El concepto de propiedad de la tierra de los nativos americanos

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por María Valdunciel Blanco
Publicado el 17 octubre 2023
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

El concepto de propiedad de la tierra de los nativos americanos se diferencia claramente del de los europeos que colonizaron América, así como del de sus descendientes. Para los nativos americanos, la tierra no podía poseerse, tan solo administrarse y habitarse. Entendían la tierra como un ser vivo y sensible, así que nadie podía reclamarla como suya.

Beautiful Prairie Bluffs, Upper Mississippi
Vista sobre el Alto Mississippi, Beautiful Prairie Bluffs
George Catlin (Public Domain)

Para los nativos americanos, la tierra es un familiar que necesita cuidados y merece respeto, al igual que todos los animales y plantas que la habitan. Su concepto de «familiar» no solo abarca a los miembros de la familia, sino también a todos los seres vivos; así pues, al igual que no nos podemos proclamar «dueños» de un familiar, tampoco podemos serlo de la tierra: solo se puede adoptar el papel de cuidador y velar por ella. Ahora bien, los colonos europeos entendían la tierra de una forma muy diferente, ya que su concepto se basaba en un pasaje de la Biblia perteneciente al Génesis 1:28:

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Y los bendijo Dios, y les dijo:c Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Para los europeos, tanto la tierra como su contenido existían básicamente para que los seres humanos le sacaran partido y, por lo tanto, no cabía duda de que podían reclamarla como suya mientras la sometían y domaban y cosechaban sus frutos. Cuando los europeos empezaron a interactuar con los nativos americanos, estas discrepancias dieron lugar a serios conflictos. Sin embargo, los europeos, que actuaban en virtud de la idea recogida en la doctrina del descubrimiento (promulgada por la Iglesia católica en 1493 para cristianizar a los nativos de las tierras que se acababan de «descubrir»), adujeron que los no cristianos no podían poseer tierras, mientras que ellos tenían derecho a apropiarse de aquellas que «descubrieran» conforme a la voluntad de Dios, tal y como se estipulaba en el Génesis 1:28.

La doctrina del descubrimiento cuenta con su propio artículo, así que no nos detendremos en ella, pero sus principios acabarían sustentando la legislación municipal que se aprobaría en Estados Unidos en 1823. Lo hizo a través de una sentencia del juez John Marshall, del Tribunal Supremo, en el caso Johnson contra McIntosh, que estableció la política por la cual los pueblos indígenas tenían «derecho a ocupar», pero no a poseer tierras. Dicha sentencia se basó en la doctrina del descubrimiento, que estipulaba que cualquier tierra «descubierta» por una nación cristiana soberana pasaba a ser de su propiedad por el mero hecho de haber llegado a esa zona antes que las demás y haber izado su bandera.

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Como guardianes de la tierra, su labor no es someterla ni a ella ni a las criaturas que la habitan, sino cuidarla como se cuida a un familiar.

Sin embargo, el concepto de administración de la tierra que tenían los nativos americanos iba en contra de esta afirmación y del mandato bíblico, y así sigue siendo a día de hoy. Para ellos, la tierra, como cualquier ser vivo, necesita aire puro y agua limpia, cuidados y cariño, y no debería ser «propiedad» de nadie que se dedique a hacer lo que quiera con ella; al contrario, deberían protegerla quienes aceptan y respetan su sensibilidad. Como guardianes de la tierra, su labor no es someterla ni a ella ni a las criaturas que la habitan, sino cuidarla como se cuida a un familiar.

Las historias de los nativos americanos, sea cual sea su nación, siempre sitúan de una forma u otra a la tierra como un aspecto integral de la narrativa. Se considera que los acontecimientos de las historias relatadas por un miembro de una nación concreta han tenido lugar en la misma tierra donde el público se sienta a escuchar el cuento. Historias como El origen de la rosa silvestre de la pradera o La danza del sol de la montaña, de los sioux, ilustran este concepto ancestral, puesto que explican el origen de la tierra de los sioux y la relación entre la tierra y el pueblo.

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Como consecuencia, cuando se les arrebata la tierra a estos pueblos, se socaba su cultura, ya que sus historias, ritos, prácticas y tradiciones dejan de celebrarse en la tierra que los vio nacer para reubicarse en las zonas foráneas adonde se trasladó a los pueblos indígenas siguiendo la idea europea de propiedad de la tierra. En este concepto (y en el conflicto que ocasionó al chocar con la perspectiva nativa americana), se basa hoy en día el movimiento Land Back de los pueblos indígenas de América del Norte, quienes piden que se les devuelva la tierra de sus ancestros y la soberanía nacional de cada nación tribal para administrar esas tierras, tal y como habían hecho durante miles de años antes de la colonización europea de las Américas.

European Colonization of North America c.1750
Colonización europea de América del Norte, en torno a 1750
Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

Los nativos americanos y la tierra

Hoy en día, creemos que el origen de los pueblos nativos de América del Norte se remonta a una migración que se produjo en algún momento del año 40.000 a.C., desde Asia y a través del estrecho de Bering (también conocido como Beringia), que unía las actuales zonas de Siberia y Alaska. Se cree que aquellos pueblos se fueron expandiendo poco a poco por lo que hoy es Canadá y EE. UU., tanto hacia el este como hacia el sur. Es probable que, al mismo tiempo, otros llegasen por mar y se asentasen a lo largo de la costa oeste del continente norteamericano.

Según esta teoría, los nativos americanos llegaron de algún otro lugar, lo que explicaría el hecho de que hubieran vivido en aquella zona durante miles de años antes de que los encontrasen los primeros europeos. Sin embargo, todas las historias nativo americanas que tratan de sus orígenes apuntan a que sus pueblos provienen de la tierra donde viven. Si bien los detalles varían de una nación a otra, la base de los cuentos siempre es la misma: un poder superior creó el mundo y a las personas, plantas y animales, que vivían en una región específica y reconocible. En estas historias, se habla de la propia tierra como de un ser que ha dado luz a las personas y a las plantas y animales que las rodean. Por lo tanto, la Tierra se entiende como una madre, y las plantas y animales, como hermanos y hermanas. El investigador Larry J. Zimmerman añade:

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La mayoría de historias de los nativos americanos que tratan de sus orígenes confieren a las personas el mismo poder que al resto de seres de la creación: las personas son las compañeras de la Tierra y la conocen bien, ya que se trata de su fuente de vida. Las tierras en las que viven los indios reflejan la creación, y existe un amplio corpus de historias que detallan cómo se fue formando todo. Siempre se veneran los lugares donde se cree que se originaron las personas, y los cuentos relacionados con esos temas suelen mezclar lo mítico con lo real. Juntas, las historias constituyen un canon de temas donde se describen complejas dinámicas entre tierra, clima, plantas, animales y personas. La tierra está plagada de misterio y poder, existe desde el principio de los tiempos y durará siempre y cuando siga habiendo personas que cuenten sus historias (76).

La tierra mantiene vivas a las personas, y estas, conscientes de ello, a cambio la cuidan; a través de las historias que cuentan, se recuerdan unos a otros y a las generaciones venideras la importancia que reviste esa relación. En ocasiones, dichos cuentos relatan una gran caza o las gestas de un famoso personaje (como en el cuento sioux, El valiente que fue a la guerra solo y se granjeó el nombre del guerrero solitario) o tratan temas como la vida después de la muerte, tal y como ocurre en La historia de un fantasma teton. Sin embargo, sea cual fuere el tema, la tierra siempre es un aspecto central de la narrativa y es tan importante como el resto de personajes. En algunos cuentos, la tierra es la protagonista, y sirven para explicar cómo esta llegó a tener su apariencia actual, lo que la personifica y fortalece su conexión con el pueblo.

Sioux Worshiping at the Red Boulders
Sioux Worshiping at the Red Boulders
George Catlin (Public Domain)

El origen de la rosa silvestre de la pradera

Un buen ejemplo de este tipo de historias es El origen de la rosa silvestre de la pradera, que explica cómo se formó la flor silvestre conocida como Rosa arkansana. En el cuento, se personifica a la rosa, al resto de flores, al viento y a la propia tierra, lo que recuerda al público que son todos seres vivos y que, como tales, merecen respeto.

El siguiente texto, así como la historia de La danza del sol de la montaña que viene a continuación, se han extraído de Voices of the Winds: Native American Legends, de Margot Edmonds y Ella Clark.

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Hace mucho tiempo, cuando el mundo era joven y las personas aún no lo conocían, la pradera no tenía ninguna flor. Solo crecían la hierba y los tristes arbustos de color verde grisáceo. Aquel era el patio de recreo del demonio del viento. Así pues, la madre tierra se sentía muy triste porque su vestido carecía de brillo y belleza.

“Albergo muchas bellas flores en el corazón”, se decía a sí misma. “Ojalá las llevase en el vestido. Flores azules como el cielo despejado de los días de sol; flores blancas como la nieve invernal; alguna amarillo chillón como el sol de mediodía; rosas como el atardecer de un día de primavera… Están todas en mi corazón. Me siento triste cuando veo mi vestido tan apagado, tan gris y marrón”.

Una florecilla rosa muy bonita escuchó las tristes palabras de la madre tierra. “No esté triste, madre tierra, yo iré a su vestido y lo embelleceré”.

Así que la florecilla rosa salió del corazón de la madre tierra para llenar las praderas de belleza.

Sin embargo, cuando el demonio del viento la vio, rugió: “No permitiré que esa florecilla campe a sus anchas por mi patio de recreo”.

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Se precipitó sobre ella, gritando y gruñendo, y sopló hasta dejarla sin vida. No obstante, el espíritu de la flor regresó al corazón de la madre tierra.

Cuando el resto de flores reunieron el coraje necesario para salir, el demonio del viento fue matándolas una a una, pero su espíritu siempre regresaba al corazón de la madre tierra.

Finalmente, la rosa silvestre de la pradera se ofreció a ir. “De acuerdo, mi querida niña”, dijo la madre tierra, “Te dejaré ir. Eres muy hermosa y desprendes un aroma tan agradable que seguramente el demonio del viento se quedará prendado de ti. Quizá te permita quedarte en la pradera”.

Así que la rosa silvestre hizo el largo viaje hacia la superficie de la tierra y salió del marrón de la pradera. Según se marchaba, la madre tierra se dijo en su corazón: “Ay, espero que el demonio del viento la deje vivir”.

Cuando el demonio del viento la vio, se precipitó sobre ella gritando: “¡Es bonita, pero no dejaré que juegue en mi patio de recreo! ¡Soplaré hasta matarla!”.

Así que empezó a soplar, rugiendo y lanzando bocanadas en fuertes ráfagas. Sin embargo, al acercarse, distinguió la fragancia de la rosa silvestre de la pradera.

Se dijo a sí mismo: “¡Qué maravilla! No soy capaz de soplar a una dama tan bonita con un aroma tan dulce hasta dejarla sin vida. Debe quedarse aquí conmigo. Tendré que hablar con un tono agradable, y debo cantar las canciones más hermosas. No debo asustarla haciendo ruido”.

Así que el demonio del viento cambió. Se volvió silencioso. Mandaba una leve brisa a la hierba de la pradera. Susurraba y canturreaba cancioncillas alegres. Dejó de ser un demonio.

Entonces, el resto de flores salieron del corazón de la madre tierra, surgieron de la tierra oscura. Hicieron que su vestido (la pradera) luciera lleno de color y alegría. Incluso el viento llegó a adorar los brotes que crecían entre las hierbas de la pradera. Y el vestido de la madre tierra se volvió hermoso gracias a todo el cariño, amor y valor de la rosa silvestre de la pradera.

A veces, el viento olvida sus canciones dulces y se vuelve ruidoso y molesto, pero no dura mucho. Y nunca daña a ninguna persona cuyo vestido sea del color de la rosa silvestre de la pradera.

La danza del sol de la montaña

La historia La danza del sol de la montaña es un cuento que relata el origen de la Danza del sol, uno de los siete ritos sagrados de los sioux. A día de hoy, los pueblos indígenas de Canadá y de EE. UU. siguen llevándolo a cabo de un modo similar a como lo hacían sus ancestros. La Danza del sol sirve para volver a despertar a la tierra después del invierno, para agradecer los regalos de la tierra al Gran espíritu y para entregarle algo al Espíritu creativo en señal de gratitud por todo lo que se ha recibido.

Native American Sun Dance
Danza del sol de los nativos americanos
Jules Tavernier and Paul Frenzeny (Public Domain)

En esta historia, el origen de la danza se explica por la celebración de la boda entre un joven valiente que afronta muchos desafíos para recibir la bendición del Dios solar y una bonita joven que reconoce el valor del amor frente a la riqueza material. La pareja representa el valor, la determinación, el compromiso y el sacrificio personal, todos ellos valores culturales de la nación de los sioux, así como de los nativos americanos en general.

Hace muchos muchos años, un anciano y sabio guerrero le dijo a una hermosa joven: “Si te casas con alguien valiente que reciba el beneplácito del Dios solar, atraerás la buena suerte tanto para ti como para todo tu pueblo”.

La bella joven tenía muchos pretendientes y conocía a muchos jóvenes que poseían ponis y oro y que querrían casarse con ella. Sin embargo, a ella le gustaba uno que no tenía nada que ofrecerle, salvo su amor. Le prometió que, cuando recibiera la bendición del sol, se casaría con él.

Así pues, el joven valiente partió en busca del sol y de su bendición. Tras muchos meses de búsqueda y dificultades, encontró al Dios sol y obtuvo su bendición. Después, regresó junto a su amada y se casaron.

Tras la ceremonia de boda, el pueblo del joven valiente interpretó una danza al pie de la montaña. Se bailaron muchos tipos distintos de danzas, incluyendo la del sol. Quienes la realizaron, pasaron todo el día bailando bajo el sol abrasador. Algunos no comieron nada ni bebieron agua en todo el día; algunos se habían hecho agujeros en las orejas para que sangraran mientras bailaban.

Hicieron aquellos sacrificios para lograr el favor del Gran espíritu superior. Este baile, que celebraba la boda de una joven bella y un joven valiente que había recibido la bendición del sol, se convirtió en un acontecimiento anual. Así fue como las danzas que se realizaban al pie de la montaña del Sol danzante fueron veneradas por los indios durante mucho mucho tiempo.

Conclusión

En ambas historias, la tierra ancestral de los sioux es la auténtica protagonista (en la primera, como el personaje principal de la madre tierra y, en la segunda, como el lugar donde se celebra el primer Baile al sol de la historia). Ambas historias sirven para conectar al pueblo con la tierra que les dio la vida y que sigue manteniéndolos, y no solo es así en los cuentos de los sioux, sino en los de todas las naciones nativas americanas que reconocen sus tierras ancestrales como su verdadero hogar. En palabras de Zimmerman:

En todo el continente encontramos el mismo fuerte sentido de arraigo a la tierra. Los cheroqui tienen una palabra para la tierra, eloheh, que también significa historia, cultura y religión. Es una buena muestra de hasta qué punto se ven como algo inseparable de su patria (79).

El sentimiento de arraigo y de vínculo entre los pueblos indígenas y sus tierras ancestrales es la piedra angular del movimiento Land Back de América del Norte, que aboga por que se devuelvan sus tierras a los pueblos indígenas. Este movimiento no promueve la reubicación de grandes franjas de la población no nativa de Canadá o Estados Unidos, sino la devolución de las tierras que se les arrebataron ilegalmente mediante tratados que nunca se cumplieron, que de hecho se infringieron y que se escribieron en un lenguaje que no incluía el concepto nativo americano de la tierra o la diferencia entre el concepto de propiedad de los europeos y americanos y el de los nativos americanos.

La Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 reconoce que los nativos de cualquier país tienen derecho a su tierra; la doctrina del descubrimiento, por su parte, ya ha sido condenada por racista e injusta (incluso el papa Francisco la rechazó en marzo de 2023). Sin embargo, aun así, los nativos americanos de toda América del Norte siguen sin disponer de sus tierras ancestrales. El movimiento Land Back es solo el esfuerzo más reciente llevado a cabo por los activistas nativos americanos; en realidad, llevan más de medio siglo luchando por que se reconozca su derecho a la tierra. No obstante, como ahora hay una mayor concienciación acerca de la lucha por la justicia de estos pueblos, esta iniciativa está recibiendo más apoyo y, con suerte, los pueblos indígenas de América del Norte pronto podrán reunirse con sus patrias.

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Preguntas y respuestas

¿En qué consiste el concepto nativo americano de la propiedad de la tierra?

Los nativos americanos no creían que se pudiera poseer la tierra porque la consideraban con un ser consciente, y nadie debería reclamar posesión de un ser consciente. Los nativos americanos se consideraban a sí mismos guardianes de la tierra.

¿En qué se diferenciaba el concepto nativo americano de la posesión de la tierra en relación al de los colonizadores europeos?

Los colonos europeos seguían los preceptos bíblicos para someter la tierra para su propio beneficio (Génesis 1:28), mientras que los nativos americanos veían a la tierra como su familia, con la que disfrutaban de una relación mutuamente beneficiosa.

¿Cómo les quitaron las tierras a los nativos americanos de Norteamérica?

Los nativos americanos fueron despojados de sus tierras por medio de tratados que nunca se cumplieron y leyes que favorecían las políticas de los gobiernos de Canadá y Estados Unidos por encima de los derechos de los indígenas.

¿Qué es el movimiento Land Back?

El movimiento Land Back es una iniciativa en Canadá y Estados Unidos que aboga por devolver a los nativos americanos las tierras adquiridas ilegalmente por esas naciones.

Sobre el traductor

María Valdunciel Blanco
Soy traductora autónoma especializada en traducción editorial, es decir, literatura, ensayos, libros de texto, artículos científicos, etc. Como traductora literaria, he tenido la oportunidad de traducir un libro de cuentos y cuatro cómics históricos.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2023, octubre 17). El concepto de propiedad de la tierra de los nativos americanos [Native American Concept of Land Ownership]. (M. V. Blanco, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2296/el-concepto-de-propiedad-de-la-tierra-de-los-nativ/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "El concepto de propiedad de la tierra de los nativos americanos." Traducido por María Valdunciel Blanco. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 17, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2296/el-concepto-de-propiedad-de-la-tierra-de-los-nativ/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "El concepto de propiedad de la tierra de los nativos americanos." Traducido por María Valdunciel Blanco. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 17 oct 2023. Web. 27 abr 2024.

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