Cómo la tortuga fue a la guerra

Artículo

Joshua J. Mark
por , traducido por Eva Bruzos Bruyel
publicado 24 mayo 2024
Disponible en otros idiomas: inglés
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Cómo la tortuga fue a la guerra (o La tortuga va a la guerra) es una leyenda indígena norteamericana que se asocia habitualmente con las naciones cheyene, arapajó y sioux, aunque la historia también aparece en las narraciones de otros pueblos como la Confederación Pies Negros y la Confederación Iroquesa (Haudenosaunee). Es uno de los cuentos indígenas norteamericanos más populares y suele incluirse en antologías.

North American Box Turtle
Tortuga de caja norteamericana
RyGuy17 (CC BY-NC-SA)

Los detalles de la historia difieren, pero siempre tienen que ver con el jefe de las tortugas (Jefe Tortuga o Tortuga Jefe) declarándole la guerra a una aldea vecina de indígenas norteamericanos y la consiguiente batalla. A veces se explica que la guerra es en respuesta a la sobrecaza por parte de los humanos y a su falta de respeto por la tortuga, aunque en algunas versiones no se aduce motivo alguno. La versión sioux de la historia, según el experto Bobby Lake‑Thom, da esta razón:

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Los indios habían sido voraces y mataban a más tortugas de las que podían comer cuando se volvían descuidados y se hartaban de cazar. Esto enfadó mucho al jefe tortuga. (156)

La versión conocida como La tortuga va a la guerra alega que las tortugas «habían recibido muchos insultos de los humanos» y que al fin decidieron hacer algo al respecto (AAANativeArts.com, 1). Esta versión también es un cuento fundacional que explica cómo Tortuga Mordedora y Tortuga de Caja se pelearon durante la campaña, razón por la cual estos dos tipos de tortuga nunca se encuentran en la misma zona. En cuanto a los sucesos de la historia, se sobreentiende que ocurrieron en un pasado remoto, antes de que las personas reconociesen el poder espiritual de la tortuga, y quizás sean la explicación de cómo llegaron a hacerlo.

La tortuga en la tradición indígena norteamericana

La tortuga es sagrada para muchos de los pueblos indígenas de Norteamérica y suele tener un papel preeminente en sus historias de la creación. En la historia de la creación según los sioux lakotas, la tortuga saca fango del fondo del mar primordial para que el creador, Wakan Tanka, la transforme en tierra firme, que construye sobre el espaldar de su caparazón. Esta misma imagen aparece en las historias de la creación de otras naciones indígenas norteamericanas, como apunta la experta Adele Nozedar:

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Los mitos de la creación de los pueblos de la costa este, como los lenapes y los iroqueses, cuentan que el Gran Espíritu construyó sus tierras ancestrales echando tierra sobre el espaldar de una tortuga colosal; por eso, a Norteamérica a veces la llaman la Isla Tortuga. El dios tortuga tiene muchos nombres: para los hopis, es Kahaila; para los abenakis, Tolba; y, para los mi'kmaq, Mikcheech. Para los senecas, el nombre del animal es ha‑no‑wa, para diferenciarlo de la tortuga mitológica, cuyo nombre es hah‑un‑wah. Como símbolo, para los indígenas norteamericanos la tortuga representa la sanación, la sabiduría y la espiritualidad, así como la longevidad, la fertilidad y la protección. (513)

La historia puede leerse como un mito fundacional, como un cuento con moraleja sobre las consecuencias de faltarle el respeto al mundo natural o como un simple relato cómico.

Sin embargo, al principio, en el pasado remoto, este no era el caso. Las tortugas se ganaron el respeto de los seres humanos imponiéndoseles bajo el liderazgo de Tortuga Jefe, aunque esto no se explicita en todas las versiones de la leyenda. Como toda historia de toda nación indígena norteamericana, el cuento de la guerra de Tortuga Jefe puede interpretarse de muchas maneras distintas. Se puede leer como un mito fundacional, como un cuento con moraleja sobre las consecuencias de faltarle el respeto al mundo natural, como un simple relato cómico, como una sátira de la guerra y del liderazgo (en la versión de La tortuga va a la guerra) o como un cuento de héroes, aunque también encaja en muchas otras interpretaciones.

Texto

De las dos historias que vienen a continuación, Cómo la tortuga fue a la guerra pertenece a las naciones cheyene‑arapajó y sioux, mientras que La tortuga va a la guerra, más conocida, se les atribuye a los sioux y a los iroqueses, así como a otras naciones. Como ya se ha indicado, hay muchas versiones diferentes de Cómo la tortuga fue a la guerra, pero la que se da más abajo se les atribuye tradicionalmente, en concreto, a los cheyenes‑arapajoes y a los sioux; en cambio, La tortuga va a la guerra se les atribuye a muchas naciones distintas, que cuentan versiones distintas, de las cuales la de los sioux es solo una más. La versión cheyene‑arapajó y la sioux de Cómo la tortuga fue a la guerra son básicamente la misma, salvo por el párrafo final. La lectura alternativa de este último párrafo también aparece más abajo, tras la historia.

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Este final alternativo proporciona la interpretación de esta versión de la historia como un mito fundacional, en el sentido de que los sioux nunca comían tortuga porque creían que hacerlo traía mala suerte o, incluso, la enfermedad y la muerte. Por lo tanto, las últimas palabras de Jefe Tortuga explican esta costumbre: una vez que la gente dejó de comer tortuga, las tortugas compartieron los secretos de su poder espiritual.

North American Snapping Turtle
Tortuga mordedora norteamericana
Moondigger (CC BY-SA)

El texto de «Cómo la tortuga fue a la guerra» es un fragmento del libro de cuentos y leyendas By Cheyenne Campfires (literalmente «A la lumbre de las hogueras cheyenes»), de George Bird Grinnell. El párrafo final alternativo es parte de Spirits of the Earth: A Guide to Native American Nature Symbols, Stories, and Ceremonies (literalmente «Espíritus de la tierra: guía de los símbolos, historias y ceremonias indígenas norteamericanos vinculados a la naturaleza»), de Bobby Lake‑Thom. El texto de «La tortuga va a la guerra» procede del portal web AAA Native Arts, especializado en el arte y la cultura de estos pueblos (en inglés).

Cómo la tortuga fue a la guerra

Había un gran campamento de tortugas de agua y, no lejos de allí, unas personas que vivían en muchas cabañas.

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La tortuga envió la pipa por todas las tribus de sus amigos y todos fumaron y fueron a su campamento. Llegaron todos los saltamontes, ranas, serpientes, mariposas y conejos: todos los varones jóvenes de estas tribus.

La tortuga cabecilla les habló a todos estos individuos y les dijo:

—Mirad, salgamos en pie de guerra. He hallado a muchos indios acampados cerca de este lugar. Pongámonos en pie de guerra contra ellos y matemos a su jefe.

Todos aquellos con los que habló estuvieron de acuerdo. Todos los saltamontes, mariposas, ranas y conejos quedaron convencidos.

Estos guerreros estaban acampados en un gran círculo con la abertura hacia el este. Antes de iniciar las hostilidades, todos caminaron en torno al interior del círculo y, después, en torno al exterior del círculo; y luego iniciaron las hostilidades. Algunos de ellos llevaban penachos de guerra y otros, atuendos de guerra, como los que llevan los indios. Avanzaron toda la noche y, hacia la mañana, mientras aún estaba oscuro, alcanzaron el campamento indio. La tortuga entró en la cabaña del jefe, lo agarró del pescuezo y lo asfixió; el jefe murió y la tortuga le arrancó el cabello de un mordisco. Todos los distintos guerreros entraron en distintas cabañas. Cuando llegó el amanecer, el líder tortuga reptó bajo la cama [del jefe asesinado] y ahí se quedó todo el día.

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Por la mañana, hallaron muerto al jefe de los indios y el anciano pregonero atravesó de un lado a otro el campamento gritando, llamando a la gente a averiguar si había enemigos en los alrededores que pudiesen haber hecho una cosa así. Todos los indios jóvenes se prepararon y empezaron a buscar para averiguar si cerca del campamento había alguien que estuviese en pie de guerra. Las mujeres hicieron como que estaban asustadas.

Después de que se hubiesen ido los jóvenes, la esposa del jefe desmontó la cabaña, puesto que iban a colocar el cuerpo del jefe en otro lugar. Mientras trasladaban la cabaña, hallaron, bajo la cama, a una tortuga en el suelo. No se había enterrado del todo, así que alguien que vio la tierra fresca la presionó con un palo y la palpó. Pronto averiguaron que era esta tortuga macho la que había causado el daño.

Escogieron a otro jefe y le solicitaron que indicase lo que se debía hacer. El jefe dijo:

—Veamos qué podemos hacer para matar a esta tortuga macho. Es la que ha matado a nuestro jefe.

Algunos de los indios contestaron:

—¡Metámosla en la hoguera!

Pero uno dijo:

—No, no podemos quemarla: su caparazón es demasiado duro. Cortémosle la cabeza.

Otro indicó:

—No, ahorquémosla.

Y un cuarto dijo:

—No, ahoguémosla. —A todos ellos esto les pareció lo mejor y decidieron que deberían ahogar a la tortuga.

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Entonces, a la tarde siguiente, la llevaron al agua y una gran multitud bajó con ellos para ver cómo se ahogaba. El hombre que iba a ahogarla estaba cubierto de pintura y la portó hasta el centro del estanque. La tortuga hizo como que estaba asustadísima. Cuando el hombre iba a dejar que se hundiese en el agua, la tortuga giró la cabeza y lo mordió, así que el hombre se asustó y se fue al fondo con ella. Entonces todos los de la orilla se asustaron y nadie se atrevió a sumergirse en el agua para ayudar al hombre que se había hundido.

Después de que el jefe tortuga hubiese ahogado al hombre, le arrancó el cabello de un mordisco y esperó; tras caer la noche, reptó hasta el lugar donde había estado la cabaña del jefe y allí encontró el cabello que le había arrancado de la cabeza de un mordisco. Emprendió el camino de vuelta a casa, contento de haber hecho una cosa así él solo. Cuando llegó a casa, era de día. Tomó el cabello y lo ató a un palo, así que tenía dos cabelleras con las que bailar, pero sus amigos no habían hecho nada. Aun así, durante mucho tiempo, fueron de un lado a otro del campamento bailando y cantando de alegría. Y él continuó siendo el jefe de las tortugas [durante muchos años].

Párrafo final alternativo:

La tortuga se quedó en el estanque hasta que cayó la noche; luego volvió al campamento indio y rebuscó hasta hallar la cabellera del jefe. Era tan silenciosa y tenía tanto poder que podía moverse a hurtadillas sin que nadie se diese cuenta. Estaba orgullosa de haber conseguido dos cabelleras ella sola. Luego se fue a casa y se lo contó a sus amigos, pero les dijo:

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—Quizás un día los indios sean amigos nuestros y compartamos algunos de nuestros secretos sobre el poder con ellos, siempre y cuando no nos coman más.

La tortuga va a la guerra

Una vez, la célebre y valerosa Tortuga Mordedora se enfadó. Todos se preguntaban por qué actuaba de una forma tan extraña.

—Tortuga Mordedora está muy cascarrabias —decían las otras tortugas—. Algo debe de cocerse en el ambiente.

Un día, llegó un mensajero y convocó a todos y cada uno de ellos a la tienda de Tortuga Mordedora. Toda la gente tortuga se alegró y deseó que esto significase que Tortuga Mordedora iba a estar buen humor, así que fueron a su wigwam y se dieron un festín. Entonces Tortuga Mordedora les dijo:

—Hermanos míos, me han enfadado los humanos. Voy a reunir una partida de guerra para luchar contra ellos.

Todas las tortugas reconocieron que habían recibido muchos insultos por parte de los hombres y se dispusieron a ir. Esa noche, cuando todo el mundo dormía, los guerreros emprendieron la marcha hacia la batalla. Viajaron del amanecer al anochecer y luego descansaron y durmieron. Uno de ellos, la pequeña Tortuga de Caja, tuvo un sueño de mal augurio. Esto enfadó a Tortuga Mordedora. Dijo que no creía en los augurios y que tenía la determinación de luchar de todos modos. Cada amanecer, les exigía a sus seguidores que le contasen los sueños de la noche anterior y, cada mañana, ellos solo tenían malos augurios que comunicarle. Una mañana, Tortuga de Caja cantó esta canción: «Oh, Tortuga Mordedora, te entiendo ahora. / ¡Nos están metiendo a todas las tortugas en una bolsa!».

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—¡No cantes eso! —siseó Tortuga Mordedora.

Sin embargo, Tortuga de Caja continuó cantando, así que Tortuga Mordedora se le aproximó y le dio una patada, pero se dio cuenta de que Tortuga de Caja estaba cantando en sueños. El golpe que recibió Tortuga de Caja en el pecho fue tan fuerte que le rompió el caparazón y la fractura, la charnela que tiene el caparazón encima del pecho, puede verse hasta el mismísimo día de hoy.

Tortuga Mordedora le dijo:

—La próxima vez, Tortuga de Caja, cantarás: «Tortuga Mordedora es valerosa y dondequiera que va limpia las aldeas todas». No quiero que cantes que provoco que metan a mi gente en una bolsa. Esa canción es mala. Mejor, canta que solo yo consigo una holgada victoria dondequiera que voy y que pongo histérico al enemigo.

Tortuga de Caja se indignó y le respondió:

—Yo no quiero que pongan a tu gente dentro de una bolsa. No es culpa mía. Estaba dormida y el sueño sobre el que estaba cantando salió así. ¿Quién soy yo para controlar mis sueños?

De nuevo, emprendieron la marcha hacia la guerra y al fin llegaron a la aldea india. Las tortugas soltaron su grito de guerra y cargaron contra la aldea. Todas las mujeres salieron corriendo de sus wigwams.

—¡Oh! Mirad las tortugas —gritaron.

Todas corrieron a por sus bolsas y metieron en ellas a las tortugas. Tortuga de Caja estaba a salvo porque estaba tan malherida por la patada de Tortuga Mordedora que se había quedado atrás.

Una de las tortugas, llamada Tortuga Pintada, tenía unas marcas rojas tan bonitas que la mujer que la recogió la estrechó contra su cuerpo. La tortuga la mordió… y la mujer la lanzó al agua…, donde logró escapar. Las otras mujeres se llevaron a los prisioneros a casa y estaban muy enfadadas por el golpe que les había asestado una única tortuga. Habían capturado a Tortuga Mordedora junto con todas las demás tortugas y se reunieron en consejo para decidir qué hacer para castigarla por haberlas atacado.

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Una dijo:

—Quemémosla hasta la muerte, ¡es nuestra enemiga!

Tortuga Mordedora pensó: «¡Qué bien!».

—No —dijo el consejo—. ¡Eso le gustará! Se piensa que será capaz de esparcir el fuego a patadas y que así destrozará nuestras cabañas.

Otra dijo:

—¡Disparémosle unas flechas!

Tortuga Mordedora contestó:

—Uy, sí, esa es la mejor forma de matarme.

Pero…

—No —dijo el consejo—. Las flechas rebotarán en tu caparazón y podrían lastimar a otros.

Otra mujer sugirió:

—Cozámosla en una gran olla de barro.

Y Tortuga Mordedora respondió:

—¡Estaría encantada de morir así!

Pero…

—No —anunció el consejo—. Se piensa que será capaz de salpicarnos el agua hirviendo y escaldarnos hasta la muerte.

—En tal caso —dijo otra—, ¡arrojémosla al río!

Al oír estas palabras, Tortuga Mordedora y todos sus seguidores empezaron a suplicar piedad y a rogar que no los ahogasen; afirmaron que era un castigo horrible. Las mujeres se pensaron que al fin habían dado con la clave y lanzaron a cada una de las tortugas al lago. Pero, como en realidad estas tortugas vivían en el agua, todas escaparon. Y fastidiarían a las mujeres echando a perder todos los manantiales de agua dulce a los que iban a por agua.

Los hombres de la aldea india no se podían creer que las tortugas hubiesen engañado a sus esposas hasta que, un día, vieron a un grupo entero de tortugas disfrutando del sol en un tronco. Las mordedoras vivían bajo el limo de los manantiales y las personas aprendieron que las tortugas no podían ahogarse.

Después de la huida, las tortugas celebraron un gran baile de la victoria en la casa de Mordedora y Tortuga Roja fue la heroína porque había logrado un triunfo mordiendo a una de las mujeres cuando la abrazó. Tortuga Mordedora y Tortuga de Caja no han conseguido llevarse bien desde aquella partida de guerra; ni tampoco vivirá una en la misma zona de la otra desde entonces.

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Preguntas y respuestas

¿De qué trata la historia indígena norteamericana de «Cómo la tortuga fue a la guerra»?

«Cómo la tortuga fue a la guerra» cuenta la historia de la guerra que emprendió Tortuga Jefe contra las personas que habían estado maltratando a su pueblo así como su gran victoria al llevarse unas cabelleras y escapar de sus captores.

¿A qué nación indígena norteamericana pertenece «Cómo la tortuga fue a la guerra»?

La leyenda de «Cómo la tortuga fue a la guerra» se asocia con las naciones cheyene, arapajó y sioux, pero existen muchas versiones distintas que relatan otros pueblos indígenas norteamericanos.

¿El cuento de «Cómo la tortuga fue a la guerra» es un mito fundacional?

«Cómo la tortuga fue a la guerra» puede leerse como un mito fundacional y, en algunas versiones, lo es claramente.

¿En qué fecha se compuso «Cómo la tortuga fue a la guerra»?

Se desconoce la fecha en la que se compuso «Cómo la tortuga fue a la guerra», ya que se legó por transmisión oral de generación en generación antes de que la recogiesen por escrito en los siglos XIX y XX.

Sobre el traductor

Eva Bruzos Bruyel
Soy una traductora autónoma del inglés e italiano al español especializada en los campos del turismo y la historia. A mis yayos y sus relatos del pasado les debo mi pasión por esta última.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark es cofundador y director de contenido de la World History Encyclopedia. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2024, mayo 24). Cómo la tortuga fue a la guerra [How the Turtle Went to War]. (E. B. Bruyel, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2464/como-la-tortuga-fue-a-la-guerra/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Cómo la tortuga fue a la guerra." Traducido por Eva Bruzos Bruyel. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 24, 2024. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2464/como-la-tortuga-fue-a-la-guerra/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Cómo la tortuga fue a la guerra." Traducido por Eva Bruzos Bruyel. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 may 2024, https://www.worldhistory.org/article/2464/how-the-turtle-went-to-war/. Web. 13 jul 2025.

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