Arquelao de Atenas (siglo V a.C.) fue un filósofo presocrático de la antigua Grecia que postulaba que la primera causa de todo lo existente se justifica por la existencia y contraposición de dos elementos: el frío y el calor, que, según él, provoca la separación de la esencia —como elemento constituyente de todo el universo— para producir la pluralidad de seres vivos. Es considerado como el último filósofo presocrático, ya que fue el maestro de Sócrates.
El término moderno de «filósofos presocráticos» hace referencia al conjunto de pensadores griegos que vivieron y desarrollaron sus obras antes de Sócrates de Atenas (470/469 - 399 a.C.). Esta época comienza con Tales de Mileto (c. 585 a.C.) y culminaría con Arquelao. No está claro si Arquelao fue en realidad el maestro de Sócrates, ya que, nunca se lo identifica como tal en las obras de Platón (428/427 - 348/347 a.C.) ni tampoco en las obras del historiador Jenofonte (430 - c. 354 a.C.), quienes fueron las dos fuentes principales sobre Sócrates. Tampoco encontramos mención ninguna por parte de Aristóteles (384 - 322 a.C.) en uno de los resúmenes que dedicó a los presocráticos y sus contribuciones.
De todo lo que escribió Arquelao no se conserva nada, únicamente se le atribuye, con cierta incertidumbre, un fragmento. Lo que se sabe de él proviene de escritores posteriores como Sexto Empírico (160-210 d.C.), Diógenes Laercio (180-240 d.C.), Hipólito de Roma (170-235 d.C.), Plutarco (Siglo III-IV) y Simplicio de Cilicia. De hecho, Diógenes y Sexto Empírico afirmaron que Arquelao no fue, únicamente, un «filósofo naturalista» que investigaba la causa de los fenómenos observables, ni, tampoco se dedicó en exclusiva a enseñar ética. Laercio, de hecho, postula que Sócrates no inventó su sistema ético sino que lo tomó de Arquelao, aunque esto ha sido muy cuestionado, como también lo es gran parte del trabajo de Laercio, ya que nunca cita sus fuentes y, a menudo, da los rumores por ciertos.
Una de las cosas ciertas que se conocen de la vida y filosofía de Arquelao es que fue alumno de Anaxágoras (500-428 a.C.), este último desarrolló el concepto de que existía un todo que se separaba en muchos otros, pero rechazó la idea de su maestro que aseguraba que existía una «mente universal» que mantenía e iniciaba el movimiento de todas las cosas, aunque quizás este autor haya incluido esta misma idea en su sistema de pensamiento pero de una forma modificada. También es muy posible que haya desarrollado un sistema ético, pero como se señaló anteriormente, esto no está confirmado. Aunque es considerado el último presocrático, a menudo no figura en obras o trabajos de este tema porque es un filósofo muy poco conocido y los detalles que se conocen de él provienen de fuentes muy posteriores, y a veces resultan poco fiables.
Los presocráticos y la primera causa
Aristóteles definió a los filósofos presocráticos según la escuela del pensamiento a la que pertenecían. Los primeros que encontramos en esta clasificación son los influenciados por la Escuela Jónica, compuesta por pensadores que vivieron y escribieron sus obras en Jonia (la actual Turquía). Algunos de los filósofos jónicos más relevantes fueron:
- Tales de Mileto (c. 585 a.C.)
- Anaximandro (c. 610 - c. 546 a.C.)
- Anaxímenes (c. 546 a.C.)
- Heráclito de Éfeso (c. 500 a.C.)
- Anaxágoras (c. 500 - c. 428 a.C.)
- Arquelao (c. siglo V a.C.)
Pitágoras, aunque no fue incluido en la lista que presentó Aristóteles, fue también un filósofo jónico de una isla cercana denominada Samos. Estos pensadores fueron considerados distintivos de la Escuela Eleática (con centro en Elea, sur de Italia), cuyos miembros más destacados fueron:
- Parménides (c. 485 a.C.)
- Zenón de Elea (c. 465 a.C.)
- Meliso de Samos (c. siglo V a.C.)
Jenófanes de Colofón (c. 570 - c. 478 a.C.) también es considerado miembro de la Escuela Eleática y, según apuntan algunas fuentes, fue el maestro de Parménides y fundador de esta escuela. Empédocles (c. 484 - c.424 a.C.), a quien se le atribuye la síntesis de los sistemas presocráticos desde Tales hasta Zenón, es considerado por su gran importancia como una clase propia.
fue definir la primera causa de la existencia.
El enfoque principal de la Escuela Jónica fue definir la primera causa de la existencia. Tales afirmó que el agua era la fuente de toda vida y una parte esencial de la totalidad de la creación. Por otro lado, Anaximandro concibió una fuerza eterna, inmutable y siempre creativa a la que llamó ápeiron, que trajo todo a la existencia y lo mantuvo. Anaxímenes entendió como la causa primera a cualquier fenómeno observable y sostuvo que el aire, a través de la rarefacción y la condensación, era el principio básico de todas las cosas. Heráclito rechazó todos estos conceptos y afirmó que el fuego era la primera causa y la lucha la única constante en la vida. A través de la lucha de los opuestos, la vida llega a existir y perdura en el tiempo, ya que este «esfuerzo» trajo los cambios, y el cambio era la naturaleza misma de la existencia, no un aspecto de ella, sino la existencia misma.
Pitágoras se opuso a todo lo anterior y afirmó que la primera causa era el número. Este no era simplemente una expresión de una cantidad dada, sino una representación de la verdad y la realidad real en el sentido de que era ilimitado pero proporcionaba límites observables para diferenciar uno de muchos, apuntando así al progreso racional desde el cual se manifiesta lo que se manifiesta. Jenófanes se burló de Pitágoras y sostuvo que todo procedía de un solo dios todopoderoso, que se diferenciaba de los humanos en todos los sentidos posibles y este había creado el mundo y establecido su orden.
Todas estas afirmaciones fueron refutadas por Parménides (aunque él había sido el más próximo a la visión de Jenófanes), quien afirmó que toda la realidad era de una sustancia única e indestructible, la cual se dice que no fue creada y es inmóvil. También se alega que es algo que siempre ha existido y siempre existirá, y todas las cosas que están compuestas por esta sustancia, serán igualmente inmóviles y, por ello, el cambio era una ilusión producida por la percepción de los sentidos. Sus afirmaciones fueron apoyadas por Zenón de Elea a través de una serie de paradojas lógicas que demostraban la imposibilidad del movimiento y el cambio, y estas concepciones fueron ampliadas por Meliso de Samos.
El progreso filosófico de la Escuela Jónica fue detenido abruptamente por las afirmaciones de Parménides porque todos sus sistemas se basaban en la aceptación de la realidad del cambio como parte de la existencia. Si no existiera el cambio, ninguno de sus sistemas postulados funcionaría, pero en un nivel práctico, uno no podría explicar los fenómenos observables como podría ser el ejemplo de ver a una persona caminando de Atenas (o cualquier otro punto) a Eleusis, puesto que el movimiento se entendería como un fenómeno ilusorio.
Empédocles intentó armonizar las escuelas jónicas y eleática a través de su sistema que afirmaba que la existencia estaba definida por cuatro causas fundamentales e inmutables: tierra, aire, fuego y agua, que estaban unidas por la atracción del amor y separadas por la oposición de la lucha. De este modo, pudo unir el modelo eleático de una realidad inmutable con la visión jónica del cambio constante.
El sistema de Anaxágoras
Se cree que Anaxágoras respondió a Empédocles (aunque algunos afirmaran que fuese al revés) a través de su sistema que sostenía que la existencia era una única, ya que estaba compuesto de «semillas» eternas e indestructibles que alguna vez habían sido parte de un todo unificado que era separados por Mente: una inteligencia universal que trajo muchos fenómenos observables de uno (masa indiferenciada). Su enseñanza fundamental fue que «En todo, hay una porción del todo» (DK59B.11/Robinson, 177). Estas semillas también entendidas como «cosas», que eran inmutables, se unieron en formas definidas por la cantidad de un tipo de «cosas» que era dominante. Un perro, por ejemplo, se reconocía como tal porque tenía más «cosas de perro» que «cosas de gato», y si había más «cosas de gato» en la forma, se entendía que era un gato.
Hubo un tiempo en el que estas «cosas» habían formado parte todas de una sola masa hasta que la Mente introdujo la diferenciación. La Mente permaneció separada de la existencia que había creado y no sé mezcló con ella, sino que se mantuvo distante una vez que había logrado su objetivo. Anaxágoras escribe:
Otras cosas tienen una parte de todo, pero la mente es infinita y se gobierna a sí misma y no está mezclada con nada, sino que está sola por sí misma. Porque si no fuera por sí mismo, sino que estuviera mezclado con alguna otra cosa, por el hecho de estar mezclado con esto, tendría una parte de todas las cosas; porque en todo hay una parte de todo, como antes he dicho. Y las cosas que estaban mezcladas en él se lo impedían, de modo que nada podía controlar como lo hace ahora, estando solo por sí mismo. Porque es la mejor de todas las cosas y el mayor poder; y sobre todo lo que tiene alma, grande o pequeño, gobierna la mente. Robinson (181, 59B.12)
El problema con esta visión es que Anaxágoras nunca define la Mente, ni dice cómo gobierna cuando parece permanecer «sin mezclar» y «apartado» de la creación. Sería posible sugerir que desarrolló el concepto de manera más completa, pero que estos pasajes se han perdido, si no fuera por las objeciones que arrojaron Platón y Aristóteles sobre este tema. En el Fedón de Platón (97-98e), Sócrates expresa su desilusión porque Anaxágoras hubiese introducido este integrante concepto de una Mente universal pero lo haya dejado sin desarrollar.
La filosofía de Arquelao
Arquelao intentó resolver este problema eliminando la concepción de Mente del sistema de pensamiento. Diógenes proporciona la siguiente descripción del modelo de existencia de Arquelao:
Arquelao estableció que había dos causas de crecimiento o devenir, calor y frío; a partir de las cuáles los seres vivos fueron creados; y que lo que es justo y lo que no lo es no depende de su naturaleza sino de la convicción. Su teoría se fundamenta en esto. El agua se derrite por el calor y, por un lado, produce tierra en la medida en que por la acción del fuego se hunde y se cohesiona, mientras que, por otro lado, genera aire en la medida en que se desborda por todos lados. Por tanto, la tierra está confinada por el aire, y el aire, a su vez, por el fuego circundante. Los seres vivos, sostiene, se generan de la tierra cuando esta se calienta y arroja una mucosidad de la misma consistencia de la leche, que sirve como alimento, y de la misma manera, la tierra produjo al hombre. Fue el primero que explicó el sonido como la conmoción del aire, y la formación del mar en lugares huecos debido a la filtración de la tierra. Declaró que el sol es el más grande de los cuerpos celestes y que el universo es ilimitado. Diógenes (IV, 16-17)
Este fragmento fue apoyado, en parte, por Hipólito:
Sobre el tema de los animales dice [Arquelao] que cuando la tierra se calentó por primera vez en su parte inferior, donde se mezclaban el frío y el calor, aparecieron otros muchos animales además de seres humanos, todos con el mismo régimen, dado que todos se alimentaban de barro. Estos últimos duraron muy poco. Más tarde, se pudieron reproducir unos de otros. Hipólito (I, 9.5)
Se cree que la oposición del calor-frío hizo que la materia unificada esencial se afinara y luego se espesara, produciendo un lodo «lechoso» que, cuando se endureció con el frío, creó formas sobre las que actuó el calor y produjo animales y humanos que se alimentaban de la misma sustancia «lechosa» de la que procedían. Parecería, por el fragmento de Hipólito, que el primero de ellos que fue creado murió rápidamente, pero a medida que el proceso continuaba, las criaturas podían sostenerse por sí mismas el tiempo suficiente para reproducirse, y después de esto, el proceso de reproducción continuaba.
Aunque algunos eruditos han sugerido que Arquelao retuvo el concepto de Mente universal de Anaxágoras, no existe ningún fragmento suyo que respalde esta idea, ni tampoco aparece sugerido por ningún escritor posterior. El único fragmento existente que se cree que es original de Arquelao es «El frío es un vínculo» (Freeman, 86, 1º fragmento). Esto sería una referencia a la acción refrescante de los apuestos y el endurecimiento de la sustancia «lechosa» que crea la forma de animales y humanos.
Entonces, la filosofía de Arquelao, parece ser completamente mecanicista en el sentido de que los elementos en oposición general vida sin poder superior que la dirija y sin faceta moral o ética alguna, pero esto se contradice con otros pasajes de escritores posteriores que sostienen que sí enseñó un sistema ético. Laercio señala:
Arquelao, hijo de Apolodoro, o como dicen algunos de Midón, era ciudadano de Atenas o de Mileo; fue alumno de Anaxágoras, quien fue el primero en llevar la filosofía natural de Jonia a Atenas. Arquelao fue el maestro de Sócrates. Se le llamó «el físico», ya que con él llegó a su fin la filosofía natural, tan pronto como Sócrates hubo introducido la ética. Objeciones que hacen creer que el mismo Arquelao trató también la ética, pues discutió las leyes, la bondad, y la justicia; Sócrates adoptó el discurso de Arquelao y, habiéndolo mejorado al máximo, fue considerado su inventor. Laercio, (IV. 16)
Sexto Empírico afirma que «Arquelao de Atenas persiguió los aspectos físicos y éticos» de la filosofía (T4/Empiricus, M7.14) e Hipólito señala cómo Arquelao afirma que fue solo después de que las criaturas humanas se separaran de las animales cuando hubo que establecer leyes reguladoras del comportamiento, hubo que escoger líderes y, posteriormente, se formaron comunidades (ciudades), lo que condujo a la necesidad de un código ético para controlar los impulsos de las personas. El fragmento de Hipólito respalda la afirmación de Laercio que apunta que Arquelao enseñó que «lo que es justo y lo que es bajo no depende de la naturaleza sino de la convención» (IV, 16) en el sentido de que las leyes fueron creadas por humanos, no derivadas del mundo natural o de una fuente divina.
Se desconoce en qué consistía la ética de Arquelao y, aunque hay otros escritores que están de acuerdo con Laercio en que Laercio fue el maestro de Sócrates, Laercio es la única fuente que afirma que Sócrates «tomó el tema» de la ética de él y lo mejoró. Esto parece poco probable si Arquelao afirmó que los conceptos de «justicia» e «injusticia» («lo que es justo y lo que no») eran meras construcciones humanas, como Sócrates refuta esta afirmación en el Libro I de la República de Platón. El concepto de «justicia» como construcción humana se asocia con sofistas como Trasímaco (c. 459- c. 400 a.C.), Critias (c. 460-403 a.C.) y Gorgias (c. 427 a.C.), no con Sócrates.
Las afirmaciones de que Arquelao fue el genio filosófico que estuvo detrás del sistema ético de Sócrates carecen de apoyo de autores de renombre como Platón, Jenofonte o Aristóteles. No hay forma de saber, sin embargo, lo que omitieron de sus narraciones o, en realidad, si fue Sócrates o Platón quien desarrolló el sistema ético ya que Sócrates nunca escribió nada y la representación más completa del sistema que se le atribuye procede de Platón.
Conclusión
Los sistemas y afirmaciones de varios presocráticos parecen aparecer en la filosofía de Arquelao, en particular el ápeiron de Anaximandro y el aire de Anaxímenes, aunque la influencia más directa proviene de Anaxágoras. Sin embargo, es imposible saber cómo desarrolló Arquelao estas ideas o cómo era su sistema completamente desarrollado. La dificultad para interpretar cualquiera de las afirmaciones de los filósofos presocráticos es la falta de obras completas o, como en el caso de Pitágoras, ninguna obra que se le atribuya, por lo que es necesario confiar en fragmentos citados después de Filolao. Este problema es evidente al intentar reconstruir la filosofía de Arquelao más que la de sus predecesores porque incluso Anaximandro, a quien también se afirma que se le atribuye un solo fragmento, fue discutido con mayor profundidad por filósofos posteriores.
Los términos más precisos que se pueden usar para abordar la filosofía de Arquelao son especulativos porque, aunque Hipólito, Laercio u otros abordaron el tema, estaban muy alejados de su tiempo y repetían afirmaciones de fuentes que ya no existen y, por lo tanto, es imposible juzgarlos con precisión. Parecería que, si Arquelao realmente sugirió un sistema ético a Sócrates, para citar solo un ejemplo, los escritores más cercanos a esa época habrían hecho más al respecto, incluso si se reconoce que Platón, al menos, no se habría sentido inclinado a sugerir una cosa que podría haber restado valor a la visión única de Sócrates.
Al mismo tiempo, es posible que Arquelao sugiriera algún tipo de sistema a Sócrates o que sus obras desarrollaran las afirmaciones de Anaxágoras de manera más completa. Siempre se puede especular sobre las posibilidades de las influencias históricas cuando hay pocas fuentes, o ninguna, para apoyar o contradecir las propias afirmaciones. La evaluación más precisa de la influencia de Arquelao en Sócrates y la filosofía posterior es simplemente que no se puede establecer a través de fuentes existentes, y cualquier afirmación sobre él debe seguir siendo en gran parte especulativa a pesar de los esfuerzos de los estudiosos modernos para demostrar lo contrario.
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Traducido por Mercedes González García (Filosofía en la Red): Estudiante de la carrera de Filosofía y de Educación Primaria por la Universidad de León de Castilla y León, España. Apasionada de la Filosofía y de la búsqueda de respuestas de las grandes incógnitas que han planteado la raza humana por el simple hecho de existir.