia finales del siglo XV, los yelmos se empezaron a atornillar al pecho y a la espalda de la armadura para que no se cayeran tan fácilmente en caso de recibir un golpe. Para los torneos, los yelmos se adornaban de manera suntuosa con plumas y crestas, incluso con cuernos y con figuras tridimensionales.

AL PARECER, lo normal era llevar TRES LANZAS, LUEGO podían seguir los combates a pie CON ESPADA.

Los escudos eran hechos de madera y de cuero; por lo general estaban reforzados con piezas de hierro. Con el tiempo, los escudos tuvieron varias formas y tamaños. Podían ser pequeños como los escudos clásicos heráldicos, alargados y también rectangulares. Algunos escudos tenían una esquina recortada para poder reposar allí la lanza. A veces el escudo se sujetaba al hombro para asegurarse de que no cayera al suelo si recibía un golpe. En el siglo XV, los caballeros vestían una poire, que era un acolchado en forma de pera que se colocaba sobre el hombro para amortiguar cualquier golpe al escudo desde adelante.

Generalmente, a los caballos se les protegía el pecho con protectores acolchados o de metal llamados pechera o petral que se colgaban del cuello del animal. También podían tener una placa de metal para proteger la cabeza (la testera), y muchas veces se les cubrían los ojos. Las sillas de montar se hacían con un arzón más alto en la parte trasera (especialmente en Alemania) para que el caballero pudiera mantenerse con mayor facilidad sobre la silla en caso de ser golpeado con la lanza del contrincante. En el siglo XIV, las sillas de montar fueron equipadas con protectores curvos para las piernas de los jinetes, que también podían protegerse llevando grebas o grebones. Además, hacia finales del siglo XIV, los caballeros llevaban un ristre como parte del peto de la armadura para darle mayor estabilidad al arma.

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Jousting Armour
Armadura para justas
Sandstein (CC BY)

Las lizas

El área donde los caballeros justaban era conocida como la liza, un espacio más o menos rectangular que por regla general se cubría con arena y paja. El campo tenía entre 100 y 200 metros (110-220 yardas) de largo. A partir del siglo XV, los dos caballeros a veces se separaban por una barrera o valla del largo del campo que aseguraba que no se produjeran choques frontales. Originaria de Italia y reemplazando la simple cuerda de antaño, la barrera tenía 1,8 metros de alto aproximadamente. Cada jinete partía del lado opuesto del campo y galopaba hacia el otro con el objetivo de golpear con su lanza al contrincante, sea en el pecho, el cuello o el yelmo, lo que sería suficiente como para tumbarlo del caballo. En las justas posteriores, el objetivo era golpear el escudo del oponente específicamente. A principios del siglo X incluso hubo escudos mecánicos que se rompían tras un impacto, con lo que se indicaba claramente a los asistentes quién había dado el primer golpe y a quién.

A menudo las lanzas se rompían con el impacto, una característica distintiva de seguridad, y en estos casos el escudero del caballero le daba a su amo una nueva. Al parecer, solo tres lanzas eran el máximo permitido; luego los combates podían seguir pie a tierra. Con el tiempo el tamaño del campo para las justas se fue reduciendo y al tener mayor seguridad, se podían llevar armaduras, crestas en los yelmos y escudos más ligeros y llamativos. Cuando uno de los caballeros se quitaba el yelmo, esto significaba que no quería continuar el combate. El romance francés del siglo XIII, El libro del castellano de Coucy, aunque es una obra de ficción, capta los peligros de las justas en el extracto que sigue:

Al día siguiente las justas continuaron [hasta que] al final solo quedaron tres caballeros, todos los demás estaban heridos… En el primer pasaje, el castellano golpeó el yelmo del adversario que cayó al polvo, y la sangre corrió por su nariz y su boca… En el tercer intento ambos hombres fueron desarmados y cayeron inconscientes al suelo. Los ayudas de cámara, sargentos y escuderos los pusieron sobre sus escudos y los sacaron del campo… pero, gracias a Dios, no fue más que un estado de inconsciencia pasajera; ninguno de los dos hombres había muerto. (Gies, 182)

Incluso las justas de entrenamiento podían ser peligrosas: John de Hastings, Conde de Pembroke, murió de una herida en la ingle provocada en uno de estos incidentes en el año 1390. Incluso hubo casos de espíritus competitivos que fueron demasiado lejos. En el siglo XIII, el cronista Mather Paris registraba que un caballero llamado Roger de Leyburne mató a su adversario Arnold de Montigny con un golpe de lanza en el cuello. Después de la justa se descubrió que la lanza de Leyburne no había sido embotada como debía ser el caso; además, a Leyburne se le había roto una pierna en una justa anterior contra Montigny.

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Joust Re-enactment
Recreación de una justa
Pseudopanax (Public Domain)

Con el tiempo la justa tuvo menos que ver con tumbar del caballo al adversario para convertirse en un deporte a base de puntos. Se desarrollaron reglas complejas donde se daban puntos por la cantidad de lanzas quebradas o por golpes en partes específicas del cuerpo o de la armadura, como la visera. Un conjunto de ordenanzas para los torneos compilada en Inglaterra en 1466 estipulaba premios por los golpes que siguen:

  • Desmontar con la lanza o tumbar el caballo y al jinete.
  • Golpear dos veces el coronel del adversario.
  • Golpear tres veces la mira del yelmo.
  • Romper correctamente la mayor cantidad de lanzas.
  • Mantenerse en el campo por más tiempo y siempre con el yelmo puesto, y después de haber hecho el recorrido más limpio y dado el mayor número de golpes, ser el mejor con la lanza. (Gravett, 1992, 25)

A la inversa, los premios se podían retirar si un caballo era atacado, si un contrincante era golpeado por la espalda, o si uno se chocaba con la barrera tres veces. Aquel que salía victorioso de una justa ganaba premios tales como una corona de oro, un anillo, una joya, una cadena de oro, una fina espada o un yelmo, incluso un caballo o un halcón; mientras que recompensas menos comerciales tomaban la forma de un beso o el liguero de alguna dama y la adoración general de los asistentes y de sus pares.

Decadencia

A partir del siglo XVI, la equitación fue más apreciada que las destrezas de las justas, y el combate a pie, donde algunas veces los oponentes estaban separados por una barrera baja, se convirtió en una alternativa popular de las justas. También había otros desafíos tales como el tiro con arco, y el costoso fasto e inherente peligro de las justas ocasionó su lenta decadencia. Las justas perdieron mucho de su encanto cuando Enrique II, rey de Francia (que reinó de 1547 a 1559), murió poco después de una justa en 1559 cuando al quebrarse la lanza, una astilla penetró en su visera. Los torneos continuaron pero tenían lugar esporádicamente en algunos países, especialmente como espectáculos para celebrar importantes eventos reales; sin embargo, el resurgimiento, aunque breve en el siglo XIX, tenía poco sentido ahora que el siglo de oro de la gallardía y de la caballería hacía tiempo que ya había pasado.

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Sobre el traductor

Edilsa Sofia Monterrey
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, julio 02). Justas medievales [Medieval Jousting]. (E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17133/justas-medievales/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Justas medievales." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación julio 02, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-17133/justas-medievales/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Justas medievales." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 jul 2018. Web. 05 nov 2024.

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