Dinastia Abasí

Definición

Syed Muhammad Khan
por , traducido por Rodrigo Pedraza
Publicado el 25 marzo 2020
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Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués, turco, urdu
Flag of the Abbasid Dynasty (by BlinxTheKitty, Public Domain)
Bandera de la dinastía abasí
BlinxTheKitty (Public Domain)

Los abasí fueron una dinastia arabiga que inicialmente gobernó en gran parte del Imperio islámico (exepto en algunas partes occidentales) tras ausmir el califato en 750 d.C. Sin embargo, a pesar de que su imperio se fragmentó, mantuvieron la supremacía espiritual como califas hasta 1258 d.C. Asumieron el titulo de califato despues de derrocar a la gobernante dinastia Omeya, con lo que se convirtieron en la segunda dinastía que sirvió como Califato (intermitentemente desde 632 d.C. hasta 1924 d.C.).

Para el época de las cruzadas (1195-1291 d.C.), no eran sino una sombra de su pasado. En 1258 d.C. su reinado llegó a su final después de que los mongoles destruyeran Bagdad. Bajo la soberanía del sultanato mameluco de Egipto (1250-1517 d.C.) se sucedieron una serie de "califatos en la sombra". En 1517 d.C., con la conquista del sultanato mameluco por el sultán Selim I del sultanato otomano (1299-1924 d.C.), el título se transfirió oficialmente a los turcos, aunque hacía tiempo que venían reclamándolo. La desaparición de los abasí marcó el final de la era de la supremacía árabe sobre el islam.

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Preludio

La institución del califato fue concebida en 632 d.C. tras la muerte del profeta islámico Mahoma (570-632 d.C.). A los ojos de los musulmanes suníes, los primeros cuatro soberanos fueron parte del califato Rashidun (632-661 d.C. califatos bien guiados), pero los musulmanes chiíes desacreditaron a los tres primeros considerándolos usurpadores del trono legítimo del "Ahl al-Bayt", el guardián de la casa del Profeta, por lo que solo consideraban al cuarto, Alí (que reinó de 656 a 661 y era sobrino y yerno del Profeta), como su líder espiritual o imán (el primero de una larga serie). Tras el asesinato de Alí en el 661 d.C., se produjo un cambio hacia la monarquía absoluta en la historia islámica, representada por la dinastía Omeya (661-750 d.C.).

los abasíes crearon el lema de dar al ahl al-bayt lo que era suyo, el trono del califato.

En general, los Omeya fueron excelentes administradores y mantuvieron el reino a raya por medio de una fuerte mezcla de política y fuerza bruta de su poderío militar. Sin embargo, un problema que no pudieron contener, y que de hecho empeoraron, fue la alienación de varias facciones árabes y no árabes, de entre las cuales destacan los chiíes y los persas. Además, para el final de su era surgieron conflictos en el círculo interno de la familia gobernante que fragmentaron su unidad e hicieron que se debilitara su control sobre el imperio. El último gobernante Omeya, Marwan II (que reinó de 747 a 750 d.C.) se enfrentó entonces el resentimiento reprimido y los agravios de su pueblo manifestados mediante una rebelión abierta.

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La revolución Abasí

Abbas ibn Abd al-Muttalib (que vivió de en torno a 568 a 653 d.C.) fue uno de los tíos más jóvenes de Mahoma, y ​​esta relación inspiró la revolución homónima liderada por sus descendientes. Los abasíes enarbolaron la consigna de dar al "Ahl al-Bayt" su debido derecho: el trono del califato. Lo interesante de este asunto es que los rebeldes nunca especificaron exactamente qué entendían por "Ahl al-Bayt"; los musulmanes chiíes se refieren a la familia de Alí con este nombre, mientras que los abasíes se referían a sí mismos como tales.

Calligraphy of Abbas ibn Abd al-Muttalib
Firma de Abbas ibn Abd al-Muttalib
باسم (CC BY-SA)

El autor intelectual de este complot fue un hombre misterioso llamado Abu Muslim (muerto en 755 d.C.). Los detalles de este hombre se nos escapan; lo que sí sabemos es que asestó la última estocada a la supremacía omeya y sentó las bases del gobierno Abasí a través de su plan meticulosamente planificado y sus ingeniosas maniobras políticas.

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No tardaron en acabar con la paz del califa Marwan, que tuvo que defender su reino, pero ya era demasiado tarde: el movimiento hasta entonces clandestino había cobrado impulso y en el año 750 d.C. la revolución abasí estaba en su clímax. Desesperado, el califa ordenó la captura del líder del clan abasí, Ibrahim, a quien hizo asesinar a sangre fría. Su hermano menor, Abu Abbas, asumió entonces el liderazgo del movimiento y juró la más severa de las retribuciones.

El grueso de las fuerzas abasíes lideradas por Abu Abbas se encontró con el ejército de Marwan cerca del río Gran Zab (750 d.C.) encuentro del cual salió victorioso cuando el ejército del califa huyó del campo de batalla en pánico. Marwan, que había escapado a Egipto para reunir sus fuerzas de las regiones occidentales, fue encontrado y asesinado. Abu Abbas as-Saffah, "el sanguinario" (que reinó de 750 a 754 d.C.), fue entonces declarado califa en Kufa; los chiíes se dieron cuenta demasiado tarde de que sus emociones y su amor por los descendientes de Alí se habían utilizado para servir al propósito de los abasíes.

El amanecer del gobierno abasí

Después de su victoria en Zab, as-Saffah envió inmediatamente la mayor parte de su ejército a Asia Central para detener la expansión de la dinastía china Tang, logrando detener su avance en las batalla de Talas (751 d.C.), donde los musulmanes los vencieron en una batalla decisiva. Pero pronto se establecieron unas las relaciones amistosas después de este breve episodio de violencia, marcando así el comienzo de una nueva era en la historia islámica cuando, en lugar de expandirse, los abasíes decidieron engrandecer y asegurar lo que ya poseían.

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As-Saffah Being Proclaimed Caliph
Proclamación de As-Saffah como Califa
Muhammad Bal'ami (Public Domain)

As-Saffah promulgó venganza contra los Omeya, venganza a la que no escaparían ni vivos ni muertos. Excavaron las tumbas de los Omeya en Siria y sus restos fueron mutilados y quemados, además de masacrar a todos los miembros masculinos vivos. A los que se escondieron para escapar de tal destino horrible, los hicieron salir con una invitación a una cena bajo las promesas de seguridad y reconciliación, pero fueron asesinados a traición a plena vista de los gobernantes, cuyos miembros continuaron festejando indiferentes a los gemidos de sus víctimas moribundas.

Solo un joven llamado Abd al-Rahman I escapó de esta matanza y huyó a través del reino abasí hasta España, donde fundó el Emirato de Córdoba en 756 d.C. Abu Abbas as-Saffah murió solo cuatro años después de asumir el cargo, y después el cetro fue tomado por su hermano menor Ja'afar, titulado al-Mansur ("uno que es victorioso", que reinó de 754 a 775 d.C.). Los gobernantes abasíes posteriores continuaron con esta tendencia a adoptar títulos inspiradores.

Al-Mansur y Bagdad

Una cosa que les había faltado a los abasíes hasta ahora era una capital propia. El Creciente Fértil había sido un lugar valioso en la historia de la humanidad desde tiempos inmemorables, y fue allí donde al-Mansur encargó la fundación de una nueva capital cerca del río Tigris: Bagdad, una metrópolis bulliciosa que hacía sombra a todas las ciudades europeas de la época en todos los sentidos.

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City Plan of Medieval Baghdad
Planos medievales de Bagdad
William Muir (Public Domain)

Al-Mansur, al igual que su hermano, cometió graves atrocidades; esta vez la ira de la casa de Abbas se desató sobre los descendientes de Alí. Como pensó que estaban instigando un complot contra él, los incitó a rebelarse y luego aplastó la rebelión (762-763 d.C.) con extrema crueldad. Abu Muslim (que murió en 755 d.C.), el hombre responsable de establecer la dinastía abasí, también fue uno de sus objetivos debido a su creciente poder. El cuerpo mutilado de aquel que había beneficiado a su familia fue arrojado sin mayor contemplación al Tigris.

La crueldad de as-Saffah y al-Mansur con sus oponentes traspasó todos los límites de humanidad. La gente que hasta entonces había sentido que los Omeya eran seres demoníacos que alimentarían las llamas del infierno ahora sentían simpatía por la familia. Al-Mansur fue un fuerte diplomático y, en sentido estricto, el verdadero fundador de la dinastía, pero su naturaleza inhumana eclipsa sus logros.

Al-Mahdi y sus hijos

Dotado de una piedad y magnanimidad profundas, al-Mahdi (775-785 d. C.) resultó ser una persona bastante diferente en comparación con su padre al-Mansur; aunque nunca perdonó las vidas de sus enemigos en el campo de batalla, su generosidad con su pueblo no conoció límites. Hizo todo lo que estaba a su alcance para revertir los actos de su padre contra los Alids, liberó a sus cautivos con dignidad y los colmó de su riqueza como compensación por sus pérdidas. Al-Khayzuran (muerta en 789 d.C.), el amor de su vida, era una esclava a quien liberó y elevó a la categoría de reina.

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Sin embargo, nunca se debía tomar a la ligera al califa; las incursiones bizantinas en territorios musulmanes encontraron una respuesta severa del soberano. Las relaciones árabe-bizantinas tuvieron un mal comienzo cuando un emisario musulmán enviado por el propio Profeta fue asesinado a sangre fría y tras este asesinato estallaron las hostilidades. Aunque en un principio fueron infructuosas, estas guerras le darían muchas tierras y riquezas al califato de Rashidun más tarde. Además, dado que los lugareños de estas tierras recién conquistadas eran en su mayoría coptos, preferían el gobierno musulmán, y ayudaron a sus nuevos señores contra los bizantinos (que solían perseguir a esta gente). En la época de los abasíes, el statu quo se mantuvo firmemente en su lugar y la única posesión oriental de los bizantinos era Anatolia, pero una y otra vez diferentes gobernantes intentaron ampliar sus fronteras a través del reino abasí. Los musulmanes frustarían sus planes una y otra vez y, como castigo, se les exigieron fuertes tributos.

Gold Dinar of Al-Mahdi
Dinar de oro de Al-Mahdi
DrFO.Jr.Tn (CC BY)

En 782 d.C. al-Mahdi envió a su hijo, el futuro Harun al-Rashid, a castigar a las fuerzas de la emperatriz Irene (que reinó de 780 a 790 d.C.). Enfrentados a reveses devastadores en el campo y acobardados en sus fortalezas, los bizantinos se vieron obligados a aceptar un acuerdo pacífico. Sin embargo, el Califa no vivió mucho tiempo para disfrutar de su éxito: fue envenenado por una de sus concubinas y fue sucedido por su hijo mayor, al-Hadi (que reinó de 785 a 786 d.C.), a quien debía suceder Harun, otro hijo de Al-Khayzuran.

Sin embargo, Al-Hadi no se sintió obligado por el pacto de su padre y expresó abiertamente su plan de pasar el trono a sus hijos. También le molestaba la profunda influencia que tenía su madre entre los ministros e hizo todo lo que pudo para socavar su autoridad (algunos incluso llegan a afirmar que intentó envenenarla). Pero como por obra del destino, el joven soberano murió en la flor de su juventud. Aunque algunos afirman que contrajo una enfermedad incurable, otros sienten que su muerte en un momento tan crucial era sencillamente demasiado oportuna para mucha gente como para que fuera una coincidencia. Las circunstancias que rodearon su partida de su morada terrenal son un tema de incesante debate y especulación.

La era dorada

El califa Harun al-Rashid (que reinó de 786 a 809 d.C.) fue el gobernante más destacado de la dinastía abasí. Aun despojándolo de su estatus legendario en historias y fábulas, el hombre real tenía una personalidad incomparable. Era un mecenas de las artes y el aprendizaje y deseaba que los musulmanes lideraran el mundo en ese asunto. La Gran Biblioteca de Bagdad, la Bayt al Hikma (Casa de la Sabiduría), se estableció para cumplir este propósito específico. Aquí se tradujeron al árabe las obras clásicas de los griegos y con el tiempo estas obras servirían para alimentar las mentes más grandes de Europa para darle al mundo el Renacimiento.

Harun al-Rashid
Harun al-Rashid
Unknown (Public Domain)

Su reinado marca el comienzo de la edad de oro del aprendizaje. Aunque Harun no estaba interesado en administrar el estado, se aseguró de que una tarea tan delicada se encomendara a los hombres más talentosos y honestos. Su gobierno no solo hizo grandes avances en la administración, sino que también mostró una gran competencia en la guerra. Al igual que en la época de su padre, los bizantinos volvieron a violar el tratado de paz e invadieron el reino musulmán en 806 d.C. Al leer una carta insultante del emperador bizantino Nicéforo I (que reinó de 802 a 811 d.C.), Harun estaba lleno de furia y respondió de la siguiente manera:

“Desde Harun, el comandante de los fieles, hasta Nicéforo, el perro de un romano. En verdad he leído tu carta; ¡La respuesta, no la oigas (sino ve en cambio)!”(Ali, 247)

El califa hizo preparativos inmediatos, él mismo tomo el control del campo de combate e infligió una derrota tan terrible a sus enemigos que se vieron obligados a aceptar términos de paz aún más humillantes.

Sin que él lo supiera, el imperio de harun había iniciado su largo trayecto de desintegración.

Fue también durante el reinado de Harun cuando se produjo un cambio importante en la dinámica del poder. Hasta entonces, los califas habían tenido la supremacía exclusiva sobre todo el reino islámico. Pero la provincia occidental de Ifriqya era una tierra costosa de mantener, sus lugareños eran rebeldes que a menudo ignoraban la autoridad del califa. Fue en este momento en que un destacado estadista, Ibrahim ibn Aghlab, se le sugirió una solución al califa: pidió que la región fuera otorgada como principado para él y su familia y a cambio prometió no solo jurarle lealtad como su soberano, sino también pagarle un tributo anual fijo. Y así es como los aglabíes (800-909 d.C.) de Ifriqya aparecieron en los anales de la historia. Sin que el Califa lo supiera, el imperio de Harun había iniciado su largo proceso de desintegración.

Pero el verdadero desafío para Harun vino de su familia: tenía que formular un plan de sucesión. Dos de sus hijos más destacados eran al-Amin y al-Ma'mun; Harun deseaba pasar el trono a al-Amin (que reinó de 809 a 813 d.C.), pero el reino se dividiría entre los dos hermanos: al-Ma'mun debía gobernar sus territorios como súbdito del califa y su heredero. Este plan, sin embargo, estaba condenado al fracaso.

Gold Dinar of Al-Amin
Dinar de oro de Al-Amin
DrFO.Jr.Tn (CC BY)

Tras la muerte de Harun, estalló la guerra civil entre sus hijos y se expandió hasta sumergir a todo el reino en un estado de agitación a su paso, por lo que se la denomina acertadamente como la Cuarta Fitna o la gran guerra civil abasí (811-819 d.C.; la agitación provincial persistió hasta la década de 830 d.C.). A pesar de que inicialmente contaba con la ventaja, al-Amin pronto comenzó a sufrir grandes pérdidas en el campo de batalla y la ciudad de Bagdad se convirtió en el único bastión de su gobierno. Tras un largo asedio de las fuerzas de al-Ma'mun, el califa decidió rendirse. En cautiverio, al-Amin fue asesinado a traición por algunos soldados persas rebeldes. Hay quienes dicen que al-Ma'mun estaba realmente apenado por el asesinato de su hermano y, para compensar su pérdida, adoptó a sus hijos como propios y se apresuró a castigar a los perpetradores.

El califa al-Ma'mun (que reinó de 813 a 833 d.C.) asumió entonces el control y aunque la edad de oro del Islam estaba en su clímax, su fin se encontraba próximo. La guerra con su hermano había terminado, pero haría falta otra década para que el polvo se asentara y el reino se pacificara. El amor de Al-Ma'mun por las artes y el aprendizaje superaba incluso al de su padre, pero su decisión de racionalizar su sociedad, en oposición a las creencias básicas de su población musulmana (como debatir que el Corán se podía reescribir/alterar) lo llevó a perder del favor de muchos historiadores islámicos.

Perdida de autoridad

Tras la muerte de al-Ma'mun, los abasíes entraron en un período prolongado de decadencia moral y de poder. Los sucesores inmediatos de Ma'mun no estuvieron a la altura de la gran responsabilidad que habían heredado; al-Mu'tasim (que reinó de 833 a 842 d.C.) y al-Wathik (que reinó de 842 a 847 d.C.) permitieron que sus guardaespaldas privados turcos extendieran su influencia sobre la corte. El golpe mortal al dominio abasí fue asestado cuando al-Mutawakkil (que reinó de 847 a 861 d.C.) fue asesinado como parte de un golpe de estado instigado por los turcos. Aunque al-Mutawakkil era una persona notoria y ha sido apodado como "el Nerón de los árabes", su asesinato les dio a los turcos un control sin precedentes sobre su hijo al-Muntasir (que reinó de 861 a 862 d.C.), quien había sido colocado en el trono como un títere. Afortunadamente, el joven gobernante murió poco después.

En 909 d.C., un movimiento chií radicalizado en contra del califato surgió encarnado en los fatimíes, descendientes de Fátima, la hija del Profeta. Terminaron con los aglabíes que habían debido su lealtad a Bagdad y comenzaron a extender su dominio. Finalmente, los fatimíes extendieron su control sobre Egipto e incluso sobre la región de Hejaz, que incluía las ciudades de La Meca y Medina; sus sermones se recitaban en el más sagrado de los lugares islámicos. En 929 d.C. el Emirato Omeya de Córdoba también se declaró califato.

Expansion of the Fatimid Caliphate
Expansión del califato Fatimí
Omar-toons (CC BY-SA)

Pero la mayor humillación para la casa sunita de los Abbas vendría en forma de otra facción chiíta: los Búyidas. Ali ibn Buya (en torno a 891-949 d.C.) fue el fundador de esta dinastía chiíta basada en Irán en 945 d.C. y capturó la capital abasí de Bagdad. Para los abasíes, el único cambio fue quién manejaba los hilos y, lo que es más, el reino se fue desintegando a medida que los diferentes gobernantes locales, igual que fichas de dominó, fueron declarando su independencia uno a uno.

En una repetición clásica de clichés históricos, los invasores de las estepas de Asia central llegaron para devastar los Búyidas. Los turcos selyúcidas que habían aceptado recientemente la versión sunita del islam (aunque conservaban muchas características preislámicas), se extendieron por vastas extensiones, desde Asia central hasta Anatolia, y en 1055 d.C., Tughril Beg, hijo del sultán Selyuq, tomó Bagdad; los Búyidas fueron expulsados ​​de la capital, pero los califas simplemente pasaron de un titiritero a otro.

Fragmentation of the Abbasid Empire (891-892 CE)
Fragmentación del Imperio Abasí (891-892 d.C.)
Ro4444 (CC BY-SA)

Las cruzadas

A medida que avanzaba el siglo XI d.C., los selyúcidas parecían ser un gigante imparable, pero cuando se acercó a su fin ya no eran el formidable ejército que habían sido. Cuando los nobles europeos llegaron por primera vez a Tierra Santa en 1096 d.C., los selyúcidas estaban fragmentados y no estaban en condiciones de resistir. Los abasíes, aunque nominalmente eran los líderes de la ummah (comunidad) musulmana, fueron espectadores desafortunados y los selyúcidas simplemente se hicieron a un lado de la guerra.

El equilibrio de poder entre Egipto (fatimíes) y Tierra Santa (cruzados) pronto sería revertido por un hombre, Saladino y un estandarte de guerra, Jihad. Saladino (1137-1193 d.C.) fue un líder evangelista sunita; saltó a la fama en Egipto en 1169 d.C., abolió el dominio fatimí en 1171 d.C. y puso las antiguas tierras fatimíes bajo la soberanía abasí. Revivió la causa musulmana en Tierra Santa y dedicó toda su vida a la guerra santa islámica contra los cruzados y sus aliados. En 1187 d.C., obtuvo una gran victoria en la Batalla de Hattin, donde la mayor parte del ejército latino fue derrotado. Incluso después de su muerte, los cruzados nunca recuperaron su fuerza original y finalmente se vieron obligados a huir de Acre, su último refugio en Tierra Santa en 1291 d.C. por una nueva fuerza musulmana egipcia, el Sultanato mameluco (1250-1517 d.C.) .

European Depiction of a Victorious Saladin
Representación europea de Saladino victorioso
Gustav Dore (Public Domain)

Durante el desarrollo de las Cruzadas, los abasíes estaban recuperando su autoridad militar y temporal. El hombre que se hizo cargo de esta gran empresa y que también fue asesinado por los selyúcidas en el proceso fue el califa al-Mustarshid (que reinó de 1092 a 1135 d.C.), quien comenzó a formar un ejército califal personal. Esta tarea fue completada por al-Muktafi (que reinó de 1136 a 1160 d.C.) quien luego declaró la autonomía completa de su casa. Los selyúcidas, enfurecidos por este atrevido acto, sitiaron Bagdad en 1157 d.C., pero la ciudad se mantuvo firme y después de varios intentos infructuosos, los turcos se vieron obligados a retirarse de las murallas. También vale la pena mencionar a Al-Nasir (que murió en 1225 d.C.) por su excelencia administrativa y por ayudar a los abasíes a recuperar su prestigio al extender su dominio más allá de los muros de su capital a Mesopotamia y partes de Persia; los historiadores lo consideran como el último soberano abasí efectivo.

La caída de Bagdad y sus consecuencias

Esta nueva independencia se vio amenazada por una nueva fuerza, irónicamente una vez más de Asia Central: los mongoles, a los que Gengis Khan convirtió en una fuerza impresionante en 1206 d.C. El último califa formal, al-Must'asim (que reinó de 1242 a 1258 d.C.) cometió un gran error al disolver la mayor parte de su ejército y luego aceptar el desafío de Hulegu Khan. No está clara la razón de llevar a cabo una medida tan insensata; lo que está claro es que el Califa esperaba ayuda militar de todos los rincones del Islam, pero algo que no tuvo en cuenta fue que todos los estados musulmanes estaban ocupados con sus propios problemas.

Mongol Siege of Baghdad
Asedio mongol a Bagdad
Sayf al-vâhidî (Public Domain)

Las fuerzas mongolas sitiaron Bagdad en 1258 d.C. y, tal y como acostumbraban en el despiadado estilo de guerra mongol, toda la ciudad, incluidos edificios asombrosos como el famoso Bayt al-Hikma, fue arrasada y toda su población masacrada. Al califa lo enrollaron en una alfombra y fue pisoteado bajo los cascos de los caballos. La mayor parte de la familia real fue asesinada, excepto un niño que fue enviado a Mongolia y una princesa que se convirtió en esclava en el harén de Hulegu. El avance mongol hacia el corazón del Islam fue aplastado por el sultanato mameluco en la batalla de Ain Jalut (1260 d.C.). Los mamelucos luego elevaron una estirpe de abasíes como califas en la sombra en El Cairo, pero no eran más que la cabeza visible. En 1517 d.C., el sultán Selim I del sultanato otomano (1299-1924 d.C.) conquistó las tierras mamelucas y pasó el título califal a su linaje.

Conclusión

La propaganda abasí contra los Omeya tuvo mucho éxito, pero los abasíes adoptaron la misma política administrativa por la que habían ganado apoyo contra los omeyas. Después de destronar a los anteriores gobernantes, los abasíes asumieron el control de un estado más pequeño que el de sus predecesores, ya que perdieron España para siempre. La fragmentación del imperio islámico había comenzado con la ascensión de los abasíes y no más tarde, como cree la mayoría de la gente. Los abasíes no tenían interés en una mayor expansión; incluso intentaron unirse con las potencias europeas contra su enemigo común: el Emirato de Córdoba.

Earliest Abbasid Era Manuscript
Manuscrito de la era abasí temprana
Danieliness (GNU FDL)

Muchos gobernantes abasíes no eran políticos naturales y comenzaron a depender de la gente para controlar los asuntos del estado. Las grietas que habían comenzado a aparecer en el marco predominantemente árabe durante la época de al-Ma'mun, que era pro-persa (ya que su madre era persa), se profundizaron en fisuras después de su muerte cuando la dinastía se hundió en un estado de servidumbre a otras partes. Los esfuerzos de los califas posteriores por revivir la fuerza de los abasíes son sin duda dignos de elogio, pero todos y todo lo que los rodeaba estaba en su contra. El saqueo de Bagdad fue el final inevitable del otrora gran imperio. Su legado sobrevive hasta el día de hoy en la forma de la sharia (ley islámica) y el mundo moderno tal como lo vemos hoy, debido a su patrocinio a todas las formas de arte, el aprendizaje y especialmente la investigación científica de los fenómenos naturales.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Rodrigo Pedraza
Magíster en Historia Militar con más de 20 años de servicio militar, actualmente realizando trabajos de investigación sobre desarrollo tecnológico en buques y memoria histórica con veteranos.

Sobre el autor

Syed Muhammad Khan
Muhammad es biólogo, entusiasta de la historia y escritor independiente, que ha contribuido activamente a la Enciclopedia desde 2019.

Cita este trabajo

Estilo APA

Khan, S. M. (2020, marzo 25). Dinastia Abasí [Abbasid Dynasty]. (R. Pedraza, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18631/dinastia-abasi/

Estilo Chicago

Khan, Syed Muhammad. "Dinastia Abasí." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 25, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18631/dinastia-abasi/.

Estilo MLA

Khan, Syed Muhammad. "Dinastia Abasí." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 mar 2020. Web. 24 abr 2024.

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