La pequeña y el fantasma

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Eva Bruzos Bruyel
publicado 06 junio 2024
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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La pequeña y el fantasma es una leyenda de la nación cheyene que trata de una jovencita a la que rapta un espíritu después de que su madre la haya expulsado de casa. La historia explora muchos temas habituales en la literatura cheyene, como la importancia de seguir las instrucciones, además de incluir una enseñanza sobre los peligros de actuar de manera precipitada cuando se está enfadado.

Cheyenne Girl
Niña cheyene
Edward S. Curtis (Public Domain)

Los cheyenes, como todas las naciones indígenas norteamericanas, aprecian mucho la tradición, así como la observancia fiel de los rituales comunitarios, y un aspecto significativo de esto no es otra cosa que seguir las instrucciones. Antaño se creía que una persona recibía en cierto momento un mensaje del mundo de los espíritus que le indicaba cómo practicar un rito determinado, cómo portarse con los demás, cómo comportarse ella misma en privado y cómo honrar a la divinidad en el día a día. Estas instrucciones, que luego se compartían con los demás, se transmitían de generación en generación y se convertían en tradiciones comunitarias.

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Por este motivo, muchos cuentos cheyenes —si no todos, de un modo u otro— ponen de relieve la importancia de seguir las instrucciones. En esto, no son distintos de los de los sioux, los iroqueses, los pawnees o cualquiera de los otros pueblos indígenas de Norteamérica: tenían en común el concepto del «pasado presente» —cómo el pasado está eternamente presente en las historias que uno cuenta y en los rituales que uno observa—, pero este pasado solo puede estar presente si uno es fiel a la visión original de la historia y al espíritu del ritual.

Hay muchas versiones distintas de los cuentos de diversas naciones indígenas norteamericanas. Existen variaciones significativas del relato cheyene, arapajó o sioux Cómo la tortuga fue a la guerra, por ejemplo, así como de las historias cheyenes conocidas como los cuentos de Wihio o de los cuentos sioux de Iktomi. Lo importante de estas historias no son tanto los detalles como el mensaje general, el tema y la moraleja, que al final es la clave del relato. Comprender el motivo por el que uno está contando esa historia es un aspecto esencial de seguir las instrucciones: uno está contando esa historia igual que quienes la contaron antes porque la gente necesita oír lo que el relato tiene que decir. Para los indígenas norteamericanos, el narrador solo representa el conducto a través del cual se les descubren a los demás las verdades de un cuento dado.

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Texto

Al relatar este cuento, el narrador estaba sin duda poniendo de relieve la importancia cultural de cumplir las instrucciones, pero hay muchos otros aspectos de la historia que tocan por encima otras enseñanzas importantes. Los cheyenes, como otras naciones, creían que los fantasmas eran una realidad y muchos cuentos indígenas norteamericanos trataban de los peligros de interactuar con estos espíritus. Entre los muchos peligros que representaban los fantasmas, estaba el convencimiento de que raptaban a los niños, sobre todo a las niñas, para comérselos. Se pensaba que los fantasmas cazaban a los niños porque eran más vulnerables que los adultos. De esta creencia se habla en La pequeña y el fantasma, como en muchas otras historias, pero aquí sirve de aviso para no actuar de manera precipitada cuando se está enfadado.

La historia advierte de las consecuencias de actuar con ira: no importa cuánto lo lamente uno después porque lo hecho, hecho está.

La madre, cansada de oír chillar a su hija e incapaz de contener el ruido, la arroja con furia de la cabaña e, irreflexivamente, pide a gritos que un fantasma se la lleve. La madre no lo decía en serio, como queda claro más tarde cuando va llorando en busca de su hija desaparecida; pero el daño ya está hecho y no se puede deshacer porque el fantasma, invisible a su lado, le ha tomado la palabra y ha raptado a la niña. La historia advierte, entonces, de las consecuencias de actuar con ira: no importa cuánto lo lamente uno después porque lo hecho, hecho está.

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Como en muchos cuentos cheyenes, se pone de relieve el número cuatro todo el tiempo, ya que el cuatro es un número sagrado relacionado con los cuatro puntos cardinales. Cuando el anciano viste a la jovencita para que regrese al fin con los suyos, el narrador explica: «Así pues, quedó vestida de contrario» (159), en referencia al papel social del denominado contrario, alguien que se oponía intencionadamente en su forma de vestir y de comportarse a otros miembros de la comunidad, con lo que solía despertar en ellos una conciencia más clara de su propio comportamiento. En su papel de contrario, el personaje principal indica que la historia debería entenderse como un llamamiento a la audiencia para que examine sus propias actitudes y conductas.

El texto que viene a continuación es un fragmento del libro de cuentos y leyendas de 1926 By Cheyenne Campfires (literalmente «A la lumbre de las hogueras cheyenes»), de George Bird Grinnell, que reeditaron en 1971 los servicios de publicaciones de la Universidad de Nebraska (University of Nebraska Press):

Había una vez un campamento y, dentro de una de las cabañas, una pequeña que chillaba; estaba enfadada por algo. Su madre hizo todo lo posible para que la chiquilla parase; pero, al final, la madre se enfadó, así que abrió la puerta de la cabaña, echó a la chiquilla a empujones y dijo:

—Fantasma, ¡llévate a esta cría!

Un fantasma debía de andar por allí cerca de la puerta, puesto que, cuando la madre echó a la chiquilla, algo la recogió. En cuanto la echó, la cría dejó de chillar. Al cabo de un rato, la madre salió y, cuando no consiguió encontrar a su hija, fue de una cabaña a otra, llorando y buscándola. El que se llevó a la chiquilla era un fantasma joven y, en el lugar del que procedía ese fantasma joven, había un fantasma anciano. El joven condujo a la niña hasta el anciano y le dijo:

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—Aquí tienes tu comida.

Por la mañana, el fantasma anciano le dijo a la pequeña:

—Vete por leña.

La pequeña salió y juntó leña seca. Un pajarillo se acercó a ella volando y le dijo:

—¡Vas a llevar esa leña para ti! —Quería decir que la iban a usar para cocinarla a ella.

La pequeña subió la leña a la cabaña y el fantasma anciano, al ver lo que traía, le dijo:

—Ese no es el tipo de leña que quiero. —Y mandó a la chiquilla por más.

De nuevo, el pajarillo le dijo:

—¡Vas a llevar esa leña para ti!

La pequeña subió la leña a la cabaña y, de nuevo, al fantasma anciano le pareció que no estaba bien y la mandó por otra distinta. Fue una tercera vez y, de nuevo, el pajarillo le habló. Volvieron a mandarla una cuarta vez. El pajarillo se acercó a ella volando y le dijo:

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—Esta vez es la última; cuando regreses, te cocinarán.

La niña le contestó:

—No sirve de nada que me lo cuentes; el fantasma grande me tiene en su poder y yo no puedo ayudarme a mí misma. ¿Me puedes ayudar tú?

El pájaro le respondió:

—Sí que puedo ayudarte. Mira, aquí mismo hay una peña. Te llevaré hasta allí y, cuando llegues, debes decir ante la puerta de la roca: «Abuelo mío, he venido en busca de protección; padre mío, he venido en busca de protección; hermano mío, he venido en busca de protección; esposo mío, he venido en busca de protección». Esto hay que decirlo ante la puerta. Te llevaré hasta allí. Hay una piedra grande apoyada en la peña: esa es la puerta.

El pájaro le pidió que le pusiese una mano en cada hombro y, volando cerca del suelo, la transportó hasta la peña. Cuando llegaron, la niña repitió lo que el pájaro le había indicado. El pájaro le dijo:

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—Coloca la mano sobre la roca y empújala hacia un lado.

Fue lo que hizo ella, así que entró y vio a un anciano allí sentado. Este le dijo:

—Entra, nieta mía. Sé que has venido hasta mí en busca de protección.

Cuando el fantasma anciano echó en falta a la niña, salió y la siguió. Sabía que ella había ido a la peña. Al acercarse, comenzó a ulular como un búho y, cuando ululó, tembló el suelo. Cuatro veces ululó y, cada una de las veces, el suelo tembló. Cuando la niña oyó al fantasma, se asustó y corrió de un lado a otro dentro de la cabaña intentando esconderse; pero su abuelo le indicó que se estuviese tranquila y que no se asustase. Después de ulular cuatro veces, el fantasma se aproximó a la roca. Se quedó esperando delante de la puerta y dijo:

—¡Sacad mi carne! Si no lo hacéis, tendré que entrar por ella. —Cuatro veces lo dijo.

El anciano le contestó:

—Entra y sácala tú.

El fantasma le dijo:

—Abre la puerta para que pueda entrar.

Después de que se lo hubiese pedido cuatro veces, el anciano se levantó y abrió la puerta de un tirón justo lo suficiente para que el fantasma metiese la cabeza, así que, cuando el fantasma hubo metido la cabeza, el anciano dejó que la puerta se cerrase de golpe y le cercenase la cabeza al fantasma para que cayese en el suelo de dentro. El anciano la recogió, la arrojó fuera de la cabaña y le dijo a la niña:

—Trae leña seca y échala encima de la cabeza.

Después de que ella hubiese hecho un montoncito encima, el anciano le prendió fuego; luego arrojó el cuerpo del fantasma a la hoguera, le entregó un palo a la niña y le dijo:

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—Mira, si algo sale rodando, no lo toques con la mano, sino que lo vuelves a meter en la hoguera con este palo.

Después de que él hubiese encendido la hoguera, la cabeza y el cuerpo se resquebrajaron y trozos de sílex y abalorios antiguos salieron rodando. La pequeña quiso recogerlos, pero el anciano le dijo:

—No, mételos en la hoguera.

Contemplaron la hoguera hasta que el fantasma se pulverizó del todo.

Cuando la niña cumplió diecisiete años, el anciano le dijo que podía regresar a su aldea. La vistió de hombre; le hizo una túnica que pintó con pintura roja india; y también le pintó las calzas y los mocasines de rojo. Le hizo un arco de trueno y le puso unas colas de búfalo en los talones de los mocasines. Luego le ató la piel de un búho de madriguera en la frente. Así pues, quedó vestida de contrario.

Cuando estuvo lista para partir, el hombre anciano le entregó un visón vivo y le indicó que se lo pusiese bajo la ropa, sobre el pecho. Le dijo:

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—Debes pasar de largo cuatro aldeas; no te pares en ninguna de ellas; te llamarán a gritos, pero sigue de largo. Después, hallarás una única cabaña. Entra y alójate allí, puesto que, a esas alturas, estará anocheciendo. En esa cabaña, hallarás a una anciana que tiene mucho poder; intenta matar a todos los que llegan a su cabaña. Cuando hayas entrado, hervirá un caldero de sesos con harina para que te los comas. Los sesos serán los de alguien a quien haya matado. Te entregará un cuenco de esto con una cuchara de cuerno, pero no debes comértelo. Dáselo al visón. Luego te cocinará carne de búfalo: cómetela.

Antes de que la niña lo dejase, el anciano le indicó que, cuando se quedase en la cabaña de esta anciana, no debía dormir. Le dijo:

—Si duermes, intentará matarte; pero, si sí que te quedas dormida, mantén al visón bien pegado al cuello y él te servirá de guardián. Una vez que ella crea que estás dormida, empezará a rascarse la pierna y la pierna se le hinchará; luego utilizará la pierna de garrote y te golpeará en la cabeza con ella.

Al pasar la niña por la primera aldea a la que llegó en su viaje, las mujeres la llamaron a gritos:

—Ven a alojarte aquí, jovencito. —Pero ella no les prestó atención. Cuando las mujeres se percataron de que no les prestaba atención, le gritaron—: ¡Caminas como una mujer!

Esto sucedió en cada una de las cuatro aldeas.

Justo al anochecer, llegó a la cima de una colina y, abajo en el valle, vio una cabaña solitaria. La anciana salió y le dijo:

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—Baja, nieta mía. —Y la tomó de la mano y la condujo al interior de la cabaña.

La niña colgó su arco de trueno en la rama de un árbol; luego entró y vio que todo tenía muy buen aspecto dentro de la cabaña. La anciana le dijo:

—Mi nieta debe de tener hambre; te cocinaré unas gachas. —Así que puso los sesos al fuego en una olla.

Cuando se hubieron cocinado, le entregó un cuenco generoso y una cuchara, pero la niña se lo dio de comer al visón. La anciana le dijo:

—Mi nieta debe de tener hambre. —Y empezó a hervirle carne de búfalo y la niña se la comió.

Al cabo de un rato, la anciana le preguntó a la niña si tenía sueño. Ella le contestó:

—Sí, me gustaría irme a dormir. —Y se tumbó con el visón bien pegado a su garganta.

La anciana le dijo:

—Me quedaré despierta atendiendo el fuego para que no se apague y estés calentita.

La niña fingía que dormía y roncaba, así que vio que la anciana se ponía de pie cerca del fuego y empezaba a rascarse la pierna. Esta empezó a ponerse más grande y la anciana gateó hasta donde estaba la niña acostada y alzó la pierna para golpearla con ella; pero, justo cuando la sostenía sobre su cabeza, la niña sacó el visón. Este agarró la pierna de la mujer y le arrancó un trozo de carne. La anciana exclamó:

—Me has matado. —Y se cayó al suelo; luego empezó a llorar y le dijo—: Tienes una gran fuerza espiritual.

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La niña se puso de pie de un salto y salió y, al hacerlo, tomó un tizón encendido y le prendió fuego a la cabaña. Recogió su arco de trueno y emprendió la marcha en dirección al campamento.

Viajó toda la noche y, al día siguiente, llegó a la aldea grande. Allí se quedó en lo alto de la colina con su arco de trueno y toda la aldea salió a ver al extraño joven. Dos jóvenes se acercaron a ella y le dijeron:

—¿De dónde saliste tú?

Ella les respondió:

—Esta es mi aldea; he estado fuera mucho tiempo y he regresado.

Así pues, la llevaron al centro del campamento y llamaron a un anciano para que anunciase que un joven que pertenecía a la aldea había llegado. El anciano convocó a toda la aldea y todos se allegaron a examinarla. Nadie sabía quién era. Al final, le preguntaron quién era su familia.

Ella agachó la cabeza, puesto que la avergonzó recordar que su madre la había echado de su cabaña. Dijo que era la niña a la que había expulsado de la cabaña su madre y había secuestrado el fantasma. Entonces todos la reconocieron y los suyos la llevaron a su cabaña.

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Preguntas y respuestas

¿De qué trata el cuento cheyene «La pequeña y el fantasma»?

«La pequeña y el fantasma» trata de una jovencita a la que su madre arroja de casa y a la que rapta un fantasma, pero que consigue escapar con la ayuda de un espíritu anciano, que al fin la envía a casa.

¿Cuáles son los temas centrales de «La pequeña y el fantasma»?

Los temas centrales de «La pequeña y el fantasma» son la importancia de cumplir las instrucciones y la valentía personal, así como advertir de que no se actúe de manera precipitada cuando se está enfadado.

¿Qué significado tiene el pájaro en «La pequeña y el fantasma»?

Los pájaros aparecen a menudo como auxiliadores en las historias de los pueblos indígenas de Norteamérica y esto mismo se aplica al cuento cheyene de «La pequeña y el fantasma». Se creía que los pájaros eran mensajeros de la divinidad que solían ayudar a la gente.

¿En qué fecha se compuso el cuento cheyene de «La pequeña y el fantasma»?

«La pequeña y el fantasma» carece de datación ya que la historia se transmitió oralmente durante generaciones hasta que se recogió por escrito a comienzos del siglo XX.

Sobre el traductor

Eva Bruzos Bruyel
Soy una traductora autónoma del inglés e italiano al español especializada en los campos del turismo y la historia. A mis yayos y sus relatos del pasado les debo mi pasión por esta última.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es cofundador y director de contenido de la World History Encyclopedia. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2024, junio 06). La pequeña y el fantasma [The Little Girl and the Ghost]. (E. B. Bruyel, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2474/la-pequena-y-el-fantasma/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La pequeña y el fantasma." Traducido por Eva Bruzos Bruyel. World History Encyclopedia. Última modificación junio 06, 2024. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2474/la-pequena-y-el-fantasma/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La pequeña y el fantasma." Traducido por Eva Bruzos Bruyel. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 jun 2024, https://www.worldhistory.org/article/2474/the-little-girl-and-the-ghost/. Web. 09 jul 2025.

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