Hans Holbein el Joven (c. 1497-1543) fue un pintor alemán del Renacimiento famoso por sus retratos. Como era un artista versátil y un dibujante estupendo, Holbein trabajó con maestría utilizando diferentes materiales; hizo desde xilografías (grabados en madera) hasta pintura en mural. Entre sus obras más reconocidas están los retratos de los miembros principales de la corte de Enrique VIII de Inglaterra (que reinó entre 1509 y 1547); estos incluyen al mismo rey, a varias de sus reinas consortes y a hombres de estado como sir Tomás Moro (1478-1535). Una característica distintiva de las pinturas de Holbein es la atención que él presta a las prendas de vestir ostentosas del período Tudor.
Juventud
Hans Holbein el Joven nació hacia 1497 en Augsburgo, Alemania. Su padre fue el célebre pintor Hans Holbein el Viejo (c. 1464-1524) quien se especializó en obras de arte religioso. Su padre pintó retratos y los bocetos que han sobrevivido revelan que su hijo heredó su habilidad para representar el carácter por medio de los detalles. Sigmund, el tío de Hans el Joven, igualmente fue un pintor destacado, y los genes de la familia encontraron la manera de expresarse en arte cuando su hermano Ambrosius también comenzó a pintar. En 1515, después de haber estudiado en el taller de su padre, Hans el Joven fue a Basilea en Suiza, donde se desarrolló como un estupendo dibujante y consiguió renombre con sus diseños en xilografía para hacer estampas. Poco o nada se sabe de la vida privada del artista porque ninguno de sus papeles o cartas ha sobrevivido, pero sí lo conocemos por sus numerosas pinturas que adornan los museos a través del mundo.
Los años en Basilea
Las xilografías solían utilizarse para ilustrar los libros impresos y los trabajos de Hans eran utilizados para ponerlos en la hoja de presentación, por ejemplo en la de Utopía (1516), la destacada contribución de sir Tomás Moro; y en la portada de la traducción al alemán del Nuevo Testamento (1522). Hans se unió al gremio de los pintores de Basilea y en 1519, se casó con la viuda de un curtidor. En 1520, obtuvo la ciudadanía suiza y continuó trabajando en una variedad de ocupaciones, diseñando vitrales así como haciendo grabados para los orfebres. También pintó al fresco en casas particulares; creó un juego de pintura mural para el ayuntamiento de su ciudad adoptiva. Hacia 1520 produjo la imagen del cuerpo de Cristo muerto en la tumba; aquí representa un cadáver en descomposición de forma muy realista (aun si el cuerpo esté alargado de manera poco natural). Esta pintura influyente se encuentra hoy día en la Colección pública de arte de Basilea.
Los retratos destacados de este período incluyen el del burgomaestre y su esposa hecho en 1516; y el de Bonifacio Amerbach, humanista y erudito, hecho en 1519. Estos primeros retratos ya mostraban el estilo de Holbein y la influencia del arte del Renacimiento nórdico en general. La mirada intensa del modelo se presenta con esmero, mientras que deja el rostro impasible, lo que es curioso. El uso de la técnica de contorno le da profundidad a la imagen. Además, en sus pinturas él incluye objetos, flora, fauna, artículos cotidianos para sugerir el trabajo, los intereses y el carácter de la persona retratada.
En Basilea, Hans conoció a uno de los grandes eruditos del humanismo renacentista, Erasmo de Róterdam o Rotterdam (c. 1469-1536). Lo pintó tres veces y en uno de los retratos, el que fue creado en 1523, Erasmo está rodeado de libros, lo apropiado en su caso. Este retrato se encuentra hoy día en la National Gallery, Londres. Hans también hizo ilustraciones estampadas para la edición del Elogio de la locura que fue escrito por Erasmo. Hacia 1525, Holbein hizo otra serie famosa de estampas, la Danza de la muerte. Después en 1526, Hans produjo un retablo célebre para la iglesia en Darmstadt, Alemania, la Virgen del burgomaestre Meyer.
El artista viajó a otras partes de Europa; en 1517 visitó Milán, Italia, y en 1524, Bourges, Francia. En 1526, posiblemente a consecuencia del papel de Basilea como centro fuerte de la reforma protestante, con su respectiva restricción sobre las artes, Holbein se fue por dos años a la Inglaterra de los Tudor. Es cierto que regresó a Basilea, donde en 1528 pintó de modo singular a su esposa junto con sus dos hijos; es un retrato conmovedor (sólo copias y el boceto original han sobrevivido). En 1532, Holbein volvió a Inglaterra. Allí, instalado en Londres, permaneció 11 años; durante ese tiempo produjo sus obras más famosas.
Retratos de los Tudor
La mudanza de Holbein a Inglaterra en búsqueda de empleo para su talento artístico pasó sin contratiempos gracias a una carta de recomendación de Erasmo dirigida a su amigo mutuo sir Tomás Moro, quien para aquella época era el Lord canciller (en ejercicio de su cargo entre 1530 y 1532) de Enrique VIII. Como es sabido, Holbein pintó varios retratos de Enrique VIII después de su designación en 1536 como pintor oficial de la corte real inglesa. En la versión creada en 1540, que se encuentra hoy día en la Galería Nacional de Arte Antiguo en Roma, se muestra al rey resplandeciente en una túnica de brocado dorado, con un ribete de plumas y mucho «bling-bling». De hecho, parece que a Holbein le preocupara la ropa y las joyas; sus dibujos preliminares frecuentemente están cubiertos con notas sobre estos elementos. Como resultado de este método, los rostros bidimensionales de sus retratos contrastan marcadamente con las representaciones hiperrealistas, casi tridimensionales, de los detalles de las prendas de vestir tales como las pieles, el terciopelo, las plumas y las joyas. Enrique VIII era un seguidor entusiasta de la moda y deseaba vivamente presentarse a sí mismo como el máximo príncipe con todas esas ropas finas; esto explicaría por qué estos dos personajes se llevaban tan bien. Otra evidencia de este interés adicional es que a Holbein se le solicitaba que diseñara indumentaria para los oficiales de la corte (incluidos los detalles como botones y hebillas), cubiertas para los caballos reales y los trajes de gala del rey.
Enrique, como sabemos, tuvo seis esposas y Holbein las pintó a casi todas. Hay un boceto hecho con delicadeza de la esposa número dos, Ana Bolena (c. 1501-1536), que hoy día es parte de la Royal Collection (aunque no todos los estudiosos concuerdan en que fuese hecho por Holbein). Esto si se puede decir con más seguridad del retrato pintado hacia 1537 de la esposa número tres, Juana Seymour (c. 1509-1537), que está hoy día en el Kunsthistorisches Museum en Viena. En 1539, el rey envió al artista en una misión muy importante: pintar a su posible futura esposa número cuatro, Ana de Cléveris o de Cleves (1519-1557), para que Enrique decidiera si ella merecía ese honor. Esta pintura se encuentra hoy día en el Museo del Louvre, París. Desafortunadamente, Holbein prefirió halagar a la modelo, pero Enrique se sintió engañado cuando vio a Ana en persona. Para entonces ya era muy tarde y no podía retractarse porque esto supondría enfadar a un aliado protestante valioso; así que en enero de 1540, el rey se casó con la que llamó su «yegua de Flandes». Afortunadamente, parece que Enrique culpó al canciller Thomas Cromwell (c. 1485-1540) por este asunto lamentable. En todo caso, el rey era voluble y se divorció de Ana seis meses después; rápidamente pasó a su esposa número cinco, Catalina Howard (c. 1523-1542). Hacia 1540, Holbein hizo un retrato en acuarela de Catalina; este también forma parte de la Royal Collection.
Otra obra importante fue un conjunto de la dinastía Tudor para la Cámara Privy (privada) en Whitehall. Estaban incluidos Enrique VIII; su padre que fue el fundador de la dinastía Tudor, Enrique VII (que reinó entre 1485 y 1509); la princesa Elizabeth, futura Elizabeth I de Inglaterra (que reinó entre 1558 y 1603); y Juana Seymour. Es una pena que en 1698 esta pintura haya sido destruida en un incendio.
En lo que respecta a los que no pertenecen a la realeza, en 1530 Holbein pintó a sir Tomás Moro en su cargo como Lord canciller. Esta pintura muestra al canciller vestido con pieles y lleva su cadena de función con la rosa de los Tudor. Holbein también pintó a su sucesor, Thomas Cromwell; ambas pinturas están hoy día en el Frick Collection, Nueva York. Otro oficial a quien Holbein retrató vestido suntuosamente es Thomas Howard (1473-1574), tercer duque de Norfolk, quien sirvió como lord gran senescal, entre muchos otros cargos de estado en su larga carrera. Esta obra se encuentra hoy día en el castillo de Windsor, Inglaterra. Por otra parte, el retrato de la duquesa de Milán hecho en 1537, se encuentra hoy día en la National Gallery, Londres. La pintura de Thomas Howard contrasta por completo con los retratos de cuerpo entero que Holbein hace; el sujeto está vestido con sobriedad, lleva un traje y un abrigo negros, sin ningún adorno.
Holbein no solo se asoció con aquellos que se habían ganado el favor en la corte, sino que también pintó a aquellos que habían caído en desgracia. Uno de esos sujetos de mala reputación fue sir Thomas Wyatt el Joven (murió en 1554), quien dirigió con oprobio un levantamiento infructuoso contra María I de Inglaterra (que reinó entre 1553-1558), la llamada rebelión de Thomas Wyatt. Esta pintura muestra a Wyatt de perfil y parece extraño que esté mirando al cielo; se encuentra en la Weiss Gallery en Londres. El artista tampoco pasó por alto los clientes más humildes, por lo que pintó a varios comerciantes alemanes que estaban establecidos en Londres.
Influencia artística
En el centro de la pintura creada en 1533, conocida como Los embajadores, se muestra a dos diplomáticos que están de pie (los franceses Jean de Dinteville y Georges de Selve); hay lo que es, en efecto, una naturaleza muerta con un mueble de madera sobre el cual hay un laúd, un globo terráqueo y libros, entre otros. La obra se encuentra hoy día en la National Gallery de Londres. Es interesante notar que en esta pintura Holbein experimenta con anamorfosis, es decir, el uso de la distorsión para que el sujeto sólo pueda ser visto correctamente a partir de un ángulo específico. En Los embajadores, la distorsión es evidente en el cráneo que domina el primer plano.
Holbein introdujo ideas nuevas en pintura en Inglaterra y se aseguró de que las técnicas vanguardistas de los pintores al óleo holandeses fueran populares entre los artistas ingleses. Otro legado de la estadía de Holbein en Inglaterra fue la creación de algunos retratos en miniatura, cuyos materiales él mismo ayudó a popularizar y que otros artistas tomaron con gran entusiasmo, en particular Nicholas Hilliard (c. 1547-1619).
En 1543, Hans Holbein el Joven murió en Londres en un enésimo brote de la «muerte negra», la pandemia de peste bubónica. Quizás el mayor legado que nos ha dejado es el registro pictórico de los Tudor y la visión inestimable del «orgullo y pompa» de una de las dinastías inglesas con más carácter. Holbein perteneció a la generación posterior a los artistas alemanes más florecientes que vieron a maestros como Alberto Durero (1471-1528), quienes dominaron el mundo del arte europeo. En su época los maestros eran pocos y quizás algo menos brillantes, pero Hans Holbein el Joven fue, sin duda, el mejor de entre ellos al igual que un pintor de su tiempo verdaderamente internacional.