Las Leyes de Núremberg de septiembre de 1935 fueron un conjunto de leyes raciales que pusieron en marcha varias restricciones a las personas judías, como privarlos del derecho a la ciudadanía alemana y a casarse con personas no judías. Las enmiendas a las leyes definieron después exactamente quién debía identificarse como un judío en la Alemania nazi.
Las leyes, que se formularon en Núremberg, fueron una etapa más de la «solución» de Adolf Hitler en respuesta a cómo eliminar a las personas judías del territorio alemán, un proceso que terminó con la «solución final», es decir, el asesinato de seis millones de personas judías en los campos de exterminio dirigidos por los nazis.
El líder de la Alemania nazi Adolf Hitler (1889-1945) estaba decidido a crear chivos expiatorios por los problemas de la República de Weimar, la cual se creó en 1918. Los nazis querían aumentar su popularidad mediante la identificación de enemigos comunes. El chivo expiatorio nazi principal fue el pueblo judío alemán. Desde su libro Mein Kampf, publicado en 1925, Hitler había identificado y considerado a los judíos como un grupo que le impedía alcanzar el verdadero potencial a Alemania y al Volk (el pueblo) alemán puro. Cuando asumieron el poder en 1933, Hitler y los nazis estaban decididos a hacerle la vida tan difícil como fuera posible a las personas judías. La Ley Habilitante (la Ley para el Remedio de las Necesidades del Pueblo y del Reich) se aprobó el 23 de marzo de 1933. Este acto le permitió a Hitler aprobar leyes sin necesidad de que pasaran por el Parlamento.
Los nazis expulsaron sistemáticamente a los judíos de las aldeas y los pueblos pequeños, lo cual los forzó a trasladarse a las ciudades. Había boicots a los negocios judíos. Se fomentó activamente la emigración, aunque el Estado a menudo embargaba los bienes y solo dejaba que los que partían llevaran lo mínimo de sus pertenencias. La Ley para la Restauración de la Función Pública fue aprobada en abril de 1933 y significaba que se les prohibía a las personas judías ocupar puestos gubernamentales y administrativos oficiales. También había restricciones u obstáculos en otras profesiones como abogacía o medicina. Las personas judías sufrieron muchas más discriminaciones en la vida diaria y la persecución física por grupos paramilitares nazis, las Sturmabteilung (SA) y Schutzstaffel (SS).
Las Leyes de Núremberg excluyeron a los judíos de la ciudadanía y afianzaron lo que Hitler describió como la «pureza de la sangre» de Alemania.
La siguiente restricción importante para las personas judías llegó con las Leyes de Núremberg del 15 de septiembre de 1935, cuyas ideas iniciales fueron presentadas por Hitler en el Congreso de Núremberg de 1935, la reunión anual del partido nazi. Una junta de funcionarios nazis y miembros del partido redactó inmediatamente las leyes en Núremberg, de ahí su nombre. Una junta extraordinaria de lo que quedaba del parlamento alemán se reunió, no en el Reichstag (que había sido destruido por el incendio del Reichstag de febrero de 1933), sino en el Salón de Asociación Cultural de Núremberg, y aprobó las nuevas medidas que por consiguiente se conservaron en la ley.
Adolf Hitler, Congreso de Núremberg de 1935
Bundesarchiv, Bild 183-2004-0312-505 (CC BY-SA)
Las características clave de las tres Leyes de Núremberg incluían las siguientes:
La Ley de la Bandera del Reich
Los colores nacionales se identificaron con el negro, rojo y blanco. La bandera nacional ahora era la bandera de la esvástica nazi.
La Ley para la Protección de la Sangre y el Honor de los Alemanes
Los matrimonios entre judíos y no judíos se anularon.
Los judíos y los no judíos tenían prohibidas las relaciones extramatrimoniales.
Los judíos no podían contratar mujeres no judías menores de 45 años en sus casas.
Los judíos no podían enarbolar la bandera nacional alemana o llevar puestos los colores nacionales, pero podían exhibir los símbolos judíos.
La Ley de la Ciudadanía del Reich
Los judíos no podían ser ciudadanos de Alemania y, por lo tanto, sus derechos cívicos eran limitados.
Un ciudadano de Alemania (es decir, un no judío) debía estar dispuesto a cumplir las necesidades del Estado y se identificaba por la posesión de un certificado de ciudadano.
Los castigos por romper cualquiera de las Leyes de Núremberg, especialmente para un judío, normalmente implicaban el encarcelamiento, que a veces incluía trabajo duro, según el delito. Había humillaciones públicas (por ejemplo, estar obligado a llevar puesto un cartel) y palizas por tales delitos como que un ciudadano alemán tuviera una relación romántica con una persona judía. La conformidad se convirtió en la consigna de todos. Para los alemanes no judíos, la estipulación por la que un ciudadano debía tener un certificado era una forma inteligente de que el partido nazi se asegurara que las personas estuvieran de acuerdo y no reaccionaran en contra del régimen, ya que si lo hacían, podrían perder su certificado y, por lo tanto, su ciudadanía.
Libro de las Leyes de Núremberg
Wolfmann (CC BY-SA)
«Pureza de la sangre»
Las Leyes de Núremberg eran por tanto una espada de doble filo que excluía a las personas judías de la ciudadanía y afianzaba lo que Hitler describió como la «pureza de la sangre» (McDonough, 63) de la parte restante. Desde 1920, el programa del partido nazi ya había incluído tal política racial:
Punto 4. Nadie salvo los miembros de la nación puede ser ciudadano del Estado. Nadie salvo aquellos de sangre alemana, no importa su credo, puede ser miembro de la nación. Ningún judío, por lo tanto, puede ser un miembro de la nación.
(McDonough, 111)
Hitler estaba sobre todo interesado en crear una «raza superior» (Herrenvolk), es decir, los elementos más fuertes posibles de los pueblos germánicos «arios» , definido vagamente como aquellas personas a las que Hitler consideraba capaces de crear cultura. En la teoría racial bastante confusa y a menudo sin sentido de Hitler, los «no arios» no son capaces de crear sino solo destruir culturas, y por esta razón son inferiores. Como los «arios» son superiores, tienen derecho a subyugar a todos los demás. Aún más, la historia, la sociedad y el bienestar del ser humano, de acuerdo con Hitler, son todos una batalla continua entre estas razas superiores e inferiores.
Hitler quería crear artificialmente, o mejor dicho, acelerar lo que él consideró el proceso natural para extraer del pueblo en general una comunidad puramente «aria» de personas alemanas, una Volksgemeinschaft, que es una comunidad tradicional que se mantiene en pie por lazos de sangre comunes y la voluntad de un líder fuerte (él mismo, claro está). El catalizador artificial de Hitler en este proceso, el cual reiteradamente llamó una «lucha» hacia la pureza racial, fueron las Leyes de Núremberg y, luego, una larga serie de políticas aún más agresivas. Las personas judías no eran el único objetivo de la retorcida teoría racial de Hitler; los grupos no raciales como los marxistas o aquellos con discapacidades mentales o físicas también eran parte del objetivo. Es más, el trato hacia los judíos por parte de las Leyes de Núremberg y sus consecuencias prácticas sin duda se usó como un modelo que se aplicó a muchos otros grupos a los cuales los nazis identificaban como enemigos de una sociedad próspera.
El surgimiento de la Alemania nazi, 1919 - 1939
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)
Identificación de los judíos
Algunos miembros moderados en el partido nazi estaban preocupados por el daño que los ataques y los boicots a las personas nazis producían en los negocios en general y la salud de la economía, mientras que los nazis más extremos querían medidas incluso más fuertes y la aniquilación de las personas judías en Alemania. Algunos estudios históricos sobre la reacción pública a las Leyes de Núremberg proporcionan resultados variados: acuerdo, desacuerdo e indiferencia en diversas medidas; pero una cosa es clara: la mayoría de la población esperaba que el establecimiento de límites legales terminara al menos con la ilegalidad de los ataques aparentemente aleatorios de los nazis a los ciudadanos alemanes. Identificar quiénes eran las personas judías y quiénes eran las no judías concretamente clarificaría la situación y les daría algo de seguridad a las personas que no eran judías. Una pregunta urgente para los nazis era entonces quiénes eran exactamente los judíos. Una enmienda de noviembre de 1935 a las Leyes de Núremberg estipulaba que de ahí en adelante el Estado clasificaría como judía a cualquier persona con tres o cuatro abuelos judíos. A las personas con herencia mixta las declararon Mischlinge y las restricciones de estas personas dependían del porcentaje de herencia judía. Como señala el historiador S. Friedländer, «la prueba de que uno no era de origen judío o no pertenecía a ningún grupo «menos valorado» [p. ej.romaní] se volvió esencial para una vida normal en el Tercer Reich» (153).
La pérdida para Alemania se dio en todos los ámbitos de la vida cuando escritores, músicos, doctores y científicos judíos se fueron en masa.
Una mayor persecución de los judíos
Había algunas voces de protesta en contra de las Leyes de Núremberg no solo de las personas judías y la prensa extranjera, sino también de tales figuras como Dietrich Bonhöffer (1906-1945), un pastor de la Iglesia Confesante Protestante. Bonhöffer, como muchos que criticaron el régimen nazi, fue encarcelado, retenido en un campo de concentración y ejecutado. Los comunistas, en ese momento prohibidos oficialmente como un partido político, continuaron su función de forma clandestina en contra de la propaganda nazi y medidas como las Leyes de Núremberg mediante la distribución de folletos y afiches que criticaban tales medidas discriminatorias. Las personas judías, sin embargo, aún no podían imaginarse que las Leyes de Núremberg fueran solo el comienzo de un conjunto incluso más siniestro de políticas nazis todavía por venir. Aquellos que se dieron cuenta de que las cosas solo podrían ponerse peor y que tenían los medios y la oportunidad tomaron la difícil decisión de irse de Alemania.
Para 1938, la mitad de las 500.000 personas judías de Alemania había emigrado y el número de negocios judíos en Alemania se había reducido de 50.000 (1933) a 9.000. Para Hitler, esto no era suficiente. Los siniestros pasos hacia una solución violenta para lo que Hitler describió como «la cuestión judía» (Judenfrage) comenzó con la noche de los cristales rotos. Conocida en alemán como Kristallnacht (o pogromo de noviembre) fue un ataque a los judíos y la propiedad judía de un lado a otro de Alemania y Austria del nueve al diez de noviembre de 1938. Más de 1.000 sinagogas fueron atacadas, de las cuales 267 fueron destruidas sin arreglo posible o quemadas por completo. A 7.500 tiendas, incluidos 31 grandes almacenes pertenecientes a judíos, les rompieron las ventanas (de ahí el nombre) y las desvalijaron. A los judíos les dieron palizas en las calles, los arrestaron en sus casas y los confinaron sin juicio.De acuerdo con los registros oficiales, mataron a 91 judíos en los ataques, pero probablemente la cifra real fue mayor.
Judíos detenidos, Baden-Baden
Bundesarchiv, Bild 183-86686-0008 (CC BY-SA)
Luego de la noche de los cristales rotos, la persecución de los judíos no hizo sino aumentar. Los niños no tenían permitido volver a la escuela y se impusieron toques de queda. Los judíos no podían asistir a los cines o viajar con no judíos en trenes; no tenían permitido ser dueños de un auto, comprar cigarrillos o ingresar a parques públicos. Continuaron confiscándoles propiedades a gran escala.Los negocios judíos y la prensa judía se cerraron de manera sistemática y luego se prohibieron. Los encarcelamientos y el transporte hacia campos de trabajos forzados aparentemente aleatorios se volvieron cada vez más comunes.
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Como era de esperar, en ese momento las personas judías en todos los territorios alemanes emigraron en números incluso mayores que antes. En Alemania, «para 1939, 300.000 judíos, en términos generales el sector más joven de la comunidad, habían emigrado» (Stone, 89). 100.000 personas judías huyeron de Austria, que era parte del Reich alemán desde la Anschluss de marzo de 1938. La pérdida para el Tercer Reich se dio en todos los ámbitos de la vida cuando escritores, músicos, doctores y científicos judíos se fueron en masa. Tal fue el traslado de personas que muchos Estados empezaron a aprobar leyes que restringían la inmigración, en particular de personas judías. Pero por desgracia decenas de miles de personas judías migrantes que pensaron que habían alcanzado la seguridad acabaron encontrándose bajo el dominio nazi que siguió a la ocupación de Europa occidental durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45). Las Leyes de Núremberg se aplicaron a estos territorios ocupados. Acorralados en los guetos, cosas mucho peores vendrían cuando los nazis y sus aliados empezaron a asesinar sistemáticamente a judíos y otros «indeseados» en campos de exterminio secretos como Auschwitz-Birkenau. En última instancia, la «solución final» nazi tuvo como resultado el Holocausto, es decir, el asesinato de seis millones de judíos europeos.
Las Leyes de Núremberg se aprobaron en la Alemania nazi en septiembre de 1935, les quitaron la ciudadanía a los judíos e impusieron otras limitaciones sobre sus derechos y libertades. Las leyes también especificaban que los ciudadanos alemanes debían apoyar al Estado y que la ciudadanía se concedía a través de un certificado.
¿Qué enmiendas se le hicieron a las Leyes de Núremberg?
Una enmienda clave a las Leyes de Núremberg en la Alemania nazi fue a quién exactamente identificaba el Estado como judío. Las personas con herencia judía se clasificaban como judías o «mischlinge» («cruzados») dependiendo de cuántos de sus padres y abuelos eran judíos.
Mi nombre es Sabrina, tengo 21 años y soy de Argentina. Soy estudiante de traducción en inglés y espero obtener mi título terciario a fines de 2025. Me interesa la traducción editorial y disfruto aprender historia.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2024, octubre 18). Leyes de Núremberg [Nuremberg Laws].
(S. P. Ayala, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-23652/leyes-de-nuremberg/
Estilo Chicago
Cartwright, Mark. "Leyes de Núremberg."
Traducido por Sabrina Pascutti Ayala. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 18, 2024.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-23652/leyes-de-nuremberg/.
Estilo MLA
Cartwright, Mark. "Leyes de Núremberg."
Traducido por Sabrina Pascutti Ayala. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 18 oct 2024, https://www.worldhistory.org/Nuremberg_Laws/. Web. 18 jun 2025.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 18 octubre 2024. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.