Los perros en el antiguo Egipto

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Maria Barquin
Publicado el 13 marzo 2017
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés

El perro como "mejor amigo del hombre" tiene una larga historia que proviene de épocas remotas antes de que se estableciera la civilización del antiguo Egipto, pero los egipcios se encontraban entre los primeros pueblos que reconocieron el valor del perro y mostraron su apreciación por sus habilidades y talentos particulares.

Se conoce bien al antiguo Egipto por su asociación con los gatos, pero el perro era igualmente popular y tenido en alta estima. La egiptóloga Margaret Bunson señala que los perros "se domesticaron en Egipto probablemente en la Época Arcaica" y que "servían como cazadores y como acompañantes de los egipcios y algunos mencionan a sus sabuesos en sus textos mortuorios" (67). Una pintura de una tumba temprana que data de alrededor del 3500 a.C. muestra a un hombre paseando su perro con correa en una escena reconocible para cualquiera hoy en día.

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Lo más probable es que los sumerios desarrollaran el collar de perro y la correa antes, aunque la evidencia de ambos aparece después del 3500 a.C. en objetos de Mesopotamia, por ejemplo, en un colgante de oro de un perro saluki de Ur que data del 3300 a.C. Sin embargo; es posible que los sumerios, entre otros de sus muchos inventos, crearan también el collar y la correa para perro ya que este se domesticó antes en esa región que en Egipto.

Egyptian Toy Dog
Perro egipcio de juguete
The British Museum (Copyright)

La domesticación y el perro

Los objetos encontrados en sepulturas y el uso excesivo de la tierra para pastos dan evidencia de que animales como las vacas, las ovejas, las cabras, los cerdos, los burros y diferentes tipos de aves fueron domesticados en el periodo Arcaico (alrededor de 6000-alrededor de 3150 a.C.). Para la época del periodo Arcaico temprano (alrededor de 3150-alrededor de 2613 a.C.), las vacas eran los animales más importantes y se las consideraba como objetos de considerable riqueza como se dejó claro por medio del "Recuento egipcio de las vacas", que era una forma de calcular y recolectar impuestos.

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FUERA COMO CAZADORES Y ACOMPAÑANTES O GUARDIANES, POLICÍAS O FIGURAS RELIGIOSAS, EL PERRO FUE UN ELEMENTO COMÚN DEL PAISAJE DEL ANTIGUO EGIPTO.

Sin embargo, el perro es anterior a la domesticación de cualquiera de los animales nombrados anteriormente.

Los eruditos han llegado a esta conclusión basándose en evidencias físicas encontradas tanto en sepulturas como en inscripciones y pinturas de tumbas. Al perro, ya sea un basenji, un galgo o un saluki, se lo representa frecuentemente ayudando a arrear el ganado con un collar ancho y atado con un lazo en la parte posterior del cuello.

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Según el historiador Jimmy Dunn, los perros "cumplían su papel en la caza, como guardianes y perros policía, en acciones militares y como mascotas familiares" (1). La palabra egipcia para perro era iwiw que hacía referencia a su ladrido (Dunn, 1). Fuera como cazadores y acompañantes o guardianes, policías o figuras religiosas, el perro fue un elemento común del paisaje del antiguo Egipto.

Razas de perros egipcios

Los perros se representan en obras de arte egipcio como acompañantes, cazando o en viñetas del más allá a partir del periodo Arcaico en adelante. También aparecen en cerámica, por ejemplo, en las paletas de limolita que se usaban en la vida diaria (como la Paleta de los cuatro perros del Louvre para cosméticos) en ceremonias o en conmemoraciones (como la Paleta Narmer).

Four Dogs Palette
Paleta de los cuatro perros
Guillaume Blanchard (CC BY-SA)

Los tipos de razas son a veces difíciles de identificar, pero en esencia parecen ser de siete tipos distintos. Se hacía referencia a los perros de caza como tesem, un término que se ha asociado a los ancestros de los Basenji, pero que se podía haber empleado fácilmente con cualquier otro perro utilizado en la caza.

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Un tesem no era una raza de perro, sino que designaba a un perro de caza. Las siguientes razas se identifican por sus nombres modernos, pero debería tenerse en cuenta que no eran los nombres por los que se conocían en el antiguo Egipto excepto, quizá, los Basenji y los Ibicencos.

Los Basenji: Esta raza está entre las más confirmadas del antiguo Egipto. Sin duda procedía de Nubia donde parece haber sido bastante común. El nombre se traduce habitualmente como "el perro de los aldeanos" porque se asociaba normalmente con comunidades de personas. Los Basenji se usaban para la caza menor y como acompañantes, mascotas y perros guardianes. Podrían estar entre los perros de la estela funeraria de Intef II (2112-2063 a.C.) de la Dinastía XI y posiblemente aquí aparece su perro favorito, Beha, para el que tenía una estela tallada individual.

Dogs of Intef II
Los perros de Intef II
Omicom (Public Domain)

El galgo: Aunque su origen es controvertido, se han encontrado evidencias de esta raza tanto en Mesopotamia como en Egipto. Las sepulturas que contienen galgos en Mesopotamia datan del periodo Ubaida alrededor del 5000 a.C. y de imágenes egipcias de alrededor del 4250 a.C. Los galgos se utilizaban para caza mayor en campo abierto, pero también como mascotas y perros guardianes. Se representan a lo largo de la historia de Egipto como perros de caza, pero puede ser también la raza que aparece en escenas de batallas como en la Estela de la Victoria de Ramsés II (1279-1213 a.C.) que celebra su triunfo sobre los Hititas en la Batalla de Kadesh.

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El Ibicenco: Probablemente el perro más representado en el arte egipcio. El Ibicenco es de origen egipcio, pero fue llevado de Egipto a la isla de Ibiza por los comerciantes fenicios en algún momento del siglo VII a.C. La raza y su nombre datan normalmente de esta época, pero no hay ninguna evidencia de que este perro sea originario de la isla de Ibiza mientras que existen muchas que sugieren su presencia en Egipto. Se hace referencia a este perro a menudo como el tesem, el "típico" perro egipcio.

El Faraón: Normalmente se afirma que esta raza se originó mucho más tarde, en el siglo XVII en Malta, pero se piensa que los antiguos egipcios ya cuidaban de sus ancestros. Lo más probable es que fuera una raza egipcia llevada a Malta por comerciantes fenicios. Esta afirmación se basa en obras de arte, por ejemplo, la de la tumba de Intef II hacia finales del Primer Periodo Intermedio (2181-2040 a.C.). Su estela funeraria representa perros que se parecen a una raza similar del más tardío sabueso Faraón más que a otras razas egipcias conocidas. Se representa al Faraón muchas veces en escenas de caza y se le consideraba la mejor raza para el sacrificio a Anubis en Cynópolis.

Egyptian Dog Types
Tipos de perros egipcios
Unknown Artist (Public Domain)

El Saluki: Los sumerios criaron esta raza por primera vez en Mesopotamia y era una de las razas más populares de la región y después de Egipto. Esta raza se representa habitualmente en amuletos y obras de arte en Mesopotamia y se ha encontrado en sepulturas con restos humanos y sin ellos junto a los huesos. El Saluki (o raza Sloughi), a pesar de que algunos opinen lo contrario, indudablemente estaba presente en Egipto, sólo que no tan pronto como en Mesopotamia. Los Salukis están claramente representados en pinturas de tumbas y en estelas como perros de caza y de compañía.

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El Whippet o lebrel: Los lebreles eran los perros de los reyes egipcios y probablemente se originaron de la cría de galgos con perros paria. El resultado fue un perro de caza más pequeño y más rápido. Los Whippets eran populares para cazar en campo abierto donde podían hacer uso de su rapidez reduciendo a las presas. Aunque se les cita a menudo como la última raza de Egipto, parecen ser los perros representados en el arte a partir del Imperio Antiguo en adelante.

Seated Dog, Tomb of Nebamun
Perro Sentado, Tumba de Nebamun
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)

El Moloso: Criado en la región de Epiro en Grecia, estos perros llegaron a Egipto a través del comercio. Toman su nombre del rey de Epiro, Moloso, que se dice fue nieto de Aquiles. Estos perros, o alguna variante de los mismos, eran cazadores bien conocidos y perros guardianes en Mesopotamia y los egipcios los utilizaron para el mismo propósito, pero también como perros policía. Probablemente están entre los perros, como el galgo, representados en la Estela de la Victoria de Kadesh de Ramsés II. Más adelante, los mosolos serían bien conocidos como perros de pelea y para la guerra en la antigua Roma, pero al parecer ya eran bastante populares en Egipto y lo más probable es que fueran introducidos por los hicsos en el Segundo Periodo Intermedio (alrededor de 1782-alrededor de 1570 a.C.).

SE HA SUGERIDO QUE LA PRESENCIA DE PERROS PARIAS FOMENTÓ LA PRÁCTICA EGIPCIA DE ENTERRAMIENTO EN TUMBAS PARA PROTEGER LOS RESTOS MORTALES.

También existían perros paria, perros salvajes y callejeros mestizos que a menudo cazaban alrededor de las afueras de un pueblo o necrópolis. Estos perros solían viajar en manadas buscando comida. Se ha sugerido que la presencia de perros parias fomentó la práctica egipcia de enterramiento en tumbas para proteger los restos mortales de ellos. Durante el Periodo Arcaico se enterraba a los muertos en simples tumbas de tierra, a menudo poco profundas, que permitían a los perros parias cavar fácilmente y perturbar a los muertos. Puede que, hasta cierto punto, la mastaba se desarrollara para evitar este problema.

Las inscripciones del antiguo Egipto mencionan al ketket que, como el tesem, no era una raza de perro sino una descripción de un tipo de perro. Ket significa "pequeño" en egipcio antiguo, por lo tanto, un ketket sería cualquier tipo de perro pequeño. Los egipcios también tenían perros que parecen ser los ancestros del moderno harrier, pero se desconoce el tipo de raza que era. Parecen haber sido perros pequeños o medianos de velocidades impresionantes.

Egyptian Ivory Dog
Perro egipcio de marfil
The British Museum (Copyright)

Un ejemplo de un perro que se hubiera denominado un ketket es la estatuilla presente en el Museo Británico conocida como Perro engullendo un pez (objeto número EA 13596) que data de la Dinastía XVIII tardía de alrededor de 1350-1300 a.C. La estatua muestra un cachorro "con un collar que muestra rastros dorados, con orejas caídas y cola larga y peluda que se enrosca en sus cuartos traseros" y "adopta la postura bien conocida de un perro jugando con las patas delanteras dobladas y las ancas elevadas en el aire" (Museo Británico, 237). El perro sujeta un objeto pequeño de bronce en su boca que se ha interpretado como la cola de un pez o una mosca grande con el que está jugando. La pieza está tallada en marfil con el accesorio de bronce pegado en el hocico y dos agujeros en su base que probablemente sujetaban la estatua a una pared. El Museo Británico observa:

La pieza es sumamente detallada y pertenece a un tipo de tallas pequeñas realizadas hacia finales de la Dinastía XVIII que representa animales familiares que los egipcios amaban. Pudo haber sido fabricado únicamente con el propósito de deleitar y divertir a su propietario. (237)

Los perros y Anubis

No cabe duda de que los perros eran familiares y amados por los egipcios. Esta devoción queda clara debido al número de veces que se les representa y se les hace referencia en el arte y las inscripciones a lo largo de la historia de la civilización y por la manera en que se les trataba generalmente.

Como ya se ha señalado, se representó a los perros en paletas en el periodo Predinástico y Arcaico. Durante el Imperio Antiguo, se cuenta que el perro del rey Khufu (2589-2566 a.C.), Akbaru, fue enterrado en la tumba del rey con él. En la misma época, a uno de los perros más conocidos de Egipto se le concedió su propia estela funeraria. Abuwtiyuw era el perro de un criado del rey (aunque no está claro a qué monarca del Imperio Antiguo se refiere) al que rindieron honores con un entierro digno de un noble. En la estela del perro se puede leer:

El perro que era guardián de Su Majestad, Abuwtiyuw era su nombre. Su Majestad ordenó que se le enterrara ceremonialmente, que se le diera un ataúd del tesoro real, gran cantidad de lino fino e incienso. Su Majestad también le dio ungüento perfumado y ordenó a las cuadrillas de albañiles que le construyeran una tumba. Su Majestad hizo esto por él para que él (el perro) pudiera ser honrado ante el gran dios, Anubis. (Hobgood-Oster, 41-42)

Al basenji se lo cita a menudo como la inspiración de la imagen de Anubis, uno de los dioses principales de los muertos que guiaba al alma hacia el juicio en el más allá (aunque también son discutibles el galgo, el faraón y el ibicenco). A menudo se hace referencia a Anubis como "el perro chacal"; sin embargo, no era así como los antiguos egipcios lo conocían y se hace referencia a él como a un perro, por ejemplo, en este epíteto: "el perro que engulle a millones". Debería señalarse, sin embargo, que los egipcios no distinguían entre el chacal y el perro, especialmente cuando se trataba de los perros parias.

Anubis God of Lost Souls
Anubis, dios de las almas perdidas
Rama (CC BY-SA)

La ciudad de Hardai era el centro de culto de Anubis, y por lo tanto denominada Cinópolis ("Ciudad del Perro") por los griegos. Aquí los perros vagaban libremente por el templo de Anubis y también se les criaba para el sacrificio. Los perros momificados se llevaban al templo como ofrendas a Anubis (siendo preferidos los "perros rojos", identificados como la raza faraón), pero el índice de mortalidad de los perros del templo no era lo suficientemente alto para satisfacer la demanda de sacrificios momificados; así que se inició un tipo de fábrica de cachorros con el único propósito de criar perros para el sacrificio a Anubis.

Los perros, los collares y el más allá

Sin embargo, en circunstancias normales, matar a un perro conllevaba multas severas y, si el perro llevaba collar y tenía claramente un propietario, su asesinato se consideraba pena capital. La muerte de un perro familiar provocaba la misma pena que la de un humano y los miembros de la familia se afeitaban el cuerpo completamente, incluidas las cejas. Ya que la mayoría de los egipcios y egipcias se afeitaban la cabeza para evitar los piojos y guardar una higiene básica, la ausencia de cejas era la señal de duelo más notable. En algunas épocas se cumplía lo contrario y la gente no se afeitaba en absoluto.

No obstante, tal y como era con el luto por la muerte de un ser humano, se creía que también se encontrarían de nuevo con el amigo canino en el más allá. Las pinturas de la tumba del faraón Tutankamón le muestran en su carro con sus perros de caza y a Ramsés el Grande se le representa de igual manera. Como en el caso de Khufu y su compañero, los perros se enterraban a menudo con sus amos para acompañarles de cerca en el más allá. Parece ser que algunos perros, tras la muerte de sus amos, fueron sacrificados y momificados, mientras que otros murieron antes y otros tantos se sacrificaron en rituales como en Cinópolis y quizá en Saqqara.

Egyptian Dog Mummy
Momia de perro egipcio
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Como en otras muchas culturas anteriores y posteriores, se veía al perro como un tipo de intermediario entre mundos que podía actuar como guía; esto se puede ver sobre todo en la imagen del dios-perro Anubis. El perro que ayudó y guió a una persona durante su vida serviría para el mismo propósito en el más allá. La relación íntima entre los perros y sus amos en Egipto está clara por las inscripciones de las tumbas, los monumentos y los templos y a través de la literatura egipcia. Los perros, al contrario que los gatos, tenían siempre un nombre y sus nombres se inscribían en sus collares. Dunn escribe:

Incluso conocemos muchos nombres de perros egipcios por los collares de cuero así como por las estelas y relieves que incluyen nombres, por ejemplo: Valiente, Fidedigno, Buen Pastor, Viento del Norte, Antílope e incluso "Inútil". Mientras unos nombres provienen del color del perro, por ejemplo, Negrito; a otros perros se les denomina con un número, por ejemplo "El Quinto". Muchos de los nombres parecen representar el cariño y otros sencillamente transmiten las habilidades y capacidades del perro. (Dunn, 2)

Estos collares de perro probablemente comenzaron a usarse en los periodos tempranos como una cuerda simple, seguramente parecida a las correas deslizantes que se usan hoy en día pero que evolucionaron con el tiempo en complejas obras de arte. Ya en el Imperio Antiguo el collar era un aro grueso de cuero pegado y ceñido a la cabeza de un perro. Durante el Imperio Medio estos collares se volvieron más complejos y a menudo estaban adornados con tachuelas de cobre y bronce. En el Imperio Nuevo (alrededor de 1570-1069 a.C.) el collar de perro alcanzó su momento culminante con collares de oro y plata con el nombre del perro inscrito.

Dos piezas particularmente interesantes de este periodo provienen de la tumba de Maiherpri, un noble del reinado de Tutmosis IV (1400-1390 a.C.), cuyo nombre se traduce como "El león de la batalla", por lo tanto, considerado obviamente un gran guerrero. Además de su carcaj, muñequeras y flechas se encontraron en su tumba dos collares de perro teñidos de rosa y adornados en su totalidad con imágenes. Uno de ellos está decorado con figuras de flores de loto y caballos punteados con tachuelas de latón, mientras que el otro representa a perros cazando íbices y gacelas e incluye el nombre del perro, Tantanuit, que sugiere que este perro era hembra ya que "Tantanuit" era un nombre de mujer.

Las correas, a lo largo de la historia de Egipto, eran de cuero o de cuerda de papiro. Un collar de perro excavado de una tumba de la necrópolis de Tombos, en el moderno Sudán, que data del Imperio Nuevo, es una banda de cuero con una terminación en forma de diamante que se introducía en un corte del collar; la longitud restante del cuero se usaba como correa.

La devoción de la gente hacia sus perros y el afecto que estos devolvían a sus amos continuaba en el más allá donde se creía poder encontrar lo que aparentemente se había perdido al morir. Una vez que el alma hubiera sido ajusticiada por Osiris y se le permitiera continuar, la persona viajaría al Campo de Juncos que era una versión idealizada de la vida que se había dejado atrás en la tierra. Todos los seres queridos que se habían marchado anteriormente saludaban al alma en cuanto entraba en este reino y en él existirían la misma casa, el mismo jardín, el arroyo que se había disfrutado en vida; además, las almas se encontrarían de nuevo con su perro favorito esperando fielmente su llegada a casa.

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Sobre el traductor

Rosa Maria Barquin
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es un escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York. Vivió en Grecia y Alemania y ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2017, marzo 13). Los perros en el antiguo Egipto [Dogs in Ancient Egypt]. (R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1031/los-perros-en-el-antiguo-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Los perros en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 13, 2017. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1031/los-perros-en-el-antiguo-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Los perros en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 13 mar 2017. Web. 27 abr 2024.

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