Agatocles de Siracusa (en torno a 361 - 289 a.C.) gobernó como tirano de la ciudad siciliana durante más de 25 años. Ambicioso, sin principios y viéndose a sí mismo como un nuevo Alejandro, atacó Cartago en una campaña de tres años e hizo conquistas en el sur de Italia, pero finalmente fracasó en su búsqueda de un imperio siciliano-italiano duradero. A la muerte de Agatocles, la falta de un sucesor reconocido provocó el caos en Siracusa y su memoria fue oficialmente borrada con una damnatio memoriae (memoria condenada). Su mayor legado fue quizás que había demostrado que Cartago podía ser derrotada en África, una lección que los romanos usarían más tarde con un efecto devastador en las guerras púnicas.
Inicios
Agatocles nació en Termas en Sicilia en 361 o 360 a.C. y su padre era Carcino, originario de Regio. Carcino se convirtió en ciudadano de Siracusa alrededor de 343 a.C. y adquirió un gran y exitoso taller de cerámica. En su juventud, Agatocles formó parte del servicio militar y mostró ambiciones políticas. Tanto es así, que el gobierno oligárquico de Siracusa lo exilió en torono a 330 a.C.
Tras establecerse en el sur de Italia, Agatocles operó como mercenario en Crotona y Tarento. De vuelta en Sicilia, Siracusa estaba sitiando Regio cuando Agatocles acudió en ayuda de la ciudad; con la victoria llegó la caída de los 600 oligarcas gobernantes en Siracusa. Sin embargo, al regresar a la ciudad fue nuevamente exiliado cuando los oligarcas recuperaron el poder. Sin inmutarse, Agatocles organizó su propio ejército de las ciudades-estado vecinas y cuando el aliado cartaginés de los oligarcas, Amílcar, cambió su lealtad a Agatocles en 319 a.C., pudo declararse strategos autokrator, o general supremo, de Siracusa. Agatocles luego asesinó sin piedad o exilió a los 600 oligarcas en un golpe de estado en 316 a.C. Después se dedicó a ganarse la popularidad entre los ciudadanos comunes de la ciudad mediante la abolición de las deudas y la redistribución de la tierra. Agatocles se convirtió entonces en el gobernante supremo de Siracusa y reclamó ambiciosamente la soberanía sobre todas las ciudades de Sicilia.
Agatocles como tirano
Para consolidar su gobierno, Agatocles hizo campaña para aplastar a aquellas ciudades que habían apoyado a los oligarcas; estos oponentes problemáticos incluían Acragas (Agrigento), Gela y Mesana. Las ambiciones del tirano no pasaron desapercibidas para Cartago, que todavía tenía intereses territoriales en la mitad occidental de Sicilia. De hecho, Mesana pidió ayuda a Cartago con el resultado de que Amílcar volvió a interceder y mediar en un tratado de paz en 314 a.C. Según sus términos, Siracusa se limitaría al territorio al este del río Alico y, quizá subestimando la determinación de Cartago de responder, Agatocles invadió el lado occidental del río. Cartago envió un ejército de 14.000 hombres para defender sus intereses, derrotó contundentemente al tirano cerca de Gela en 311 a.C. y continuó hacia Siracusa. Mientras tanto, la flota cartaginesa se posicionó para bloquear la ciudad desde el mar. Agatocles respondió a esta amenaza con una estrategia inesperada y tremendamente ambiciosa; dejó Siracusa en manos de su hermano Antander y navegó hacia África con una flota de 60 barcos. Iba a golpear el corazón mismo de su oponente.
Agatocles contra Cartago
En 310 a.C. Agatocles desembarcó en África con aproximadamente 14.000 soldados esperando perturbar de tal manera a los cartagineses que se vieran obligados a retirarse de Sicilia. Para espolear a sus hombres y recordarles que la victoria era el único camino a casa, quemó sus barcos (o, de manera menos romántica, lo hizo para ahorrarse dejar atrás las tropas necesarias para protegerlos). Tras ganar su primer enfrentamiento y matar al comandante de la oposición, Hanno, Agatocles avanzó por la península del Cabo Bon hasta la misma Cartago, saqueando lo que pudo por el camino. Los cartagineses se inquietaron y sacrificaron 500 niños para apaciguar a los dioses, según el historiador Diodoro. Lo que es aún más grave, la lucha política interna, una rebelión libia y un golpe de estado fallido de Bomilcar estaban paralizando la capacidad de Cartago para responder de manera efectiva a la invasión de su tierra natal. Agatocles no tenía los medios para sitiar la bien fortificada Cartago, que en cualquier caso podía ser reabastecida por mar, por lo que estableció su base en Tunes (la actual Túnez). En 309 a.C., otro ejército cartaginés fue derrotado.
Mientras tanto en Sicilia, Siracusa estaba resistiendo el asedio gracias a sus impresionantes fortificaciones, pero Acragas decidió formar una alianza de ciudades-estado descontentas para liberarse de una vez por todas de la amenaza de la hegemonía de Siracusa. Aun así, dos ataques sucesivos de Cartago fueron rechazados en 309 a.C., y el general cartaginés Amílcar fue capturado, torturado y decapitado.
Agatocles se vio entonces impulsado por la llegada de un ejército de Cirene, su antigua aliada y una feroz rival de Cartago. El despiadado Agatocles mató a su comandante, Ofelas, e incorporó su ejército a su propia fuerza de combate; luego logró tomar las ciudades de Útica e Hipacra, haciéndose así con el control de gran parte de Libia. Luego, el equilibrio de la guerra comenzó a cambiar y Agatocles se vio obligado a regresar a Sicilia cuando el asedio cartaginés parecía estar ganando ventaja allí y Acragas comenzó a agitar las ciudades-estado griegas nuevamente. Dejó una fuerza de 20.000 hombres en África en el 307 a.C. bajo el mando de su hijo Arcagato. Los siracusanos se dedicaron a saquear los pueblos ya tomar Thugga y permitieron que Cartago se reagrupara. Un ejército cartaginés de 30.000 efectivos, que contaba tanto con caballería como con carros de guerra, se enfrentó y aplastó al ejército siracusano. Agatocles regresó brevemente a África para tratar de salvar su fuerza de invasión, ahora muy diezmada y bloqueada en Tunes, pero se vio obligado a retirarse a casa. Había abandonado a sus dos hijos en el proceso, que fueron asesinados por sus propios hombres cuando se dieron cuenta de que la derrota total era inminente.
En 306 a.C. las dos partes acordaron un tratado de paz y se restablecieron sus reclamos territoriales como antes, a ambos lados del río Alico. Esto permitió que Agatocles se declarara rey de la Sicilia griega, también en el 306 a.C., aunque Acragas se mantuvo obstinadamente independiente. En el mismo año el tirano se casó con Teoxena, una hijastra de Ptolomeo I de Egipto. En otro lazo dinástico útil, la hija de Agatocles, Lanassa, se casó con Pirro, rey de Épiro, en 295 a.C.
Regreso a Italia y muerte
Agatocles regresó a su antiguo territorio del sur de Italia en el 300 a.C. y tomó Brucio. También apoyó a Tarento en su guerra contra los lucanos y mesapios en 298-297 a.C. Obtuvo mayores logros en 295 a.C. cuando acumuló una flota de 200 barcos y conquistó Crotona. Luego recibió Córcira (Corfú) de Pirro como dote, mientras que también se hicieron alianzas con otras ciudades-estado simpatizantes. En 289 a.C. hizo planes para atacar Cartago en África por segunda vez, pero fue envenenado o murió de una enfermedad. Sin un sucesor reconocido, el gobierno de Siracusa volvió a recaer en la élite gobernante, y tal fue su impopularidad por haber involucrado a Siracusa en una serie de guerras bastante costosas y sin sentido que su memoria fue borrada oficialmente del registro público.