
El Reino Unificado de Silla (668- 935 d.C.) fue la primera dinastía en gobernar la península de Corea al completo. Tras años de guerras con los demás Estados durante el período de los Tres Reinos (57 a.C. - 668 d.C.), Silla se apoyó en la ayuda de la dinastía Tang de China para derrotar de una vez por todas a sus rivales y formar un Estado coreano unificado. Durante el siglo siguiente el reino viviría una época de crecimiento y produciría algunas de las mejores obras de arte y arquitectura vistas hasta entonces en la antigua Corea. En el siglo X Silla cayó frente al reino septentrional resurgido, entonces conocido como Goryeo, que gobernaría hasta 1392.
La unificación de Corea
El período de los Tres Reinos en Corea abarcó del siglo I a.C. hasta finales del siglo VII y hubo cuatro entidades políticas: los reinos de Baekje (Paekche), Goguryeo (Koguryo) y Silla junto con la confederación de Gaya (Kaya). En varios momentos a lo largo de la época China también se interesó activamente en la región, especialmente con las dinastías Han, Sui y Tang. En la década de 660, con la ayuda militar de los Tang, que estaban deseosos de que estos reinos del sur se debilitaran luchando unos contra otros, el reino de Silla consiguió derrotar a sus rivales. Con esto, los Tang todavía seguían siendo un actor peligroso en los asuntos coreanos, pero mientras estaban ocupados con las revueltas en el Tíbet, los ejércitos de Silla derrotaron a las fuerzas chinas que quedaban en Corea en las batallas de Maesosong (675) y Kibolpo (676).
Consolidación y prosperidad
El nuevo Estado, conocido como Reino Unificado de Silla (Tong-il Silla) para distinguirlo del anterior reino de Silla (Ko-Silla, el viejo Silla), más pequeño, controlaba toda Corea hasta el río Daedong. Su vecino inmediatamente al norte era el reino hostil de Balhae (Parhae) en Manchuria, formado por exiliados del antiguo reino de Goguryeo y miembros de la tribu seminómada malgal.
En esta época, la familia real de Silla estuvo dominada por el clan Kim y no hubo más que un puñado de reyes provenientes de otras familias aristocráticas. Para ayudar a unificar el país políticamente, obligaron a los gobernantes aristócratas de los reinos caídos a trasladarse a otras zonas en las que tuvieran menos probabilidades de incitar una rebelión, pero recibieron un estatus igual al de sus contrapartes de Silla. Para afianzar aún más su lealtad, se obligó a ciertos miembros de estas familias aristocráticas a presentarse regularmente en Geumsong (también conocida como Seorabol, hoy en día Gyeongju), que siguió siendo la capital. Aquellos a quienes consideraban demasiado peligrosos para el Estado y los prisioneros de guerra se convirtieron en esclavos que trabajaban en las tierras de la aristocracia, en talleres o en proyectos arquitectónicos del gobierno. La documentación de la época nos da una idea general de la cantidad de esclavos que había, ya que algunos aristócratas tenían hasta 3.000 esclavos.
Ahora el Estado entero estaba dividido en nueve provincias (tres en cada uno de los antiguos reinos) y cinco capitales secundarias. Cada provincia (chu) estaba gobernada por un administrador comandante general, con el título de chonggwan. En el siglo IX d.C., el título se cambió a todok, gobernador. Cada provincia tenía 117 prefecturas (kun), cada una de las cuales estaba dividida en 293 condados (hyon); cada uno de estos se componía de varios pueblos y aldeas (chon) y los asentamientos creados especialmente para gente indeseable (hyang, so y pugok). Cada uno de estos niveles tenía su propio administrador jefe, y todos estaban supervisados regularmente por un inspector estatal, el oesajong. Otra medida más para garantizar la lealtad local consistía en obligar al jefe de cada pueblo a enviar a su hijo mayor a trabajar en la administración en la capital o en el ejército, un proceso que se conocía como sangsuri.
Gyeongju se hizo aún más espléndida si cabe en esta época. En la colección de textos Samguk yusa se describe como un lugar con unos sorprendentes 35 palacios, 55 calles, 1360 distritos y 178.936 casas. Esto daría cabida a una población de alrededor de 900.000 habitantes. Un palacio estaba construido a orillas de un lago artificial, mientras que otro estaba atravesado por vías fluviales, de manera que se podían enviar copas flotantes a los invitados. Había incluso palacios y jardines para cada una de las estaciones con flora y fauna exóticas. Se construyeron templos nuevos o se extendieron, tales como el impresionante Bulguksa (templo de la tierra de Buda), que emergía de un lago de lotos.
El reino prosperó gracias a una industria agrícola próspera, cuya producción se potenció gracias a extensos proyectos de regadío y el comercio por todo el mar de la China Oriental. La ausencia prolongada de guerras también dio lugar a que las artes y las ciencias se desarrollaran como nunca antes. La arquitectura, la escultura, la orfebrería, las matemáticas y la astronomía fueron áreas de excelencia especial. La historia se convirtió en un área de estudio importante y también fue en esta época cuando se hicieron mejoras en la impresión xilográfica.
Las relaciones con China
A pesar del rechazo de Silla de convertirse en otra provincia china más, las relaciones con China no empeoraron y de hecho el joven estado coreano se convirtió en un aliado leal. La cultura china siguió ejerciendo una influencia importante como venía ocurriendo desde el período de los Tres Reinos. Tanto el confucianismo como el budismo siguieron siendo una parte importante del sistema educativo de Silla y el segundo todavía era la religión oficial del Estado y se practicaba en todos los niveles de la sociedad. El más famoso de los monjes eruditos budistas proviene de esta época, Wonyho, que popularizó la fe en el siglo VII. Si acaso, el confucianismo se hizo más fuerte en la Silla unificada; en 682 se estableció la Academia Nacional Confuciana y en 788 se introdujo un examen para administradores estatales.
También había un comercio estable entre los dos estados en el que China exportaba productos de lujo como seda, libros, té o arte mientras que Corea exportaba metales (oro y plata en especial), ginseng, productos de cáñamo, artículos manufacturados y caballos además de enviar estudiantes y eruditos a China. El comercio llegaba hasta tal punto que incluso había zonas de comercio controladas por Silla dentro del territorio chino. También se mantuvieron las relaciones con Japón al sur, especialmente en los periodos Nara y Heian. Los mercaderes árabes que traían especias, alfombras y joyería constituían otro punto de contacto con el resto del mundo. Por último, los descubrimientos de cristal en Corea revelan recipientes romanos, sasánidas y sirios que atestiguan la existencia de una red viva de comercio durante todo el periodo.
El arte de Silla
La orfebrería siguió siendo un arte refinado de Silla que donde mejor se aprecia es en las coronas de oro de varias tumbas, pero el periodo unificado también presenció el desarrollo de una nueva forma de arte, la creación de campanas grandes de bronce fundido (pomjong) que se usaban en los templos budistas para anunciar los servicios. El ejemplar más grande es el de Bongdeoksa, también conocida como la campana Emille, que se forjó en 771 en honor al rey Seongdeok. Con 3,3 metros de alto y más de 2,2 metros de diámetro, está decorada con flores de loto y seres celestiales con una argolla de suspensión en forma de dragón. Pesa casi 19 toneladas y hoy en día está expuesta en el Museo Nacional de Gyeongju. Otra disciplina artística popular era la escultura de bronce fundido, en especial las figuras budistas doradas y pulidas. Las figuras monumentales también se hacían de hierro forjado, para las cuales creaban las partes por separado y luego se ensamblaban y se pintaban o se recubrían de escayola. Otro uso que le daban al bronce era para crear intricadas cajas en las que guardar reliquias y textos importantes. Estas cajas se conocen como sarira y pueden tener forma de pagodas o de árboles.
La cerámica de la Silla unificada muestra una influencia clara del budismo. La incineración requería la manufactura de urnas para las cenizas, y los motivos budistas abundan en la decoración estampada, tales como flores de loto y nubes, a menudo con brotes de loto a modo de asas en la tapa. Las piezas de cerámica cotidianas se dejaban sin decorar, pero las piezas especiales presentan una mayor densidad de decoración que antes y hay incluso el primer ejemplo de vidriado de cenizas que más adelante se desarrollaría en la cerámica celadón del periodo de Goryeo. En las tumbas también se han encontrado figuras y modelos de cerámica, entre las que se cuentan sirvientes, guerreros y animales.
Otros ejemplos que se conservan del arte de la Silla unificada son linternas de piedra, tejas con caras horribles para ahuyentar a los malos espíritus, baldosas decoradas con pétalos de loto (que aumentaron de los estándares 6-8 de épocas anteriores a 16 o 32) y caligrafía (por desgracia, no se conserva ningún ejemplo de papel) de grandes como Kim Saeng (de nuevo, no queda ninguna obra hoy en día), y se pueden apreciar en la cantería de los sutras Hwaom en el templo Hwaeomsa en la provincia de Jeolla del Sur.
La arquitectura de Silla
Sabemos gracias a las inscripciones que los palacios de Gyeongju tenían sus propios jardines y lagos, pero por desgracia lo único que queda de los propios edificios son las baldosas decorativas. Entre las estructuras que se conservan de la capital hay dos pagodas de piedra , Dabotap y Seokgatap, ambas datadas del siglo VIII, tradicionalmente 751. Las pagodas de piedra son la contribución singular de Corea a la arquitectura budista, ya que en Japón son de madera y en China de ladrillo, y este par en un principio formaba parte del magnífico templo Bulguksa del siglo VIII que hoy en día se ha restaurado, pero no tiene más que una fracción de su tamaño original.
Una de las estructuras de piedra más impresionantes del periodo de Silla unificada es el templo budista de la Gruta Seokguram, al este de Gyeongju. Construido entre 751 y 774, cuenta con una cámara interior abovedada dentro de la cual hay un enorme buda sentado de 3,45 metros. Las paredes están decoradas con 41 figuras, esculturas de discípulos y bodhisattvas.
A partir del siglo VII d.C., las tumbas de Silla se empezaron a parecer más a las tumbas anteriores de Goguryeo y Baekje con una entrada horizontal y un túmulo de tierra más pequeño encima, que después se recubría con losas de piedra. Estas losas suelen estar decoradas con relieves de los doce animales del zodiaco oriental. Cada una de las figuras porta un arma y así ofrece una protección simbólica a la tumba. Dos de los mejores ejemplos son las tumbas del general Kim Yu-sin (siglo VII) y del rey Wonseong (siglo VIII) en Bongdeoksa. También se construyeron estupas, los grandes edificios abovedados construidos como monumentos a monjes budistas especialmente reconocidos. La estupa más famosa es la de Toyun, fundador de la secta Saja-san, en el templo Ssanbong-sa en Hwasun, mientras que la más antigua, construida en 790, conmemora al monje Yomgo.
Declive
El declive del Estado comenzó poco a poco a partir del siglo VIII, en gran medida a causa de la rigidez de su estructura de clases. Esta se basaba en el sistema de rango óseo, una clasificación social estricta de privilegios y obligaciones establecida por nacimiento y que siguió funcionando igual que en el antiguo reino de Silla y dominaba por completo el funcionamiento de la aristocracia y la administración estatal. Por un lado, la falta de oportunidad de subir de posición creó un estancamiento de ideas e innovación, y por el otro la aristocracia también empezó a molestarse con el poder del rey. En el otro extremo de la escala social, el campesinado se empezó a molestar cada vez más por los incesantes impuestos que se recaudaban. Además, los aristócratas locales con tierras (sonju) se volvieron más difíciles de controlar desde Gyeongju. El Estado se estaba desbaratando desde dentro.
Dos individuos en especial les causarían muchos problemas a los reyes de Silla. Gyeon Hwon, un líder de los campesinos, se aprovechó del descontento político de 892 y formó un resurgimiento del antiguo reino de Baekje en el suroeste de la península. Mientras tanto, un monje aristócrata budista, Gung Ye, declaró el nuevo estado de Goguryeo en el norte en 901, conocido posteriormente como Goguryeo tardío. Después vino otra complicada lucha por el control de la península al igual que pasara en el periodo de los Tres Reinos. Kyon Hwon atacó Gyeongju en 927, mientras que la tiranía fanática e impopular de Gung Ye lo llevó a su muerte a manos de su pueblo. Tras él, el gobierno recayó en su primer ministro, el hábil Wang Geon, en 918 d.C., que atacó Baekje tardío, que estaba sumido en luchas de poder, y más tarde Silla. El último rey de Silla, Gyeonsun, se rindió en 935 y dejó que Wang Kon volviera a unificar el país, pero con un nuevo nombre, Goryeo, una dinastía que gobernaría Corea desde 918 hasta 1392.
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