La batalla de Kursk (julio-agosto de 1943), en la que participaron cerca de 6.000 tanques, fue la mayor batalla de tanques de la historia y terminó en una victoria decisiva para el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Dos ejércitos del Eje intentaron rodear una saliente del Ejército Rojo en el Frente Oriental, pero fueron derrotados gracias a que los soviéticos contaban con información previa a la batalla, sólidas defensas terrestres y una clara superioridad numérica. La victoria soviética en Kursk, que para algunos historiadores incluye también la toma de Oriol (Oryol) y Járkov (Járkiv) poco después, fue «el punto de inflexión decisivo de la guerra germano-soviética, el momento a partir del cual las fuerzas soviéticas mantuvieron permanentemente la iniciativa» (Dear, 516).
Columna de tanques del Ejército Rojo, Kursk
Unknown Photographer (Public Domain)
La guerra germano-soviética
Adolf Hitler (1889-1945), el líder de la Alemania nazi, había lanzado la Operación Barbarroja, el nombre en clave para el ataque a la URSS, el 22 de junio de 1941. Las primeras victorias como la batalla de Kiev en 1941 condujeron a grandes ganancias territoriales y la captura de unos 2 millones de soldados del Ejército Rojo, pero aún así la Unión Soviética sigió luchando. Iósif Stalin (1878-1953), líder soviético, reaccionó ante las derrotas iniciales y la brutalidad de la campaña declarando que se trataba de una «guerra patriótica», en la que todos debían ofrecer al enemigo nada menos que una «lucha implacable». El Ejército Rojo obtuvo su primera victoria en la batalla de Moscú en enero de 1942, resistió con éxito en el sitio de Leningrado (San Petersburgo) y destruyó el Sexto Ejército de Hitler en la batalla de Stalingrado (Volgogrado) en febrero de 1943. A medida que los invasores del Eje fueron empujados hacia el oeste, el Ejército Rojo atacó de nuevo en el verano de 1943, esta vez en el mayor enfrentamiento de tanques de la historia.
Conscientes de la amenaza que representaban los dos grupos de ejércitos enemigos, los soviéticos reforzaron fuertemente sus propias posiciones.
Los ejércitos enfrentados
La ciudad de Kursk, ubicada cerca de la frontera de Rusia con Ucrania, era un importante centro ferroviario y vial. El frente oriental alrededor de Kursk había formado una saliente, que los ejércitos del Eje estaban dispuestos a explotar. Hitler quería una gran victoria en el campo de batalla que restaurara la moral después de la derrota en Stalingrado. La saliente de Kursk tenía 190 km (118 millas) de ancho y 120 km (75 millas) de profundidad y se había creado para ayudarle al Ejército Rojo a lanzar su próxima ofensiva. Los ejércitos del Eje formaron dos grupos principales, uno al norte y otro al sur de Kursk, dirigidos por el mariscal de campo Günther von Kluge (1882-1944) y el mariscal de campo Erich von Manstein (1887-1973), respectivamente. Hitler ordenó que la Operación Ciudadela (Zitadelle) se lanzara el 4 de mayo, con el objetivo de encerrar la saliente de Kursk. Luego, el líder nazi cambió de opinión y pospuso Ciudadela, primero hasta mediados de junio y luego hasta el 5 de julio. Estas demoras se hicieron con el fin de acumular una concentración de fuerzas del Eje en el área y enviar refuerzos (que, en el caso, no llegaron en las cantidades que los comandantes en el campo habían solicitado). Otra razón de la demora fue que varios comandantes de alto rango dudaban de las posibilidades de éxito de la operación. El retraso fue significativo. Conscientes de la amenaza que representaban los dos grupos de ejércitos enemigos, los soviéticos reforzaron fuertemente sus propias posiciones al norte y al sur de Kursk ya en mayo.
Los dos frentes soviéticos dentro de la saliente de Kursk eran el frente central (norte) y el frente de Vorónezh (sur), que estaban comandados por el mariscal Konstantin Rokossovsky (1896-1968) y el general Nikolai Vatutin (1901-1944), respectivamente. Además, al norte de la saliente se encontraban los frentes de oeste y Briansk, mientras que al extremo sur se encontraba el frente suroeste. Todos estos frentes se cerrarían y se enfrentarían al enemigo a medida que avanzara la batalla.
El Ejército Rojo aprovechó el tiempo de retraso para fortificar una extensa red de trincheras alrededor de la saliente de Kursk, una tarea que se vio enormemente apoyada por 300.000 civiles locales. También se sembraron campos de minas; en algunas áreas, cada 1.6 km (1 milla) de frente tenía 2.500 minas antipersona y 2.200 minas antitanque. A menudo los campos de minas se colocaban de forma estratégica para canalizar a los atacantes hacia zonas con una alta concentración de artillería. En total, se colocaron 943.000 minas alrededor de la saliente. Una mina podía arrancar la cadena de un tanque, lo que obligaba a la tripulación a cambiar la sección dañada, una tarea que podría llevar hasta una hora en circunstancias favorables, siempre y cuando no se hubiera causado un daño más grave en las ruedas del tanque. El número y la profundidad de los campos minados en Kursk fue un factor importante en el resultado de la batalla.
Otro punto fuerte del Ejército Rojo era su artillería. La pieza de artillería soviética más grande era el obús M1937 (ML-20), que tenía un cañón de 152 mm (6 pulgadas) que podía disparar un proyectil a más de 17.000 metros (19.000 yardas). Un equipo de artillería experimentado podría disparar un proyectil cada 15 segundos. Finalmente, la Fuerza Aérea Roja, anticipándose a los ataques de la Luftwaffe (Fuerza Aérea Alemana), dispersó sus aviones por diversos aeródromos y los protegió con anillos de cañones antiaéreos.
Las fuerzas terrestres del Eje en la batalla de Kursk, compuestas principalmente por el 9º Ejército, comandado por el general Walter Model (1891-1945) en el norte, y el 4º Ejército Panzer, al mando del general Hermann Hoth (1885-1971) en el sur, disponían de aproximadamente 2.400 tanques, 1.800 aviones y 700.000 tropas. Los dos frentes soviéticos consistían en 3.400 tanques y cañones de asalto, 2.100 aviones y 1.3 millones de tropas (Dear, 517). Además, había seis ejércitos soviéticos de reserva estacionados al este de Kursk. El plan del Eje consistía en que Model y Hoth avanzaran a través de las defensas enemigas en un movimiento de pinza, rodeando al Ejército Rojo al finalmente unirse en Kursk. El plan era irremediablemente ambicioso dada la inferioridad en el número de hombres y tanques de los atacantes y la fuerza y profundidad de las defensas que debían atravesar. Model informó a sus superiores de que, incluso si se lograba el objetivo, las pérdidas serían tan grandes que la victoria sería prácticamente una victoria inútil. Hoth era igualmente pesimista con respecto a la victoria en Kursk, dada su falta de reservas, las excelentes defensas del enemigo y el número insuficiente de infantería del Eje para aferrarse a cualquier terreno que las divisiones blindadas lograran ganar.
Avance del Ejército Rojo, Kursk
Mil.ru (CC BY)
Guerra de tanques
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la URSS desplegó una gran cantidad de tanques, pero estos se vieron acosados por varios problemas. La mayoría de los tanques se habían construido a principios de la década de 1930, por lo que en 1941, cuando realmente se necesitaban, estaban prácticamente obsoletos en comparación con los tanques panzer superiores de Alemania. Con una potencia de fuego débil, un blindaje delgado, una falta crónica de piezas de repuesto y un uso táctico deficiente, las unidades de tanques soviéticos se convirtieron en objetivos fáciles para el enemigo en 1941. La situación mejoró con la llegada de los tanques T-34 y KV a partir de 1942. La URSS también fue capaz de producir tanques en cantidades mucho más altas que sus enemigos. Para 1943, el Ejército Rojo se había vuelto mucho más competente en el uso de tanques en el campo de batalla, desplegándolos, como lo había hecho el enemigo, en grupos de batalla más grandes y mucho más efectivos.
El tanque Tiger de 56 toneladas tenía un enorme cañón de 88 mm (3,5 pulgadas) con excelentes miras ópticas.
Los tanques T-34 de 26 toneladas habían sido superiores a los que los ejércitos del Eje desplegaban y podían resistir la mayoría de los cañones antitanque, pero para el verano de 1943, los tanques alemanes ya habían alcanzado el mismo nivel tecnológico. Los tanques T-34 en Kursk tenían un cañón principal de 76.2 mm (3 pulgadas) y una velocidad máxima de 35 km/h (21,7 mph) en terreno accidentado. En resumen, el T-34 «tenía un motor diésel simple (500 hp), buen blindaje, excelente potencia de fuego y una excelente movilidad en la nieve y el barro» (Boatner, 702). Desafortunadamente para el Ejército Rojo, todavía no había suficientes T-34, por lo que, por necesidad, seguían dependiendo de demasiados tanques T-70 obsoletos.
Los tanques del Eje, particularmente los del ejército alemán, también eran armas impresionantes. A la gama de tanques panzer (en su mayoría clase III y IV) se unieron ahora compañías de poderosos tanques nuevos Tiger y Panther. El tanque Tiger de 56 toneladas tenía un enorme cañón de 88 mm (3,5 pulgadas) con excelentes miras ópticas, lo que significaba que podía asestar golpes precisos a cualquier tanque soviético y aún así permanecer fuera del alcance del enemigo. El blindaje especialmente grueso del Tiger era otra ventaja. Las debilidades particulares del tanque Tiger eran su clara falta de movilidad, su gran peso al cruzar puentes temporales y el reducido número disponible.
Tanque Panther capturado, Kursk, 1943
Imperial War Museums (CC BY-NC-SA)
Kursk marcó el debut del tanque Panther en la guerra, pero solo 200 estaban disponibles. El Panther (versión PzKpfw V Ausf D) tenía un cañón de 75 mm (2,95 pulgadas), pero en esta etapa sufrían problemas mecánicos y con las orugas, además de una falta crónica de piezas de repuesto, en particular, motores, transmisiones, baterías y ruedas. Estas deficiencias provocaron que demasiados tanques Panther quedaran fuera de servicio en la primera semana de la batalla.
Otra arma nueva y efectiva del Eje era el destructor de tanques Ferdinand de 65 toneladas, que, aunque no era particularmente móvil, utilizaba su cañón de 88 mm con gran eficacia cuando se usaba en situaciones defensivas. El Ferdinand estaba bien protegido por un blindaje frontal de 200 mm (7,9 pulgadas) de grosor, pero muchos se emplearon mal en Kursk como tanques de asalto frontal estándar, lo que provocó que se perdieran muchos a causa de las minas y que no se pudieran recuperar del campo de batalla, ya que eran demasiado pesados para que un único semioruga de recuperación los manejara.
Como en la mayoría de las batallas de la Segunda Guerra Mundial, los tanques utilizados en Kursk por ambos bandos eran una mezcla de tanques más antiguos y probados, tanques más nuevos en los que los comandantes depositaban grandes esperanzas y tanques completamente inservibles que eran una carga para cualquier dotación desafortunada que se encontrara atrapada bajo el fuego enemigo, que podía provenir del aire, de la infantería con armas antitanque, de cañones de artillería más grandes o de otros tanques.
Batalla de Kursk, julio de 1943
Imperial War Museums (CC BY-NC-SA)
La batalla comienza
Los descifradores de códigos de la inteligencia militar británica descubrieron detalles de la ofensiva planificada del Eje, y se transmitió una advertencia al Ejército Rojo. El 5 de julio, solo unas horas antes de que los ejércitos del Eje planearan moverse, el Ejército Rojo comenzó un bombardeo de artillería indiscriminado y en gran medida ineficaz. Las unidades de artillería del Eje respondieron, pero su falta de cañones de largo alcance significaba que no podían amenazar a los cañones pesados soviéticos lejos de la parte trasera de la saliente.
En el aire, la fuerza aérea del Eje ganó ventaja gracias al radar, pero esta ventaja se invirtió constantemente hasta julio por la gran cantidad de aviones de la Fuerza Aérea Roja puestos en la batalla. Al igual que en otras áreas, la incapacidad de reemplazar las pérdidas del Eje y obtener suficiente combustible donde se necesitaba resultó crucial para la guerra aérea a pesar de que los cazas del Eje disfrutaban de una tasa de muertes de 4:1 en comparación con sus contrapartes soviéticas.
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Model en el norte
A medida que avanzaban los ejércitos del Eje, Model encargó a sus panzer la toma del pueblo de Oljovatka, pero no lograron alcanzar el objetivo. Las minas soviéticas y los puntos fuertes a lo largo de las trincheras erizadas de armas antitanques enlentecieron seriamente el avance del Eje y redujeron en gran medida el número de tanques activos del Eje. La prolongada falta de vehículos especializados de barrido de minas en número suficiente en los ejércitos del Eje se convirtió en un grave problema en Kursk. Había que desactivar la mayoría de las minas a mano, y la presencia de mineral de hierro en el suelo causaba estragos en los detectores de metales de los desactivadores de minas. Los tanques del Ejército Rojo bajo Rokossovsky, la mayoría de los cuales estaban bien protegidos en pozos especialmente construidos, abrieron fuego contra el enemigo. Siguió un tiroteo que se asemejaba a dos baterías de artillería disparando entre sí, pero este fue un uso singularmente ineficaz de los tanques y, en realidad, una rareza en la batalla de Kursk, donde la gran mayoría de los enfrentamientos de tanques fueron una serie de escaramuzas a pequeña escala.
Model había perdido rápidamente la mayoría de sus tanques Panther y Tiger. Incapaz de penetrar más allá de las segundas líneas defensivas de los soviéticos, el general alemán informó a Kluge el 9 de julio de que ahora era imposible llegar a Kursk. Hasta ahora, las fuerzas del Eje en el norte habían sufrido 22.200 bajas (incluidos alrededor de 4.700 muertos). El Ejército Rojo sufrió casi 34.000 bajas (incluidos más de 15.000 muertos o desaparecidos) en el frente central. Model, todavía con 500 tanques, destructores de tanques y cañones montados disponibles, pasó a preparar a sus tropas para la inevitable contraofensiva soviética.
Hoth en el sur
Mientras tanto, Hoth movió sus panzers para atacar el frente de Vatutin, siendo su objetivo la ciudad de Oboyan. En este ataque participaron las divisiones panzer de élite Waffen SS-Das Reich y SS-Totenkopf y la división panzergrenadier Großdeutchland. Vatutin tenía una fuerza total de 625.000 hombres y podía llamar a otras 570.000 reservas. Estas tropas, al igual que en el norte, estaban bien atrincheradas y protegidas por extensos campos de minas. Vatutin tenía significativamente más unidades de artillería y antitanques que las que se habían enfrentado anteriormente a cualquier ofensiva del Eje en la guerra hasta el momento. El Ejército Rojo también tenía una reserva sustancial de tanques, que podían desplegarse donde más se necesitaran a medida que se desarrollaba la batalla.
A pesar de los obstáculos, el terreno pantanoso y la necesidad de construir puentes temporales, Hoth, con el apoyo en su flanco derecho de dos divisiones comandadas por el general Werner Kempf (1886-1964), hizo un buen progreso territorial en un frente amplio, rompiendo la primera línea de defensas soviéticas. Sin embargo, el avance fue lento y las pérdidas de tanques debido a las minas fueron significativas debido a la falta de repuestos, una situación que convertía los daños menores en pérdidas totales. La infantería del Eje también se veía estancada, al tener que despejar las numerosas pequeñas ciudades y pueblos fortificados por el Ejército Rojo. Al igual que en el sector norte de la batalla, los pilotos del Eje destruyeron más aviones de los que perdieron, pero la Fuerza Aérea Roja podía soportar esas pérdidas, mientras que la Luftwaffe no. Para la segunda semana de julio, no había suficientes aviones del Eje para proporcionar una cobertura adecuada para los avances de Kempf y Hoth.
Atendiendo a los heridos, Kursk
Pavel Troshkin (Public Domain)
El avance del Eje fue finalmente detenido por una gran fuerza de tanques soviéticos al sureste de Oboyan el 12 de julio en la batalla de Prójorovka. Este fue el mayor enfrentamiento de tanques individuales de la guerra hasta ese momento, en el que unos 300 tanques del Eje se enfrentaron a 900 tanques soviéticos, distribuidos en unas 25 bolsas separadas a lo largo de un frente de 25 kilómetros (15 millas). Las dotaciones de tanques alemanas, especialmente en los Tigers, a menudo infligían mucho más daño al enemigo que sus contrapartes soviéticas, pero la superioridad numérica de estos últimos terminó por prevalecer. La velocidad y movilidad de los tanques soviéticos era otra clara ventaja sobre el enemigo.
Prójorovka se mantuvo fuera de las manos del Eje, y la tercera línea de defensas soviéticas en la saliente de Kursk permaneció intacta. La mitad sur de la pinza de la operación Ciudadela, bajo el mando de Manstein, había perdido el 60 % de su fuerza blindada y sufrido 33.700 bajas (incluidos unos 6.600 muertos o desaparecidos), todo ello sin lograr ningún objetivo estratégico concreto. El Ejército Rojo en el frente sur de la batalla de Kursk había sufrido 117.000 bajas (incluidos alrededor de 53.300 muertos o desaparecidos). Los soviéticos habían sufrido pérdidas más graves, pero la ofensiva del Eje había fracasado. El Ejército Rojo estaba a punto de ganar la iniciativa en la guerra germano-soviética.
El avance soviético
Hitler se vio obligado a cancelar la Operación Ciudadela el 13 de julio no solo por la resistencia del Ejército Rojo en el campo de batalla, sino también por los acontecimientos en otros lugares. Los Aliados habían invadido Sicilia el 10 de julio, por lo que Hitler necesitaba retirar las divisiones panzer de Kursk para reforzarla península italiana, listas para una invasión esperada allí.
Durante julio y agosto, los soviéticos lanzaron sus contraofensivas multifrente: la Operación Kutúzov en el norte y la Operación Rumiántsev en el sur. Los comandantes soviéticos habían colocado deliberadamente tropas más débiles en las trincheras de primera línea alrededor de la saliente de Kursk (como los batallones penales), por lo que, con el enemigo desgastado en la batalla de Kursk, las tropas de infantería mejor entrenadas y las reservas completamente nuevas ahora podían pasar a la ofensiva contra un enemigo severamente debilitado y fatigado. A lo largo de los frentes (incluidos los del norte y sur de la saliente de Kursk), la artillería soviética golpeó las defensas del Eje: «Las tropas alemanas en el frente oriental nunca habían recibido tamaña potencia de fuego concentrada» (Forczyk, 77). Las fuerzas blindadas e infantería del Ejército Rojo, con un sólido apoyo aéreo, avanzaron contra un enemigo obligado a emprender una retirada táctica.
A finales de julio, las líneas del Eje en retirada se estaban estabilizando, pero un intento de mantenerse firmes en Orel (Oryol) fracasó. El 31 de julio, Model inició su retirada de Orel; el Ejército Rojo emprendió la persecución, pero para el 18 de agosto, los propios soviéticos habían rebasado sus líneas de suministro, por lo que la Operación Kutúzov llegó a su fin. Mientras tanto, la gran ofensiva en el sur logró recuperar la ciudad clave de Járkov (Járkiv). El Ejército Rojo, entonces, ganó las batallas de Orel y Járkov en julio y agosto, respectivamente, dos enfrentamientos que los historiadores soviéticos suelen agrupar junto con la batalla de Kursk.
El resultado final de estas contundentes batallas de verano fue que Hitler había luchado y perdido su última gran ofensiva en el frente oriental. Los ejércitos del Eje simplemente no tenían ni los hombres ni el material para enfrentar a un enemigo que estaba creciendo en tamaño y confianza. A lo largo de 1944, los soviéticos fueron expulsando a los invasores del Eje de su territorio de forma constante. Finalmente, ocuparon Berlín en abril de 1945, Hitler se suicidó y Alemania se rindió.
Marco Kunzler es psicólogo licenciado y traductor autónomo con experiencia en ONG internacionales. Apasionado por conectar con diversas culturas, apoya el aprendizaje permanente y valora las interacciones significativas entre profesiones y comunidades.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2025, abril 28). Batalla de Kursk [Battle of Kursk].
(M. A. Kunzler, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2704/batalla-de-kursk/
Estilo Chicago
Cartwright, Mark. "Batalla de Kursk."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. Última modificación abril 28, 2025.
https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2704/batalla-de-kursk/.
Estilo MLA
Cartwright, Mark. "Batalla de Kursk."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 28 abr 2025, https://www.worldhistory.org/article/2704/battle-of-kursk/. Web. 13 jun 2025.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 28 abril 2025. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.